El salón del hall de recepción del hotel Hyatt de Londres, a escasos metros del Estadio Olímpico donde España cayó este viernes ante Colombia, era un hervidero. Caras conocidas como las del carismático René Higuita o la del campeón del mundo Joan Capdevila alternaban con el ejército de empleados federativos, la tropa de la RFEF, quienes iban y venían de un lado para otro con sus ordenadores y su ropa corporativa. Pero pese a las noticias que llegaban de Las Rozas sobre la intervención de la UCO, más que tensión se respiraba alivio.
Registro minucioso y vigilancia a los detenidos
“La Guardia Civil sabía a por quién venía”, confirmaban algunos testigos del registro en Las Rozas. Cuando el pasado miércoles entró en la Ciudad del Fútbol una unidad de la Benemérita junto a miembros de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada y un policía de Europol pasadas las nueve de la mañana, se corrió la voz rápida dentro de las instalaciones. Los detenidos en esta Operación bautizada como ‘Brody’, fueron acompañados “hasta para ir al baño”, por las fuerzas del orden entregando sus teléfonos como primera medida. Esto explica el alivio y la tranquilidad de los empleados, que siguieron con su quehacer tras atender las demandas de la UCO y sabiendo que tenían muy cercados a los sospechosos.
La magistrada Delia Rodrigo, titular del Juzgado Número 4 de Majadahonda, cansada de no recibir respuesta a sus demandas reiteradas pidiendo documentación a la Federación, ordenó el registro de la Guardia Civil, que intervino ordenadores y discos duros para sacar información de 24 cuentas de correo electrónico. “Han entrado a saco. Han dejado aquello como un solar porque se han llevado toda la documentación”, apuntaban a PRENSA IBÉRICA.
Tomás González Cueto, el cerebro del ‘rubialismo’, era arrestado en su despacho de la calle Sor Ángela de la Cruz, a un paso del estadio Santiago Bernabéu. Los hermanos González Segura y José ‘Jota’ Jiménez, el jefe de Recursos Humanos y uno de los soldados de Rubiales”, eran detenidos en Las Rozas. Toda la cúpula menos Pedro Rocha, del que dentro de la Federación se insiste que es “más víctima que cómplice”. Al extremeño se le califica de “señor” y se le desliga del entramado de Rubiales. Entre los empleados de la RFEF no tiene la imagen de oportunista o desahogado con la que se le percibe desde fuera. Y niegan la mayor cuando se le acusa de continuista. Un Rocha, eso sí, blindado por su equipo de trabajo, que lo mantiene lejos de los micrófonos de la prensa para evitar inoportunos desmanes.
Desde la Federación se justifica la designación de Rocha como sucesor por parte del propio Rubiales por ser “el único vicepresidente que podía elegir, al no estar salpicado por nada”. Y se asume con normalidad que se presente a las elecciones, “que ojalá puedan ser en abril si Miguel Galán (el demandante) no sigue interfiriendo en el proceso”, porque se necesita tener un presidente para convocar elecciones a la asamblea y así reconstruir el escenario tras la salida de los ‘rubialistas’. Muchos empleados se preguntan de forma retórica: ¿quién está detrás de Galán poniendo el dinero de las demandas?, ¿o hay interés personal en el presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol de España (CENAFE)?
El modelo clientelar de asamblea y el CSD
Para explicar la corrupta deriva de la Federación desde dentro se señala “el modelo clientelar de asamblea del deporte español”. Siendo cierto que ni el Consejo Superior de Deportes ni el Gobierno han hecho nada por modificarlo con la nueva Ley del Deporte, donde se mantiene este sistema que mantiene ‘secuestradas’ a muchas federaciones deportivas por sus asambleas. Además, tampoco se encuentra explicación a la demora en la orden ministerial para convocar las elecciones antes.
Sobre el oportuno timing de la ‘Operación Brody’, precisamente el mismo día que se iban a convocar las elecciones, hay diversas hipótesis según con el empleado que hables. Muchos lo achacan al oportunismo político para desviar la atención de los medios de comunicación usándolo como cortina de humo ante el convulso panorama que vive el Gobierno de Pedro Sánchez. Otros hablan del intento de multiplicar el efecto mediático de la Operación al elegir el día de la convocatoria de elecciones, con los medios pendientes, y más aún con la selección absoluta entrenando a metros de allí.
Así se vivieron, por tanto, las horas de intervención policial dentro de la Federación. Con nervios y alivio tras consumarse la detención de la cúpula del ‘rubialismo’, “gente que mantenía un tren de vida obsceno” y que ahora tendrá que responder ante la justicia, aunque será un proceso largo. La ‘Operación Soulé’, que terminó con el expresidente Ángel Villar detenido, aún sigue abierta y el juez Santiago Pedraz, después de más de seis años, no ha abierto juicio. No parece que la ‘Operación Brody’ vaya a tener una resolución más rápida. Pero al menos ha desaparecido la bicefalia en Las Rozas, donde “los de Rubiales”, hacían y deshacían de forma paralela a la gestión interina de Rocha, que el tiempo dirá si es “víctima”, como advierten en la RFEF, o cómplice, como sostiene gran parte de la opinión pública.