Una correcta higiene del hogar es imprescindible para prevenir enfermedades muy contagiosas como el coronavirus, la bronquiolitis o el norovirus. Pero cuidado, porque un exceso de celo a la hora de limpiar la casa también podría provocarnos algunos disgustos.
¿Cómo es posible? Pues porque una mezcla desafortunada de productos o un exceso de cantidad a la hora de limpiar pueden provocar intoxicaciones que nos hagan terminar en un servicio de urgencias. O en el peor de los casos, en fallecimiento. De hecho, este fin de semana conocíamos la muerte de una mujer de 47 años en Gijón tras inhalar los gases de un desatascador de tubería mientras limpiaba la cocina de su casa, lo que le provocó una insuficiencia respiratoria.
La mujer fue encontrada, según publican medios locales, en el rellano de su piso. Los servicios de emergencia lograron reanimarla y estabilizarla, pero falleció poco después.
Familias de desinfectantes para la limpieza doméstica
Lo primero que hay que saber es que disponemos de varias familias de productos indicadas para la limpieza doméstica. Son;
- Los alcoholes
- Las lejías
- Los amoniacos.
El Ministerio de Sanidad tiene publicada una larga lista de productos indicados para eliminar los virus de hogares, oficinas, colegios…
Integran la lista, que tiene actualización constante, marcas comerciales conocidas, seguras y homologadas para dejar las superficies libres de cualquier virus.
Pero ¡atención! Es importante leer las indicaciones del fabricante de cada producto antes de usarlo, porque no todos se utilizan de la misma manera.
Incluso varía la temperatura a la que deben ser usados.
No siempre es mejor el agua caliente para limpiar
Siempre nos han dicho que el agua caliente desinfecta más y limpia mejor, pero hay productos como la lejía que deben usarse con agua fría.
De hecho, todos los productos que contengan cloro, como es este caso, tienen una parte de ese elemento que se libera poco a poco, y esta liberación aumenta considerablemente cuando se diluye en agua caliente. Y si no queda cloro, no hay desinfección.
- Por eso, aunque sea algo engorroso es importante conocer las características del producto y los tiempos de acción que tiene.
Algunos requieren varios minutos para actuar, otros hay que impregnarlos y dejarlos actuar, mientras que otros con una sola pasada son efectivos.
- Otro aspecto a tener en cuenta es que para realizar correctamente la limpieza debemos empezar por lo más limpio y terminar con las zonas más sucias.
¿Por qué? Porque si empezamos por lo más sucio vamos a ir arrastrando esa suciedad a las zonas más limpias, aunque cambiemos el agua y las bayetas que utilizamos en la tarea.
¡Y lo más importante, y que mucha gente no sabe!
- Antes de aplicar los productos desinfectantes hay que limpiar primero con agua y jabón para eliminar la suciedad.
¿Cuánta cantidad de producto debo utilizar?
En el caso de la lejía lo recomendado es entre 20 y 30 mililitros por litro de agua, ya que la que solemos encontrar en los supermercados está bastante concentrada.
Por eso, y aunque resulte un poco pesado, dedicar unos minutos a calcular la cantidad necesaria de este producto sin que suponga un riesgo para la salud nos ahorrará muchos disgustos.
- También hay que sabes que hay que usarla en el momento en el que se diluye en agua, porque si tardamos pierde toda su eficacia.
En el caso de otros productos como el amoniaco, puede ser aplicado directamente, sin necesidad de diluirlo en agua.
Hay productos que no deben mezclarse nunca
Es una cuestión muy, pero que muy importante, la de no mezclar productos. En especial aquellos que contienen cloro (lejía) o vinagre. No debemos mezclarlos nunca. Si optamos por el uso de un producto, usaremos ése en exclusiva, sin mezclarlo con otro, aunque sea apto para luchar contra un virus y esté homologado.
- Y si queremos un plus de limpieza y utilizar varios productos, no debemos usarlos NUNCA a la vez.
Primero aplicaremos uno, dejaremos que actúe y se seque antes de aplicar uno nuevo, aunque la calidad y efectividad de productos como la lejía no requieren ningún producto de limpieza adicional.
¿Me puedo intoxicar limpiando?
Hay que tener en cuenta que todos los productos de limpieza de los que disponemos tienen un poco de toxicidad. Así que es importante usarlos con precaución, retirarlos del alcance de los niños e incluso manipularlos con guantes para evitar lesiones.
Los productos de limpieza son corrosivos y pueden:
- Lesionar la piel
- Las mucosas (ojos, nariz y boca)
- Las vías respiratorias.
Las lesiones sobre la piel suelen ser leves y en caso de que se produzcan al entrar en contacto con los productos de limpieza, lo mejor es limpiar la zona con agua abundante.
Si la lesión continuara doliendo o se pusiera peor habría que acudir a un centro médico para que la revisaran.
En el caso de una salpicadura en los ojos, procederemos igual que con la piel, aclarando con abundante agua, y si continuamos con cualquier síntoma de escozor, dolor o visión borrosa debemos hacer una visita al médico para que lo revise.
Es más peligroso limpiar espacios pequeños
Si limpiamos espacios pequeños, cerrados o mal ventilados, pueden irritarse la nariz o la faringe. En este caso, lo adecuado es tratar de mejorar la circulación del aire o salir a un lugar más ventilado hasta que las molestias pasen. Si persisten es necesario acudir al servicio de urgencias.
Pero la gravedad de este tipo de intoxicación es mayor cuando afecta a las vías respiratorias, a los pulmones. Tos, dolor torácico, dificultad para respirar, o alteraciones de la voz que no remiten nos deben llevar directamente a urgencias.
Así que, leer la composición de los productos de limpieza, su forma de uso, y, sobre todo, no mezclar nunca los productos, son esenciales para evitar este tipo de accidentes domésticos.
103 marcas comerciales y cómo se deben aplicar
A continuación puede ver las 103 marcas comerciales que Sanidad considera productos viricidas autorizados y registrados en España, que incluso demostraron su eficacia frente al coronavirus.
Incluimos sólo desinfectantes destinados a ser utilizados por el público general, y la manera en que deben aplicarse correctamente.