La rueda de prensa de Garbiñe Muguruza era el plato fuerte de los Laureus World Sports Awards que se celebran en Madrid. Después de un año alejada de las pistas, su intervención estaba marcada en rojo. Solo había dos caminos posibles: el regreso a las pistas, complicado, a tenor de sus declaraciones más recientes; y la retirada, algo que finalmente ha anunciado con un “hasta aquí he llegado”.
Muguruza, una de las tenistas más talentosas que ha tenido el español, cierra la persiana a los 30 años. Es una decisión muy consciente que ha tomado después de un año de profunda reflexión. Las pistas hace tiempo que no eran una prioridad para una deportista que se despide con un Roland Garros (2016), Wimbledon (2017) o una Copa de Maestras (2021). A esto hay que sumarle el número uno mundial del ranking WTA. Su irrupción fue la renovación del espíritu que desarrollaron con éxito predecesoras como Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez.
Además de una competitividad extrema en su apogeo, Muguruza ha demostrado tener una personalidad arrolladora. Sus intervenciones nunca dejaron indiferente a un circuito que vio cómo era capaz de derribar, por ejemplo, a las hermanas Williams, quienes cambiaron la historia moderna del tenis femenino. Una modalidad que ha rivalizado de igual a igual con la variante masculina. Garbiñe se despide con el orgullo de haber escrito su propio camino en todo momento, un itinerario que empezó desde que era una niña.
“He tomado la decisión poco a poco. El descanso me hacía sentir mejor y no echaba de menos la disciplina y la dificultad que llevaba antes”, expresó en rueda de prensa. Las altas expectativas y la obligación de rendir siempre al límite de las fuerzas son circunstancias que Muguruza ha ido dejando de lado. Su situación es similar a la que viven los grandes nombres del tenis femenino. La otra gran baza española de los últimos años, Paula Badosa, ha manifestado en más de una ocasión lo difícil que es convivir con la presión en estos niveles.
“Era muy difícil mantener una rutina diaria porque me sentía muy mal y además tenía que afrontar lesiones. Cuando afrontas problemas mentales, tu cuerpo tampoco se siente bien. Pasaron los meses y no me sentía mejor y era difícil para mí hacer cosas normales en mi vida”, confesaba Badosa, quien acaba de retirarse de Stuttgart entre lágrimas y al borde del abismo en el ranking WTA.