Expertos, ejecutivos, profesionales y dirigentes del sector están absolutamente convencidos de que el FC Barcelona y, fundamentalmente, su presidente, Joan Laporta, han puesto en marcha una estudiada campaña de desprestigio o, como poco, presión a la firma norteamericana Nike para ablandarla y forzarla a mejorar las condiciones de un contrato que, contrariamente a lo que ha difundido el club estos días, concluye el 30 de junio del 2028 y no el 30 de junio del 2026.
Es más, el contrato con Nike establece que si se cumplen determinadas condiciones (cosa que ya es imposible, por la mala trayectoria deportiva del equipo de fútbol), la relación comercial y deportiva de la firma norteamericana y el ‘més que un club’ se hubiese renovado automáticamente hasta el 30 de junio del 2031. Por cierto, cuando llegó Laporta para tomar posesión de su segundo mandato ya se encontró con dos protestas y/o demandas contra Nike por retraso en algunas entregas e insuficientes camisetas del Barça en varias tiendas oficiales de diversas capitales mundial.
Todos los expertos consultados por El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, consideran que el Barça, que necesita dinero fresco imperiosamente, ¡ya!, más que conseguir una mejora en las condiciones de un contrato que está impecablemente redactado y que, en muchas partes del mismo, es tremendamente doloroso para el club azulgrana, lo que intenta es que la firma de Eugene (Oregón, Estados Unidos) no aplique las diversas penalizaciones que figuran en el documento, especialmente los incumplimientos por falta de logros deportivos, que se elevan a millones y millones de euros.
Nike no parece excesivamente nerviosa ante la posibilidad de que el Barça afronte lo que los ejecutivos del sector de la ropa deportiva de élite y alta calidad y, desde hace unos años, de la moda consideran “un riesgo, una locura y un sinsentido” como sería la creación, fabricación y distribución de su propia marca, de la misma manera que sí creen factible que Puma “se vuelva loca” y esté tentando al club catalán que presidente Laporta con un contrato “del que, posiblemente, la firma alemana que salvó de la ruina al padre de Johan Cruyff se arrepentiría muy pronto, pues se trata de un mercado que va a la baja”.
Margen de beneficio
La firma Nike, que está considerada por todo el mundo como el mejor ‘partner’ que un gran club puede tener en estos momentos, redacta unos contratos en los que el margen de beneficio para la entidad que los firma es algo más reducido que el resto de la competencia, aunque su cobertura y comercialización es inmaculada. Los máximos responsables de Nike no parecen dispuestos, como ha podido comprobarse en el caso de Lamine Yamal, a volverse locos a la hora de hacer concesiones al Barça, especialmente económicas.
Cuando Yamal filtreó con Adidas, en lo que muchos llegaron a llamar ‘un nuevo caso Messi’, las personas que deciden en la cúspide de la compañía de Oregón, que tenían derecho de tanteo sobre el niño prodigio culé, rechazaron competir con Adidas por el nuevo ídolo azulgrana, pese a que algunos ejecutivos europeos pujaron para retener a Lamine Yamal.
Cuando esos ejecutivos le hicieron saber a los más altas mandatarios de Nike que el canterano azulgrana podía convertirse en el nuevo ídolo mundial, hubo una voz que dijo “estupendo, ya lo ficharemos cuando sea el mejor futbolistas del planeta”. Esa misma voz recordó que, en estos momentos, Nike posee a los tres mejores del planeta fútbol: Kylian Mbappé, Erling Haaland y Vinicius José Paixâo ‘Vini Jr.’.
Lo que sí parece claro es que las diversas penalizaciones que Nike está dispuesta a ejecutar y que suponen un duro golpe económico para el Barça en un momento de agobio financiero, son fruto de los malos resultados futbolísticos de los últimos años, especialmente el discreto papel en la Champions, el mayor y mejor escaparate para una firma que vende en todos los rincones del mundo.
Pleito
No superar la fase de grupos, no superar los octavos de final, no acceder a semifinales o final está seriamente penalizado en el contrato de Nike y ese es el dinero que Laporta intenta que no le quiten, más que mejorar, que también, las condiciones de un contrato que tiene aún cuatro años más de vigencia y que romperlo le costaría o muchos millones de euros o un pleito interminable para el que debería provisionar una fuerte cantidad de dinero.
Desde los despachos de Nike tienen el convencimiento, lo que no significa que no estén negociando y conversando con el Barça para evitar una ruptura desagradable y mantener el vínculo actual durante la duración larga del contrato, que Laporta acabará rechazando la posibilidad de romper con ellos, entre otras razones porque todas las fuentes consultadas para elaborar esta información coinciden en que tanto para Puma como para BLM (Barça Licensing & Merchandising), curiosamente otra de las herencias (elogiadas) del pasado, pues fue creada con gran habilidad y visión de la jugada por Josep Maria Bartomeu, es materialmente imposible “por cuestión de tiempo” afrontar con garantías la próxima temporada cuando aún no se ha tomado decisión alguna al respecto.
