Pocos jugadores atesoran el talento de James Edward Harden en la NBA, el MVP de la Liga en 2018, tres veces máximo anotador de la competición (2018, 2019 y 2020), diez veces All Star y seis veces integrante del mejor quinteto de la competición.
Y menos jugadores aún arrastran una trayectoria tan problemática como la suya.
El anuncio de su marcha de los Philadelphia 76ers y su traspaso a Los Angeles Clippers, un auténtico terremoto que sacudió este martes la Liga estadounidense cuando apenas se han disputado tres partidos de la temporada, es un episodio más de una carrera marcada por la polémica, en la que sus incumplimientos de contratos y sus peticiones de traspaso se han convertido en moneda común.
Los Clippers serán su tercer equipo en tres años y el quinto en la carrera de la ‘Barba’, una estrella infeliz, multimillonaria y veleidosa, que no acaba de encajar en ninguna parte.
Su salida es también el final de un enfrentamiento abierto con Daryl Morey, el mánager general de la franquicia de los Sixers, hasta hace poco amigo y valedor en la NBA, a quien culpabiliza de no ofrecerle esta temporada una extensión de cuatro años y 210 millones de dólares, después de prometerlo y de que él aceptara cobrar menos a su llegada a Philaldelphia para reforzar aún más la plantilla. Así, el jugador ejecutó su opción por una temporada más el pasado junio a cambio de 35,4 millones y, nada más hacerlo, solicitó el traspaso.
Guerra abierta
La guerra se desató, poco después, en un acto promocional en China. “Daryl Morey es un mentiroso y no volveré a jugar en una organización de la que él forme parte”, denunció el jugador. La queja le costó una multa de 100.000 dólares, pero Harden endureció más su posición sin dejarse ver al inicio de la pretemporada y faltando a algunos entrenamientos. Una rebelión en toda regla.
Los ejecutivos de los Sixers, al igual que ocurrió con los de los Brooklyn Nets previamente, creían que podrían mantener el pulso, hasta que han visto que era imposible que Harden diera marcha atrás y han optado por concederle la salida.
James Harden vuelve a su ciudad natal, Los Angeles, para incorporarse, como era su deseo, a los Clippers de Kawhi Leonard, Paul George y Russell Westbrook y completar así una de las mejores líneas exteriores de la Liga, obligada por fuerza luchar por el anillo. A su lado llegan PJ Tucker y Filip Petrusev como refuerzos. A cambio los Philadelphia 76ers consiguen en la operación a Marcus Morris, Robert Covington, Nicolas Batum, KJ Martin y varias rondas de ‘draft’.
Su traspaso a los Clippers se entiende como un último intento de conseguir, a sus 34 años, el anillo de campeón que no ha podido lograr en Oklahoma, Houston, Brooklyn ni en su reciente paso por Philadelphia.
Intentos fallidos
Harden abandonó a los Oklahoma City Thunder en el 2012, tras perder junto a Westbrook, Durant o Ibaka la final de la NBA ante los Miami Heat de LeBron James, Wade y Chris Bosh y rechazó la oferta de renovación (55 millones por 4 años) para recalar en Houston, donde Daryl Morey apostó por él para convertirlo en uno de los jugadores mejor pagados de la Liga.
En los Rockets adquirió ya estatus de estrella (80 millones por cinco años) para convertirse en la piedra angular de la franquicia, uno de los mejores equipos de la Liga, que alcanzó ocho años seguidos los ‘playoffs’ y dos finales de Conferencia pero que nunca logró dar el paso final, frenados por unos imparables Warriors.
Sus diferencias con Chris Paul y las dudas sobre su futuro en la franquicia (“los Rockets no son lo suficientemente buenos”, denunció) forzaron su adiós para integrar un potencial super equipo al lado de Kevin Durant y Kyrie Irving en los Brooklyn Nets. Todo se torció, sin embargo, a causa de las lesiones.
En su primera temporada en Nueva York se perdió 21 de los 24 partidos, para caer ante los Milwaukee Bucks en los ‘playoffs’. En su segunda temporada, la 2021-2022, Irving decidió no vacunarse contra el covid y eso hizo que el ‘Big three’ de los Nets acabara por jugar juntos solo 16 partidos en dos temporadas. Harden volvió a pedir un traspaso en febrero del 2022 para irse a Philadelphia y reunirse con Morey, lo que finalmente consiguió en un intercambio con Ben Simmons.
En su etapa en los Sixers, debía formar un tándem letal al lado del pívot Joel Embiid, pero la química no ha acabado de funcionar y Philadelphia ha caído estas dos últimas temporadas en las semifinales de conferencia: frente a los Heat en la 2021-22 y frente a los Celtics esta pasada temporada, con un decepcionante Harden en el sexto y séptimo partido (22 puntos entre los dos con 7 de 27 en tiro y 10 pérdidas). Eso abrió una crisis de confianza en la franquicia y ha acabado con un nueva huída hacia delante de Harden después de otro culebrón fuera de las pistas, que lo llevará de regreso a su ciudad natal para subirse a su último tren.