Reaccionar, pensar y correr. Entre los conocimientos que han hecho a Jana Lüscher Alemany (Vic, 2000) campeona de España de orientación en bicicleta de montaña, está también el amor por la naturaleza. Estar en medio del bosque, buscando su camino, solucionando problemas y pensando mientras las piernas fallan.
Las carreras de orientación no son muy conocidas. ¿Cómo describiría de qué se tratan?
Son carreras a contrarreloj donde el recorrido no lo sabes hasta el momento en que empieza. Se hacen en una zona donde está prohibido entrar hasta el día de la competición. Luego, te dan un mapa. Tienes que pasar los puntos de control que tienes marcados en el orden designado y llegar lo más rápido posible a meta. Yo compito tanto en la modalidad de bici de montaña, BTT, como en la de a pie, que obviamente hay que ir corriendo.
¿Qué equipación lleva?
No está permitido llevar ningún elemento de GPS, pero sí que podemos llevar un reloj inteligente para contar kilómetros. Llevamos brújula y el mapa en un soporte plano sobre de la bici. Ya está. Es todo analógico.
¿Cómo descubrió este deporte?
Por mi hermana pequeña. Ella hacía carreras de montaña y entrenaba en un grupo en Vic, donde su entrenador hacía carreras de orientación. Me invitaron y fui un día, ya que no hacía deporte como tal. Eso era sobre 2018, que hice mi primera carrera. Me encantó.
Se coronó como campeona de España hace pocas semanas. ¿Se lo esperaba?
Para nada. Era en Badajoz, el 20 y el 21 de abril. Durante todo el fin de semana hicimos tres carreras. La primera fue la ‘sprint’ por bosque, que es donde más allá de exprimirte físicamente, lo importante es hacer que la cabeza funcione lo más rápido posible. Y no fallar. Si te equivocas tomando un camino y escogiendo el más largo, pierdes segundos que son muy importantes. Aquí fallé y perdí unos 40 segundos. Terminé tercera.
No empezó de la mejor manera.
Por la tarde hicimos la carrera larga, donde el tiempo ganador fue casi de una hora y media. Era en un terreno militar de tanques, y era bastante duro de pedalear. Fui resolviendo bien los cruces y me exprimí al máximo. No había competido este año contra las otras chicas y no sabía cómo iba a salir. Cuando llegué me dijeron que era primera. Aluciné.
Y el domingo, la prueba definitiva.
Era la media distancia. Había muchísimos caminos y, de manera excepcional, podíamos ir campo a través para ir recortando. Eso, pese a que puede hacerte ir más rápido, te obliga a estar más pendiente de la brújula. Además, teníamos que hacer cambio de mapa, que es que tienes medio circuito impreso en cada lado del mapa para que no puedas ver la segunda parte de la carrera mientras estás en la primera.
¿Cuándo llegó, sabía que era primera?
Qué va. Ni lo pensé. Pero al rato vi que llegaban mis rivales, que habían salido antes que yo, y supe que a ellas las había ganado. Solo quedaba Mónica Aguilera, que era la favorita. Ella salía cuatro minutos más tarde que yo y mientras yo estaba ya en meta, ella llegó. Y fue cuando nos dijeron que yo había ganado. Fue muy emocionante. Me puse muy feliz.
Tiene un desgaste enorme. No solo físico sino también mental.
Es la parte más difícil. Cuando estás reventada físicamente, tomar buenas decisiones es más difícil. Cuesta mucho pensar. Y tienes que afinar muy bien y no equivocarte. Cuando llegas arriba de todo en una subida, resoplando, lo más probable es que te equivoques. Con las carreras de orientación aprendes a gestionar el equilibro entre la parte mental y física y a tomar decisiones de manera rápida. Y también a no frustrarte con los errores. Si estás corriendo, te equivocas y te quedas ‘pillada’ pensando en que la has cagado, ya estás muerta. Has de dejar de pensar en el error y corregirlo lo antes posible. Esto te sirve para todo en la vida.
¿Cómo se sustenta económicamente? ¿Es posible vivir de ello?
No. Hay muy poca gente en el mundo que puede vivir de esto. En orientación a pie aún hay más dinero, pero en BTT no. En Suiza, por ejemplo, algunos de ellos viven de ello, pero también son militares, así que cobran del estado. En los países nórdicos cobran del Estado por ser deportistas de élite. Aquí no pasa. En España no hay nadie que viva de ello.
¿Se lo paga usted todo entonces?
La Federación Catalana a veces nos ayuda. Organiza entrenamientos y podemos ir gratis si tenemos buenos resultados. O, por ejemplo, para el viaje a Badajoz del Campeonato de España, nos pagaron ellos la gasolina, las inscripciones y el alojamiento. Lo que no nos pagaron fueron las dietas, pero realmente sale a cuenta.
Ahora va a cambiar de “nacionalidad”.
La temporada pasada competí con la selección española. Y a finales del año, la seleccionadora suiza me preguntó si quería correr para ellos. Lo miramos y les dije que sí [su padre nació en Suiza]. Puedes hacer un cambio de expediente y ahora competiré para la selección suiza. Los deportistas tenemos que hacer una inversión económica, pero si puedes ir siguiendo con las ayudas, te lo puedes ir pagando. Pero, pese a eso, no puedo hacer solo esto. Trabajo 25 horas a la semana en una editorial para poder compaginarlo todo.
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