Es evidente que Puma, que se volvió loca cuando Nike prescindió de Neymar y le hizo un contrato de 115 millones de euros por cinco años y, en su momento, estableció un acuerdo con el City Group (Manchester City, Girona, New York City, Melbourne City, Yokohama F. Marinos, Montevideo City…) de 700 millones de euros por 10 años (es decir, mucho menos de lo que Nike le paga al Barça), podría afrontar el reto de tener la ropa de los deportistas azulgranas y la de calle para comercializar de cara a la próxima temporada, la del 125 aniversario del club, pero con un coste que, posiblemente, al menos en su primer año de contrato, no le genere grandes beneficios. “Para ellos, desde luego, sería saltar a la otra Liga”, comenta un discreto dirigente de Nike, que recuerda que Puma cerró, en el 2021, su tienda oficial en Barcelona.
Dura competencia
Quienes consideran que el sector de la indumentaria deportiva, dominado durante décadas por las grandes firmas como Nike (el 40% de las selecciones del último Mundial de Catar lucían su ropa), Adidas (22%), Puma (19%), Reebok, Asics, Umbro, New Balance, Hummel o Kappa, por citar unas cuantas, está a la baja basan su pronóstico en el hecho de que otras grandes firmas de moda, como Zara, Armani (con contrato con el Nápoles), Hugo Boss, Lululemon (firma muy femenina y de yoga en alza en EEUU) o la nueva marca de calzado deportivo On, del extenista Roger Federer, son una dura competencia, especialmente por lo que hace referencia a las zapatillas, que se han convertido ya en un calzado de lujo, dominadoras de las alfombras rojas de todos los eventos.
Lo que sí ha podido comprobar El Periódico de Catalunya es que la idea de Laporta, repentina, de diseñar, crear, fabricar y comercializar su propia camiseta no ha salido, no ha surgido, del prestigioso departamento BLM. “Todos los ejecutivos de BLM, que son buenísimos, lo mejor que tiene el Barça, saben que esa aventura es, así, de pronto, una locura. Es más, esos mismos ejecutivos contemplaron, en su momento, preparar un plan estratégico para poder implementar una operación de esa envergadura, pero siempre con vistas a la finalización del contrato con Nike, en junio del 2028, jamás pensando en ejecutarlo a mediados del 2024”.
La sensación de que alguien, en el seno del mismo Barça pero externo a BLM, le ha dicho a Laporta que eso es posible es una realidad. “En el mundo de los negocios, incluso en el loco mundo de los emprendedores, se dice que el papel lo aguanta todo. Es, evidente que tú, sobre el papel, puedes diseñar, crear, fabricar y comercializar tu propia ropa. Pero, ¡ojo!, estamos hablando del Barça y eso requiere un despliegue y un gasto que, posiblemente, nadie contempla en el seno del FC Barcelona y, por descontado, que BLM considera una locura en estos momentos”.
Fabricación y telas
Todos los consultados y esto no es ninguna novedad, consideran que lo que sugiere Laporta, poner en manos de BLM la creación ¡desde ya! (estamos ya en el mes de abril) de la marca propia, es impensable e irrealizable, de ahí que esa idea se considere un truco, un artilugio más, para presionar a Nike y que le perdone las penalizaciones por incumplimiento (deportivo) del contrato.
“Fabricar podría ser, tal vez, la parte más sencilla de todo este embrollo, pues se puede fabricar en China, en Vietnam, en multitud de países”, señala una fuente del sector. “El problema es que para todo lo que pretende Laporta, o el Barça, es necesario un control enorme de la fabricación, conocer las condiciones laborales de esas fábricas, no puede utilizarse cualquier material, no vale cualquier tela pues los deportistas exigen unas condiciones muy especiales y, además, está la complejidad, enorme, de la distribución, la logística y las tiendas en cientos de puntos del mundo. No es entrar en una web, ver, comprar y que la prenda te llegue a casa. No, no, no, detrás de esa sencilla operación, hay cientos de personas y una fuerte inversión”.
Aunque escuchando hablar a Laporta sobre esta propuesta, uno tiene la sensación de que el Barça apretará un dedo y la poderosa y preparada BLM lo tendrá todo a punto, lo cierto es que el Barça, si opta finalmente por esta idea, imposible para todo el mundo, deberá invertir muchísimo dinero y también, también, contratar mucha gente, cosa de la que no se habla en estos momentos. Es evidente, por supuesto, que el Barça podría buscarse un gran ‘patner’ experto en este mercado, por ejemplo, Zara, pero, entonces, buena parte de los beneficios de la fabricación y comercialización de las nuevas prendas se las llevaría Zara, por citar una marca que sí sería un buen compañero de viaje.
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