Su palmarés no solo es envidiable, sino que es histórico y único. Laura Ester (Barcelona, 1990) es una de las deportistas españolas (tanto en categoría masculina como femenina) que más medallas se ha colgado. Sin embargo, pocas veces ha aparecido en los medios a lo largo de los años. A la portera del CN Sabadell y de la selección española no le tiembla la voz cuando hay que alzarla ni le intimida dar un golpe sobre la mesa para pedir lo que se merecen. Es una de las veteranas del equipo esta temporada, probablemente una de las más duras de su carrera.
-Estamos ante una temporada complicada y anómala con muchos partidos, muchos entrenamientos, mucha carga física. ¿Cómo se gestiona?
-El año 2024 es muy complicado. Hemos empezado el año con un Europeo y un Mundial en un mes, algo que jamás había pasado. No te da tiempo a recuperarte de un campeonato que ya estás entrenando para el siguiente. Pero es que acabas el Mundial, llegas un sábado, y al siguiente ya empieza otra vez la Liga. No tienes tiempo para descansar, para recuperarte, para que tu cuerpo pueda estar al 100%. Es un año muy complicado con un Europeo, un Mundial y unos Juegos en seis meses. Pero no podemos hacer nada. Eso no va a cambiar. Lo único que podemos hacer es seguir hacia adelante, seguir entrenando y dando lo mejor de nosotras.
-Claramente afecta a nivel físico, pero ¿y a nivel mental?
-Es difícil también, porque igual que llega el cansancio físico, también llega el psicológico. Y son igual de importantes. Lo que intentamos es no pensar en lo que hemos hecho, no pensar en lo que ya llevamos, sino en intentar hacer un reset. Se acaba lo que sea y miramos a lo que venga.
-¿Intentan hacer del vestuario una burbuja donde poder entrenar reduciendo el ruido exterior?
-La exigencia de toda la gente de fuera no la notamos como tal. Nosotras sabemos cuál es el trabajo que estamos haciendo, qué es lo que queremos hacer y hacia dónde vamos. Llevamos ganando tantos años que si hay una competición en la que no ganas medalla, parece que hayamos fracasado. ‘La selección española ha pinchado’, dicen. Pero somos personas, somos humanos, no siempre puede salir perfecto. A lo mejor en el partido decisivo no te salen las cosas como quieres y quedas fuera de las medallas. Pero yo no lo considero un fracaso.
-¿Cómo ve la evolución de la visibilidad del deporte femenino?
-A lo largo de todos estos años, desde Londres 2012 hasta ahora, que han pasado ya 12 años, sí que ha ido evolucionando. También porque nosotras nos lo hemos ganado. Hemos estado ahí picando a las puertas diciendo: ‘Hola, venimos de ser subcampeonas olímpicas, campeonas de Europa, campeonas del mundo’. Vamos dando noticias, por así decirlo. Se podría evolucionar aún mucho más, eso sí.
-¿Que se hable de ustedes está supeditado a que ganen?
-Estamos en un deporte minoritario y femenino. Es como ir sumando cosas… Da un poco de pena, pero también somos conscientes de que para que hablen de nosotras tenemos que ganar. Llega un momento que es eso. Hemos acostumbrado a la gente a que el waterpolo femenino gane cada año. Aunque no sea el oro, pero sí medalla. Siempre. Acostumbrar tanto a la gente como a los medios provoca que, por mucho que ganemos, no seamos noticia. ¿Qué hay que hacer más? ¿Qué necesitamos? Si no ganamos no somos noticia; pero si ganamos, tampoco lo somos. O sea, ¿qué hay que hacer para que se pueda hablar de nosotras?
-¿Qué haría usted?
-España es un país muy de fútbol. Es fútbol, fútbol, fútbol, fútbol. Y es poco polideportivo. Ya no solo es el waterpolo, sino que hay muchos otros deportes en que hay grandes campeones y campeones de Europa, del mundo, y olímpicos, que no se les da la repercusión necesaria. En nuestro caso, el waterpolo, y eso lo hemos hablado muchas veces en el equipo, ya no es un tema solo de que los medios de comunicación no nos den la repercusión necesaria. Quizá también el problema lo tengamos dentro, internamente, tanto en los clubes como a nivel federativo, que no se sabe vender el deporte como tal. Y sobre todo estos 12 años en los que hemos estado arriba con el waterpolo femenino. O en estos últimos seis, en los que tanto el equipo masculino como el femenino hemos estado ganando y era una forma de poder vender este deporte. Quizá no se ha sabido hacer o no se está haciendo todo lo mejor posible.
-¿Cómo ve esta evolución del deporte femenino y hacia dónde cree que va?
-Cuando yo empecé a jugar a waterpolo no había referentes femeninos. Ahora hemos evolucionado, pero no lo suficiente. Sí que es verdad que poco a poco vamos avanzando gracias a todas las deportistas que hemos estado luchando. A las que antes que nosotras han estado luchando para allanarnos el camino y a las que seguimos luchando, ya sea entrenando cada día, intentando estar entre las mejores, haciendo lo que sea para que la gente nos vaya conociendo. El tener un pequeño rinconcito en los medios para que se nos conozca y que así, sobre todo las niñas pequeñas, puedan tener referentes femeninos.
-No tuvo esos referentes en sus inicios. ¿Cómo hizo el clic de ver que aquí había un camino?
-Empecé en el waterpolo sin saber lo que era este deporte. Fue un poco por casualidad. El mundo de waterpolo es muy pequeño. Lo que haces es ir a las piscinas, ir viendo partidos del primer equipo. Vas conociendo a jugadoras, vas teniendo referentes femeninos, pero porque te vas moviendo. Gracias a que tus padres te lleven de un lado a otro.
-Y terminó compartiendo vestuario con muchas de ellas con el paso de los años.
-Es una parte buena de este deporte, que terminaron siendo compañeras de equipo y amigas. Yo tuve la suerte de poder estar con ellas en el equipo y que a día de hoy pueda decir que son mis amigas. Ahora lo bueno es que ya ves a niñas pequeñas que pueden vernos por la tele, que obviamente pueden venir aquí a la piscina y se quedan con cara de: ‘¡Oh! Es ella, o aquella!’. La primera vez que me pasó me quedé un poco parada. Y me dije: ‘¿Por qué estás así? ¡Que no pasa nada! Que no soy nadie, ¿sabes?’. Eso yo creo que es un poco lo bonito del deporte, ver a niñas pequeñas superilusionadas y emocionadas por verte jugar, verte entrenar o poder hacerse una foto contigo.
-Las generaciones que suben, ¿cree que entienden que con ser deportista viene el ser referente?
-Las generaciones de hoy en día sí que es verdad que al final han llegado con un camino bastante más plano del que nos encontramos cuando llegamos. Por ejemplo, en 2003 había jugadoras que se pedían fiesta en el trabajo para jugar un Mundial. A día de hoy es impensable. Te dedicas 24/7 al deporte. Las que estuvieron lucharon mucho para que hoy podamos estar como ahora. Y las generaciones que vengan tendrán que luchar en otras cosas, pero ya habrán tenido referentes. Las jugadoras que están entrando ahora nos lo dicen, que tenían fotos nuestras en la habitación. Son niñas que nos han visto cuando ellas eran pequeñas, y ahora están en la selección jugando con nosotras. Lo que pasa es que quizá no son tan conscientes de que ellas están empezando a ser referentes también para las niñas pequeñas.
Suscríbete para seguir leyendo