Son múltiples los rincones que tiene la costa gaditana para disfrutar de actividades acuáticas en la época estival. Playas de arena blanca y fina con aguas cristalinas caracterizan el litoral de esta provincia que ofrece mil y una oportunidades a quien se quiera acercar a ellas.
Además de sol, temperaturas agradables, vistas impresionantes y un larguísimo etcétera que son el denominador común a las playas, cada una goza de una serie de peculiaridades que la hacen ser única.
Es el caso de este lugar recóndito, un paraíso perdido, envuelto en pinares y flanqueado por el faro de Camarinal y el cabo de Gracia, de difícil acceso y en el que los amantes del snorkel encuentran su edén: la playa del Cañuelo.
Acceso solo a pie
Llegar hasta esta playa, de más de 800 metros, no es fácil. Hay que caminar entre un paraje verde, más de 15 minutos, para acceder a este rincón virgen, una bahía entre acantilados que se conserva así dada la dificultad para acceder a ella.
La tranquilidad que se vive en la playa Arroyo del Cañuelo – ese es su verdadero nombre- nada tiene que ver con la de otras zonas cercanas. Además, al estar entre dos cabos, no sopla con tanta fuerza el viento como en Tarifa, Barbate o Zahara de los Atunes. La transparencia y la frescura de sus aguas, entre rocas, la hacen ser un lugar idóneo para el snorkel. Eso sí, hay que tener cuidado con el oleaje ya que está en pleno océano Atlántico.
La zona cuenta con una rica flora y fauna marina que llama la atención de quien la contempla. La experiencia es para disfrutar con los cinco sentidos.
Otras de las actividades que se pueden realizar en El Cañuelo es paddel surf o un recorrido en kayak para adentrarse en las cuevas naturales.
Y una vez concluidas la estancia en el mar la jornada hay que coronarla con un rato de relax sobre la arena dorada y esperar la magnífica puesta de sol.
La paz y la calma que envuelven a esta playa sorprende a quien la visita así como sus posibilidades de estar en contacto con la naturaleza terrestre – se atravisa un bosque de enebros costeros, lentiscos, sabinas, jaras y pinos- y acuática para un día de desconexión.