El Cholo era consciente que el partido de ida de los cuartos de la Champions ante el Borussia no solo era una oportunidad para encarrilar la eliminatoria, sino también para hacer, por fin, los deberes que aún tienen pendientes en este curso: la solvencia defensiva, que les ha costado cara en Copa y en LaLiga. Desde febrero frente a Las Palmas no consigue el Atlético de Madrid mantener la portería a cero. Había que cerrar el grifo de goles y de ello se encargaba Witsel, que estuvo a punto de conseguir su cometido, de no ser por el gol de Haller en el 81, que le amargó el encargo de su entrenador.
El belga es el zaguero con más partidos jugados (43) del equipo, un central reconvertido que saltó al campo dispuesto a demostrar que es bien conocedor del rival que les había tocado en cuartos, el líder del grupo de la muerte. Y para dar color y sabor a la fiesta estaba Griezmann, que escenificó un derroche juego y ocasiones, tal y como el Cholo le pedía. Un Simeone que nunca había perdido en sus ocho duelos en casa frente a clubes alemanes, con este ya son nueve.
No era una orden la de brillar en ataque, no al menos en boca de Simeone, con llegar a la vuelta en el Signal Iduna Park bastaba. Pero los pupilos del Cholo se adelantaron al posible encargo de su entrenador y el Atlético se ha convertido en el segundo equipo más goleador de esta Champions, igualando al Real Madrid (21) y solo por detrás del Manchester City (27). Lo de la portería a cero queda como deber pendiente para la vuelta, pues el partido que parecía que iba a acabar siendo el primero sin goles en contra tras casi dos meses, se convirtió en el primer encuentro en el que Oblak recibe goles en nueve partidos seguidos como portero del Atlético.
Witsel lidera la zaga, pero no consigue mantener la portería a cero
Media hora tuvo que pasar para que llegase la primera ocasión clara, que llegó tras un saque de esquina, del Borussia Dortmund. Y si los visitantes tardaron tanto fue, en parte, gracias a la actuación del rey de la zaga atlética: Witsel. El belga estuvo atento en la salida de balón y rocoso ante los intentos de Adeyemi de salir a la contra. Se giraba el alemán, pero el belga era su sombra y no dejó de recuperar balones.
En los primeros compases de la segunda mitad, el armazón atlético empezó a abrirse y el Borussia dio un paso adelante. Parecía haber perdido la perspectiva del partido, pero Azpilicueta estaba atento por la banda izquierda ante Sabitzer. Daba un pasito adelante el Dortmund, pero entonces el Atlético daba dos más. Adeyemi perdía la paciencia y el Cholo sonreía en la banda, que creyó que porfin llegaría la deseada portería a cero, 54 días después. Pero el Borussía despertó justo a tiempo y un gol de Haller desde dentro del área deja de nuevo esta tarea pendiente para los rojiblancos en Alemania.
Una banda izquierda de oro
Avisaba Simeone en la previa que necesitarían “al mejor Griezmann” y que el Borussia era el equipo más intenso de la Champions. Una intensidad que redujo a cenizas el Atlético en sus primeros compases, eléctricos y rápidos, bajo el mando de los balones robados por Rodrigo De Paul en el centro del campo y que acabaron imponiendo el ritmo bajo la batuta atlética, justo lo que no quería Terzic, el entrenador del conjunto alemán.
Estaba tremendamente impreciso el Dortmund con el balón y fruto de esos errores llegó el primer tanto atlético, bajo las botas de De Paul, que aparecía como un auténtico león en la presión para anticiparse a Sabitzer y definir a contrapié en el minuto 4. El argentino estuvo avispado en todos los aspectos, saliendo a la carrera ante el capitán del Dortmund. “El equipo estará a la misma altura en la vuelta, lo dejaremos todo para volver a jugar una semifinal”, aseguraba tras el partido.
El balón se movía por la banda izquierda a toda prisa. El triángulo formado por De Paul, Lino y Griezmann mareaba a Hummels y Ryerson, lo que se escenificó en un mal despeje de cabeza de los alemanes, que provocó una recuperación que los rojiblancos no iban a perdonar. A Griezmann se le ocurrió hacer una vaselina sobre el último defensor para regalarle el gol a Lino, que controló con el exterior con una sutileza que levantaba al Metropolitano para batir a Kobel.
‘El Principito‘ se transformó en mago, pero el Borussia reaccionó
A falta de que Morata apareciese, que se marchó al inicio del segundo tiempo por Barrios, el francés sacó las tuercas del conjunto alemán, cuando tenía el balón y cuando no, marcando el ritmo cuando todos temblaban. Griezmann era la calma absoluta. De una acción digna de un videojuego casi llega, de hecho, el segundo gol local poco después del primero a pase del francés y un remate de espuela de Witsel, otro de los comandantes, que buscaba la escuadra.
Griezmann se echó al bolsillo este miércoles la llave que abría cualquier puerta. Y es que cuando el Borussia conseguía encontrar espacios en las últimas líneas de los de Simeone, el francés daba un primer susto al incio de la segunda mitad a los alemanes en forma de una buena conexión, esta vez con el otro carrilero: Nahuel Molina, que buscaba el gol con un zurzado que se fue a las manos de Kobel. El francés tenía balones para todos. Sin embargo, las arrancadas finales alemanas acabaron disipando la zaga que tan rocosa se había mostrado hasta los últimos compases.
“Sabemos que es una de las cosas a mejorar”, decía Witsel en la previa. Se refería a la defensa. Posición que no es su oficio, pero entre su solvencia con el balón en los pies y su colocación para disimular sus apuros a campo abierto se ha convertido en indiscutible para su entrenador. Sin embargo, a la pizarra de Simeone todavía le faltan efectivos para recuperar ese aura de ‘viejo cholismo’, rocoso y sólido atrás. Aquel que defendía mejor que atacaba. No es el Atlético actual, que sigue atacando mucho mejor que defiende y que se marcha del Metropolitano con un gol de diferencia que lo deja todo abierto para la vuelta en Alemania.