En lo que llevamos de año el ejecutivo de la Comunidad de Madrid ha otorgado cuatro títulos de Bien de Interés Cultural, dos de ellos como Patrimonio Inmaterial –la cetrería y el flamenco–, y ha iniciado los trámites para un quinto. Esta declaración supone una intervención por parte de la administración pública para su protección, lo que garantiza su conservación facilitando, en muchos casos, el acceso a locales y turistas a estos yacimientos o edificios que resultan de interés general. Esto es lo que hay que saber de las últimas incorporaciones.
El Rebollar, El Boalo
Ubicado a 1,5 kilómetros al sureste del municipio El Boalo, enmarcado por el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama en un entorno natural que ofrece una espectacular panorámica de La Pedriza y las cumbres Serranas, está el yacimiento arqueológico de El Rebollar, declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica.
Hasta el momento, tres han sido los edificios descubiertos en este yacimiento, cuya ocupación abarca 1.000 años de historia entre los siglos VII y XVII d.C. En primer lugar, hay un edificio que se corresponde con una iglesia visigoda con cabecera en alto con altar central y una nave única con un espacio delantero reservado al clero. El segundo edificio, ubicado al sur y no totalmente excavado, podría ser una ermita del siglo XVII muy arrasada y con suelos de argamasa de cal y, por último, está otro definido en planta y con una orientación diferente a los anteriores. Además, se han descubierto más de 30 sepulturas, todas ellas de tipología visigoda en cista o sarcófago y un conjunto de 14 sepulturas en fosa de niños muy pequeños. Los objetos que acompañan a los individuos enterrados son más bien escasos y son principalmente recipientes cerámicos u objetos de adorno personal. Las tumbas mantiene un excelente estado de conservación.
Esta necrópolis está aportando datos de gran interés para el estudio poblacional de la antigüedad tardía en la zona.
Estación de Comunicaciones por Satélite, Buitrago de Lozoya
Declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Científico, la Estación de Comunicaciones por Satélite, ubicada en el municipio de Buitrago de Lozoya, jugó un importante papel en las misiones Apolo de la NASA. El edificio fue puesto en servicio a finales de 1967 tras firmar un contrato con la NASA, promovido por la necesidad de la agencia espacial estadounidense de mantener el contacto con las naves en órbita, convirtiéndolo en una de las cinco estaciones de comunicaciones por satélite existentes en Europa.
El edificio es obra de los arquitectos Cano Lasso y Juan Antonio Ridruejo para la compañía Telefónica Nacional de España y se convirtió en una obra clave en la arquitectura española de la época ya que destaca por ser uno de los centros no residenciales que se insertan en un paisaje agreste. El edificio se mantuvo operativo como centro de satélites hasta el año 2003, quedando como repetidor de los cables de fibra óptica y como centro de reuniones de la empresa. En la actualidad es un lugar de encuentro entre los trabajadores y directivos de Telefónica.
Fábrica de Clesa
La Comunidad de Madrid inició el pasado mes de marzo los trámites para declarar Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento, la antigua fábrica de Clesa (Centrales Lecheras de España S.A.), que cesó su actividad en 2011. Esta protección incluye el entorno del inmueble que abarca la parcela del edificio y la colindante que forma parte del complejo para evitar que se pierda la percepción y comprensión cultural.
Ubicado en un terreno de más de 10.000 metros cuadrados en el distrito de Fuencarral-El Pardo, este edificio obra del arquitecto Alejandro de la Sota en colaboración con el ingeniero Manuel Ramos ha sido reconocido internacionalmente por su innovación y aportaciones técnicas a la arquitectura industrial. Desde su apertura en 1962 se convirtió en uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial española del siglo XX y de las primeras edificaciones realizadas con hormigón prensado. La utilización de este material fue toda una novedad técnica, ya que permitía mayor flexibilidad en el uso y la optimización de los espacios, facilitando el desplazamiento de la maquinaria y la disposición de las cadenas de producción en la fábrica.