Dice el refranero popular que nadie es profeta en su tierra. El problema viene cuando las zancadillas las ponen aquellos que deberían ser una ayuda. Es un símil que se asemeja a la situación que denuncian sufrir los atletas españoles. Afirman que su propia federación les impide participar en campeonatos internacionales a pesar de cumplir los (muy exigentes) requisitos que marca World Athletics (WA), el órgano de gobierno a nivel mundial. Aunque ha ocurrido en pasados campeonatos europeos y mundiales, la situación se ha vuelto más sangrante a menos de un mes de los Juegos Olímpicos de París. Para la mayoría, esta cita es el colofón a cuatro años de esfuerzo, lágrimas y sudor. Todo es poco para lograr pisar ese tartán, algo que solo harán unos pocos elegidos. Para algunos, será una experiencia que solo vivirán una vez en la vida. Si les dejan.
Hay dos formas de lograr el pasaporte para la cita olímpica: batiendo una marca mínima fijada por World Athletics o logrando la clasificación por puntos. Se acumulan puntos acudiendo a citas internacionales de alto nivel. Si en un mismo país hay varios corredores, marchadores, saltadores o lanzadores aptos, las federaciones nacionales deben seleccionar a un máximo de tres por disciplina. Esa es la norma general. Aquí, la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) introduce matices: los atletas que cuenten con una puntuación suficiente deberán superar otra ‘prueba’ más: rebasar sus mínimas. Que no son nada baratas. En el caso de los JJOO de este verano, el plazo está abierto entre el 1 de enero y el 30 de junio, mientras que la WA da por buenos los resultados del verano pasado. La Federación los denomina criterios de “competitividad”. Algunos han empezado a calificarlo como excelencia mal entendida.
El drama tiene nombres propios. Jaël Bestué, finalista en el Europeo de Roma y número 23 del ránking mundial (entran 48), está fuera por una centésima. En su prueba, los 200 metros lisos, la RFEA pide correr por debajo de los 22.80 segundos. Ella paró el crono en 22.81 en el Estadio Olímpico de la capital italiana el 10 de junio. El pasado fin de semana voló en Guadalajara, pero con viento excesivo y sus 20.67 no sirvieron para nada. “Fui incapaz de consolarla. Le queda una oportunidad y si hay viento en contra…”, afirma Gerardo Cebrián, que fue responsable de Prensa de la RFEA durante 35 años.
No es la única afectada: Irene Sánchez-Escribano (3000 metros obstáculos) logró su clasificación ‘in extremis’ este viernes en La Nucía gracias al sacrificio de sus compañeras; Águeda Marqués (1.500) ve alejarse sus posibilidades de vestir la equipación de España en París por ocho centésimas. “El atletismo será el único deporte en el que gente clasificada se va a quedar en casa”, denuncia Cebrián, muy combativo en redes sociales. De sobra conocido en el ‘mundillo’, pide a los afectados que alcen la voz ante lo que considera que es una regla “absurda”. Algunos empiezan a hacerlo.
Marcas lejos de la realidad
Carlos Tobalina fue presidente de la comisión de atletas hasta febrero de 2023 y conoce de primera mano la lucha de los deportistas contra el precepto de la RFEA. Una lucha, de momento, sin resultados. “Creo que desde la Federación se está dando un enfoque equivocado a la ‘excelencia’“, explica el 12 veces campeón de España, que considera también que, en muchas ocasiones, “las marcas no corresponden con la realidad de nuestro atletismo“. Pone de ejemplo su especialidad, lanzamiento de peso: la barrera a superar está en 20.80 metros, una distancia que no se ha logrado en España desde 2014.
Lamenta que esta situación está generando problemas de angustia, ansiedad o crispación en los atletas: “Somos personas que intentamos dar siempre nuestra mejor versión y el mensaje que recibimos cuando, por ejemplo, estamos entre los 20 mejores de Europa y no hacemos la marca de ‘excelencia’ de la Federación, es que no valemos para esto. Asimilarlo es muy duro”.
