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Las dudas de Oblak: ya no para como antes y encaja más goles que nunca


Si ha habido una certeza invariable en el Atlético de Madrid en la última década, esa ha sido Jan Oblak. Llegó en 2014 al club rojiblanco con la misión de tener que sustituir a Thibaut Courtois, que aquel verano regresaba al Chelsea tras tres años espléndidos jugando como cedido en el Vicente Calderón. En unos meses, tras iniciar la temporada como suplente de Miguel Ángel Moyá, el esloveno consiguió que nadie recordara al ahora lesionado portero del Real Madrid.

Desde entonces y hasta hoy, día en que el Atlético recibe la visita del Celtic en la Champions (21.00 horas), Oblak ha hecho historia en el club rojiblanco y en el fútbol español. Cinco trofeos Zamora así lo acreditan, pues es quien ostenta el récord en el palmarés, compartido con Antoni Ramallets y Víctor Valdés. Es una leyenda es esloveno, pero…

Su actuación contra Las Palmas

Sirve todo lo anterior para explicar que Oblak, hoy, no está en su mejor momento. Lo dicen las sensaciones, que no dejan de ser pura subjetividad, como en ese segundo gol encajado frente a la UD Las Palmas el viernes en el que no es atrevido afirmar que pudo hacer bastante más, pero también sus números. ¿Son especialmente malos? No, no lo son, pero dada la excelencia de rendimiento a la que el guardameta ha acostumbrado al mundo, hay guarismos que llaman extraordinariamente la atención.

Oblak, durante el Osasuna-Atlético. EFE


Veamos. Este curso ha encajado 16 goles en los 14 partidos disputados por el Atlético, 11 de LaLiga (está pendiente el aplazado contra el Sevilla) y tres de Champions. Eso equivale a una media de 1,16 goles por partido. Entre quienes han jugado más de siete partidos este curso, solo Kepa, Bravo, Álvaro Vallés y Mamardashvili mejoran su registro en el fútbol español. Y, sin embargo, se trata del peor registro de Oblak desde que juega en el Atlético de Madrid.

Solo la temporada 2021-22, en la que encajó 1,12 goles por encuentro, se acerca a los números que está protagonizando ahora el esloveno. En el resto de temporada, su registro siempre estuvo por debajo de los 0,82 tantos encajados por partido. Es decir, ahora encaja alrededor de medio gol más por cada 90 minutos de juego de lo que ha sido norma en su carrera.

Menos porterías a cero que nunca

Eso provoca también que su índice de porterías a cero sea el peor de sus años en el Atlético. Este curso solo lo ha conseguido en el 28,6% de los partidos (4 de 14), cuando su ratio más pobre hasta ahora era del 31,4% y en sus cinco primeras temporadas en Madrid dejó su puerta imbatida en más de la mitad de los partidos que jugó.

Varios factores explican estos números. Pero uno es evidente: Oblak para menos que (casi) nunca. El esloveno ha repelido o blocado 39 de los 54 disparos a puerta que ha recibido en este tercio inicial de la temporada, un acierto del 70,4%. De nuevo, la temporada 21-22 es la única que se parece a esta y en este caso incluso la empeora, dado que entonces se quedó en un 69,2% de paradas.

Encaja más goles de los que debería

La estadística avanzada también le señala, según los registros del portal FBref. Según los cálculos de esta web, alimentada a su vez por datos de Opta, Oblak debería haber encajado 13,7 goles, en función de la calidad de los disparos de los conocidos como “goles esperados” o “expected goals”. Es decir, ha encajado 2,3 goles más de lo que cabría esperar.

Oblak saca una ocasión del Leverkusen durante la pasada Champions. Reuters


Pero también se puede adivinar la influencia de algunos factores más externos a su labor individual bajo palos. No es ningún secreto que el fútbol del Atlético ha virado en los últimos meses hacia un estilo más asociativo y atrevido, alejándose de la fortaleza y la racanería a la que ha tenido el Atlético en muchas fases de la etapa de Simeone al frente del equipo.

Eso se refleja en que Oblak está completando ahora más pases que nunca con el pie. Nunca había pasado del 66% y ahora su índice de acierto se eleva hasta el 75,6%, ampliando su acierto fundamentalmente en los pases en largo. Promedia alrededor de 17 pases por partido cuando en muchas de las temporadas anteriores no había alcanzado la decena.

Mejor pasador y peor parador. Ese es el presente de un Oblak que en enero cumplirá 31 años y al que le está costando adaptarse a los nuevos vientos que soplan en el Metropolitano. Aunque siga siendo tan imprescindible para Simeone, y para toda la hinchada rojiblanca, como el primer día que le cogió el testigo a Moyá, hace ya nueve años.



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