Directo al mentón. Así se sintió el golpe, otro más, en las gradas de la Caja Mágica. Cuando Daniil Medvedev se llevó las manos al muslo derecho apenas cinco juegos después de iniciarse su partido de cuartos de final ante Jiri Lehecka. Otra retirada por lesión de un hombre fuerte, quizás el único que le quedaba al torneo después de que Jannik Sinner ni llegara a jugar este jueves por problemas en la cadera. El Mutua Madrid Open quedaba desángelado y Roland Garros, que arranca en menos de tres semanas, teme los efectos coletarales.
Porque los cuatro capos del circuíto, los que lideran el ránking ATP desde principios de 2023, están en mayor o medida tocados físicamente con el grande parisino a la vuelta de la esquina. A las lesiones de Sinner (2 del mundo) y Medvedev (4) hay que añadir las molestias en el antebrazo derecho que siguen dando quebraderos de cabeza a Carlos Alcaraz (3) y los problemas en el codo del número uno, Novak Djokovic, que ni siquiera llegó a pisar el torneo.
Lo que la rusa Daria Kasatkina denominó “rueda de hámster” no para de girar, y cada vez a más revoluciones. El calendario ha ido creciendo más y más con competiciones y dilatándose en el tiempo. Y los Masters 1000, que antaño se dilucidaban en una semana, van doblando su extensión y adquiriendo un formato similar al de los Grand Slams en esa búsqueda sin fin de aumentar los ingresos.
Los torneos son, por tanto, más largos, y se suceden apenas sin margen para la recuperación entre unos y otros. Un calendario infernal que lejos de ayudar a menguar la problemática la incrementa. Poco parece importar, lamentan casi todos los tenistas, mientras la máquina de hacer billetes siga funcionando a pleno rendimiento. Y los que están acostumbrados a llegar a las rondas finales, con la exigencia física y mental que eso conlleva, lo notan.
Acumula Sinner 27 partidos en lo que va de año. Le siguen Medvedev, con 22, y Alcaraz, con 19 a pesar de haber estado un mes parado y haberse perdido Montecarlo y Barcelona por lesión. Djokovic, más selectivo por su edad (36), es el que menos partidos ha disputado de los cuatro (15). Números que no son desmesurados, pero que se unidos al esfuerzo del año anterior, en el que acabaron como los jugadores con más partidos, empieza a hacer mella en sus cuerpos. Las vacaciones a final de año entre temporada y temporada, antaño cercanas a los dos meses, se han reducido exponencialemente. Oficialmente, el calendario termina entrado diciembre y arranca antes de enero, dejando menos de un mes para la desconexión.
“Ciertamente cuanto mejor juegas, cuantos más partidos juegas, más riesgos corres y más cansas tu cuerpo, por lo que pueden ocurrir lesiones. El cambio de superficie es rápido, porque si juegas bien en Miami tienes cuatro o 5 días días antes de Montecarlo para entrenar en tierra batida. Pero al mismo tiempo ya no estamos en Montecarlo, así que ya tienes algo de entrenamiento en tierra batida. Siento que normalmente cuido mi cuerpo, pero nunca se sabe por qué sucedió esto. Sin embargo, creo que ninguna de nuestras lesiones está relacionada con nada“, explicaba Medvedev unos minutos de su retirada en Madrid.
“La ATP juega con la salud de los tenistas”
“Actualmente, el calendario es demasiado exigente. Si empiezas la temporada en la primera semana de competición, tienes que irte de casa el 25 o 26 de diciembre y no acabas hasta principios del próximo diciembre. Es casi un año sin parar de viajar y hacer giras de competición. Creo que nos obligan a disputar demasiados torneos y me parece que el calendario es demasiado extenso. La ATP al final lo que hace es jugar con la salud de los tenistas al tener que estar tanto tiempo en el máximo nivel, torneo tras torneo. Por eso creo que hay que cambiar algo y encontrar una solución“, argumentó antes de la gira americana un Alcaraz que a sus 20 años ya sabe de buena mano lo que es lidiar con un físico traicionero.
Porque la tiranía del ranking, que obliga a jugar constantemente para defender los puntos conquistados el año anterior, complica la posibilidad de frenar. A ello hay que sumar los viajes y otros factores como la improvisación a la hora de marcar los horarios y otros como la nocturnidad a la que a veces se ven sometidos los jugadores al jugar hasta altas horas de la madrugada. Y también hay que decirlo, la aparición de torneos de exhibición como la Hopman Cup y la Laver Cup, así como a exhibiciones como la 6Kings Cup, programada para después del US Open, suculentas para el bolsillo de los protagonistas pero que suponen una carga física extra que asumen de forma unilateral.
El problema, por tanto, está enquistado y no se avista una solución Pese a las quejas, los estamentos hacen oídos sordos. La ATP obliga a los tenistas del top-30 del ranking ATP a disputar 16 torneos al año como mínimo (los cuatro Grand Slam, ocho de los nueve Masters 1000 -la excepción es Montecarlo- y al menos cuatro torneos de categoría ATP500). Y así seguirá, al menos por ahora.