Pol Retamal sabe bien de lo que habla. Cuando se menciona este ‘virus de la excelencia’, su nombre sale en todas las conversaciones. Se ha infectado varias veces y está decidido a intentar que las cosas cambien. Para ello ha iniciado una recogida de firmas que en el momento de escribir este artículo y tras apenas 24 horas activa superaba el millar de apoyos. “Es sorprendente que los atletas seamos el mayor activo que tiene la Federación y no se nos escuche“, lamenta. No solo critica los criterios de la RFEA, también los estándares de WA: “Es un sistema muy elitista. Si no compites en ‘meetings’ de alta categoría tampoco consigues entrar a pesar de tener mejores marcas que otros que están por encima de ti”.
El vigente campeón de España de 200 metros lisos ha renunciado a participar en el relevo 4×100 durante toda la temporada. Lo explica: “Ni había apoyo económico ni me salían las cuentas para poder competir con tranquilidad y llegar bien al Europeo y a los Juegos. Vi que era mejor centrarme en mi prueba individual que sacrificarme”, subraya. Lograr la marca mínima en su prueba se ha encarecido muchísimo: para Río 2016 WA pidió 20.50; para el Mundial de Eugene de 2022, 20.24; y para competir en París hay que ‘volar’ en 20.16. Esta temporada, la RFEA exige un tiempo de 20.36.
Un “deseleccionador”
Pablo Torrijos habla desde la tranquilidad de haber acabado la temporada. Intentó forzar a base de infiltraciones para llegar a los JJOO, pero la Federación le cerró la puerta antes: no participó en el Europeo de Roma, por lo que se quedó sin apenas opciones. Hace unos días pasó por quirófano. El único representante español en triple salto en la cita francesa será Jordan Díaz. Torrijos habla del alto riesgo de lesión y el desgaste físico y mental al que están expuestos los que forman parte de la “clase media”: “Los atletas muy top a nivel mundial hacen las mínimas, pero están empujando a la gente de nivel medio. Si no llegas a las finales no sumas puntos ni puedes optar a ayudas”, afirma.
Dedica palabras muy duras al seleccionador nacional, José Peiró, el que considera más bien que es un “deseleccionador”: “Ponen una tabla y no se salen de ella, él solo entra en casos en los que hay más de tres personas clasificadas, que son muy pocos. No sé cuál es su tarea si no se para a valorar cada caso. Es más un ‘deseleccionador’ porque está quitando a gente que está dentro. Yo me pregunto, ¿este sistema está pensado para llegar lo mejor posible a la competición o solo para demostrar que puedes estar dentro de sus marcas? No sé qué sentido tiene forzar para entrar en su tabla si al día siguiente revientas“. Reconoce que habrá que esperar unos años para valorar los resultados de este método aunque recuerda que el daño que ya se nota en algunas pruebas: “Creo que los más perjudicados serán los concursos y las combinadas”, concluye.
Las razones de la RFEA
Este periódico ha querido conocer las razones detrás de este polémico criterio de la RFEA. Fuentes del organismo recalan en primer lugar que en campeonatos internacionales los atletas no compiten a título individual, sino “en representación de la Federación”. Afirman también que el fin último es “alcanzar el mejor rendimiento posible a nivel colectivo e individual, alineado con la visión de ofrecer las máximas oportunidades de participación a todos los atletas que cumplan unos criterios mínimos de rendimiento deportivo y estado de forma”. Así, subrayan que estas directrices están pensadas para garantizar que los seleccionados “estén en un nivel óptimo de rendimiento, acorde al nivel de cada campeonato”. Aseguran también que las marcas españolas no son las más estrictas y que la participación de los atletas nacionales ha aumentado.
“En el deporte de élite entendemos que tiene toda la lógica que las federaciones seleccionen a los atletas en base a su estado de forma actual y no el que pudieran tener en la temporada pasada”, aseveran esas mismas fuentes. Respaldan sus decisiones en el hecho de que los criterios “se publicaron el 25 de octubre, dando tiempo suficiente para planificarse y cumplirse”.
De forma oficial, el atletismo es olímpico desde Atenas 1896, la primera cita de la era moderna. En París se repartirán tres metales en cada una de las 48 pruebas programadas: 144 deportistas tocarán la gloria. Otros muchos también lo harán, aunque vuelvan a su casa sin medalla. Y es que solo unos pocos elegidos tienen la oportunidad de competir en unos Juegos. La pregunta es si ese ‘premio’ debería regirse por reglas meramente resultadistas. O si el espíritu de este deporte es otro.