Apenas queda una semana para que dé comienzo LaLiga y el Levante lo sabe. La prueba contra el Zaragoza, de hecho, no fue un mero ensayo debido al poso de un rival que, otra vez, será un candidato para ascender a Primera División. La victoria, además de mantener la imbatibilidad de los de Julián Calero en pretemporada, confirma que el equipo tiene, más que asentados, unos conceptos defensivos que imprimen solidez como bloque y que sirven para cerrar la portería.
No obstante, los pupilos de Víctor Fernández, durante la primera parte, fueron los que llevaron la manija del partido. Sobre todo, en las botas de Mario Soberón, quien se acercó, en repetidas ocasiones, a la portería de Alfonso Pastor. La más clara, un lanzamiento desde la frontal del área que estrelló en el larguero. Iván Azón, además, coqueteó también con el gol, pero su remate de cabeza se marchó por encima de la meta.
Al Levante le costó despertar sobre el césped de El Pinilla, aunque tuvo también, en menor medida que su rival, oportunidades para perforar la portería. Espí, en boca de gol, colocó el exterior de su pierna izquierda un balón que recibió Carlos Álvarez prácticamente en línea de fondo, pero su remate no acabó en el fondo de la red. Una triangulación, trazada por el ‘24’, el ‘38’ y un Rober Ibáñez que finalizó la acción topándose con la zaga zaragocista.
Sin embargo, la más clara de los 45 minutos iniciales, fue un disparo, de falta directa, de Dela. Su lanzamiento rozó el palo derecho de Joan Femenías, pero el ‘4’ confirmó que tiene un guante en su bota derecha, cerrando su acción una primera parte en la que a los granotas les costó detener a un Zaragoza que, pese a no materializar sus acercamientos, generó más peligro.
Julián Calero repartió minutos y dio oportunidades a los disponibles. Todos dieron destellos de sus cualidades, pero, entre tanto, Carlos Álvarez y Víctor Fernández demostraron tener química sobre el campo. Talentosos por naturaleza, al igual que descarados por juventud, se buscaron y crearon un acercamiento en el que solo la defensa rival impidió un gran tanto del ‘30’.
Sin embargo, aquella ocasión, generada en los primeros minutos, fue la antesala de un tramo de partido en el que, pese a que el Levante dio un paso al frente, la igualdad reinó sobre el césped de El Pinilla. No obstante, en los compases finales, ambos se estiraron en busca de la diana que le diese la victoria. Iván Romero, recortando a un zaguero después de recibir un centro lateral de Andrés García, cruzó un esférico que rozó la cruceta por poco.
No en vano, cuando los dos equipos estaban dispuestos a firmar tablas en el marcador, apareció Sergio Lozano, un día después de incorporarse a los entrenamientos colectivos, para controlar un balón en las proximidades del área y ejecutar una volea que, petrificando a Femenías, acabó en el fondo de las mallas. Un regreso soñado, que suma una nueva pieza para Julián Calero y que confirma que el Levante no deja de crecer en todos los sentidos. Ya son seis partidos de pretemporada sin conocer la derrota.