Le gusta la montaña por su padre y empezó a ascender obstáculos con apenas 12 años. Su trayectoria refleja una de esas historias de superación personal que empequeñecen a la mayoría. En el evento Climbing Madrid, que se celebrará del 10 al 16 de junio en Arroyomolinos, Madrid, tratará de revalidar su título nacional y a buen seguro que volverá a sorprender tanto a los espectadores como a sus competidores.
¿Cómo puede escalar un discapacitado visual?
Llevamos siempre un guía que nos va indicando. En escalada hay distintas modalidades y, por ejemplo, en Bloque, que es sin cuerda porque escalas a pocos metros del suelo, el guía me habla y va dando golpes con un bastón para establecer referencias acústicas.
Pero en los ascensos con vía, que al ir más alto y utilizar cuerda puede que el sonido no se escuche, el guía suele llevar un micrófono y yo un pinganillo en la oreja. Para las indicaciones sobre la posición de las manos usamos el mismo esquema de las manecillas del reloj, encima de la cabeza serían las 12 horas. Para los pies, en cambio, se suelen utilizar referencias del cuerpo, como “pon el pie derecho junto a la rodilla”, por citar un caso. También diferenciamos entre movimientos cortos, medios y largos, el tipo de agarre, si es lateral, si es un romo, una regleta…
¿Por qué empezaste a escalar?
A mi padre siempre le ha gustado mucho escalar y la montaña en general. Pero cuando me detectaron el problema visual, se quedó un poco en shock, porque pensaba que nunca iba a poder compartirlo ya con él. De ahí conoció al grupo de montaña de la ONCE y se apuntó como guía para aprender cómo tenía que enseñarme. Y quedó impresionado. Después me metí yo también, y nos apuntamos los dos al club Bucaneros Solidarios, que hace senderismo con personas ciegas. A continuación, di el salto a la escalada.
¿Cuándo comenzaste?
Pues a los 12 años, hace ocho. Poco a poco fue metiéndome. Me apunté a un grupo de entrenamiento de chavales, los martes y jueves, y era el único con discapacidad. Pero había muy buen ambiente y pude crecer personal y deportivamente. A los 16 años empecé a competir y hasta hoy.
¿En qué campeonatos has participado?
Con 16 años me inscribí a mi primer Campeonato de España de Paraescalada, que se celebró en Pamplona, y quedé segundo. Luego vino la pandemia y, tras superarla, decidí apuntarme a las competiciones internacionales, las Copas del Mundo. Fui tercero en la primera y, el año pasado, quedé segundo en dos de las tres pruebas del Mundial y tercero en el Campeonato absoluto.
¿En qué modalidades compites?
Hay tres modalidades, que son Velocidad, Bloque y Dificultad. Pero las competiciones de Paraescalada internacionales solo son de Dificultad, de vía. Pero también me he apuntado a pruebas de la Comunidad de Madrid en disciplina de Bloque y de Velocidad. De hecho, fuimos la primera Federación que tenía a un escalador con discapacidad inscrito en estas modalidades, y competíamos contra deportistas sin discapacidad.
¿Cómo valoras el auge de la escalada en España? ¿A qué crees que se debe?
Es espectacular. Yo creo que ha tenido mucho que ver el éxito de Alberto Ginés en las Olimpiadas [ganó el oro en Tokio 2020], y luego el hecho de que los deportes se van poniendo de moda. A la gente le dio primero por el spinning y ahora, influida también por el confinamiento, conecta más con la naturaleza y les ha entrado el gusanillo de la escalada. Por eso también están creciendo los rocódromos, como consecuencia de la mayor popularidad, y estamos encantados del éxito de nuestro deporte. Faltaría un poco más de apoyo, eso sí, en la Paraescalada.
¿Qué se podría hacer para facilitar la Paraescalada en España?
Habría que hacer trabajo de concienciación, transmitir que los límites nos los ponemos nosotros y que la discapacidad no impide escalar. También se podrían introducir mejoras de accesibilidad en los rocódromos y otras instalaciones. Y sumar algo más de comprensión por parte del resto de escaladores, porque hay muchas maneras de escalar y no lo hacemos por superarnos, lo hacemos porque nos gusta. Se tiende, en ocasiones, a encasillarnos en los extremos, mírale que pobrecito o que súper héroe. Pero cada uno tiene sus características, sin más. El que es alto, por ejemplo, está fastidiado cuando hay un bloque de desplome; a cada uno le toca lo que le toca, pero todos disfrutamos de lo mismo.
¿Qué te parece Climbing Madrid, el mayor evento de escalada organizado en España?
Sí, en Arroyomolinos. Me parece genial, es la primera competición [del Campeonato de España] que se va a hacer al aire libre y supone una gran oportunidad para aumentar la visibilidad de nuestro deporte. La gente, en general, solo acude a los rocódromos y pruebas cuando tiene un familiar o amigo que entrena o compite. Pero Climbing Madrid marca un escaparate que ayudará a reforzar el conocimiento de la escalada y en especial de la Paraescalada, que tiene aun menor popularidad; la gente se sigue sorprendiendo de que podamos escalar..
Por la experiencia que tengo en las competiciones, el público suele quedarse perplejo al ver a un escalador con un miembro amputado, por ejemplo. Y al hacerlo en plaza, al aire libre, el efecto se multiplica y puede derivar en beneficios colaterales como que alguien anime a otra persona discapacitada a que escale o practique deporte porque ha visto que es posible.
¿Quieres añadir algo más, algún mensaje, demanda, recomendación?
Decidle a la gente con discapacidad que si les motiva escalar que lo prueben. Aunque sea un deporte individual, enseña muchos valores, porque se termina haciendo en equipo, y es un deporte que no nace por la competición. Y eso se nota en las concentraciones y pruebas, porque hay muy buen ambiente. Todos necesitamos ayuda, hay que animarse a probar, porque con adaptaciones cualquiera puede conseguir lo que se proponga.