Al fin llegaron los goles de Mbappé en el Bernabéu. Dos tantos que espantan los males de un equipo al que le cuesta encontrar la finura para convertir cada partido en una fiesta como la del Barça ante el Valladolid. El francés aprovechó un taconazo perfecto de Valverde para estrenarse en Liga y conducir al triunfo a un Real Madrid para el que las segundas partes son buenas. Certificó el doblete de penalti después de un buen gesto de Vinicius, quien le cedió el lanzamiento tras una pena máxima que él mismo forzó. Solidaridad para aliviar las sospechas entre las estrellas madridistas en un triunfo tardío pero celebrado por los locales. Cuando la necesidad aprieta, tres puntos son virtud.
Los rivales le pierden el respeto inicial al Real Madrid
El Real Madrid ha perdido algo fundamental: el respeto. Todos los equipos que se ha encontrado en su camino en lo que va de Liga se han atrevido a desafiarle de inicio. Lo hizo el Betis, quien tuvo enfrente a Ceballos, el exverdiblanco que no consiguió traer de vuelta a casa. La gran novedad del once de Ancelotti, pero quien al igual que todos los titulares circunstanciales desperdició la oportunidad.
No tardó Ruibal ni dos minutos en generar peligro para los visitantes con una presión efectiva sobre Courtois. Es la que viene reclamando Ancelotti a los suyos para combatir el tan mencionado “problema” del que habla siempre. Un cabezazo de Abde recordó que el vigente campeón de Liga ha de tener excelencia en la retaguardia para sostener las peripecias de un ataque donde Mbappé fue la figura más activa.
Todavía hay algo de impostado en la relación con Vinicius, a pesar del penalti cedido. La dupla que quiere ser mortal con solo mirarse necesitó un contraataque al borde del descanso para exhibir lo que se le pide. Había demasiada ansiedad, como demostraron los disparos complicados y los errores no forzados. Nada que ver con el ritmo basculado que montaba el curso pasado Kroos.
La fórmula más efectiva que encontraba el Real Madrid hasta el momento era a través del contraataque. Tan válida como cualquier otra, pero que en casa, contra enemigos resguardados, surge de la presión o del error ajeno. Por lo tanto, una vía que depende del resto, algo que Carletto no quiere sostener en el tiempo. Por eso lamentó la gran parada a Militao en la ocasión más clara del primer acto.
La contrariedad seguía ahí: los blancos eran tan amenazantes como inoportunos en el remate y la solución de los suplentes asomaba de nuevo. Hay mil caminos hacia la victoria, pero mientras rivales como el Barcelona ha optado por los directos en el inicio de curso, el Real Madrid circula por secundarias.
Doblete de Mbappé y buen gesto de Vinicius
Daba igual, valía ganar por agotamiento. Los descansos le sientan bien a este equipo. Es cuando toma conciencia de su superioridad, como se plasmó en una galopada de Valverde hasta el fin del mundo que terminó en un disparo de Vinicius al palo. El Betis jugó con la muerte súbita tras una mano por la que el Real Madrid reclamó penalt. Hizo lo mismo Mbappé tras una disputa con Sabaly.
A partir de ahí, Alberola Rojas se convirtió en el protagonista del partido. “Corrupción en la Federación” resultó el cántico de cabecera tras una amarilla que Vinicius por protestar tras un agarrón. El barro se instaló en un Bernabéu donde los verdiblancos, con la mínima intención ponían en apuros a un conjunto ansioso e insolidario atrás. Hasta que apareció Mbappé para iluminar la noche madrileña.
El ‘Mesías’ emergió de entre las tinieblas para aprovechar un taconazo perfecto de Valverde. Entró el francés por la izquierda y definió de primeras al palo corto para provocar el éxtasis local. El doblete no tardó en llegar gracias al mejor minuto de Vinicius, quien forzó un penalti revisado por el VAR. Le cedió el disparo al galo pare reforzar su estatus, algo que consiguió por sí mismo con el cambio que provocó la ovación. Un movimiento estratégico de Carletto que calmó las aguas del templo blanco, quien con el 2-0 por fin se permitió el lujo de disfrutar de un elenco que necesita trabajar cada victoria.