Uno de los problemas oculares más frecuentes es el ojo seco. Esta patología se produce cuando la superficie ocular no está bien protegida por las lágrimas.
Hace un tiempo las causas más habituales de esta patología eran la edad, los cambios hormonales que se producen en la menopausia, el uso de lentillas, algunos fármacos u otras enfermedades, como el Síndrome de Sjögren, la artritis reumatoide u otras enfermedades autoinmunes.
Se trata de una patología de nuestro tiempo influenciada, en gran medida, por el uso de pantallas
Pero a todos estos factores se ha sumado otro más: el uso generalizado de pantallas de todo tipo y en todo lugar. Por esta causa el ojo seco se ha convertido en un problema cada vez más frecuente, y tal y como señala la doctora Cristina Abascal, especialista del Departamento de Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra, irá en aumento en los próximos años.
“Se trata de una patología de nuestro tiempo influenciada, en gran medida, por el uso de pantallas y la disminución de la frecuencia del parpadeo. Otros factores, como la edad avanzada, las enfermedades autoinmunes o una mala alimentación, también pueden provocar el desarrollo de este problema de salud ocular”.
Esta patología se produce cuando la superficie ocular no está bien protegida por las lágrimas. / Adobe Stock.
Principales molestias que causa el ojo seco
La Sociedad Española de Oftalmología señala que los principales síntomas que ocasiona esta falta de lubricación en los ojos son:
- Irritación ocular.
- Ardor.
- Sensación de sequedad.
- Sensación de tener algo en el ojo.
- Paradójicamente también se puede producir un exceso de lagrimeo. Esto ocurre cuando el ojo seco está provocado no por falta de lágrima, sino porque esta no tiene la calidad suficiente para proteger el ojo.
- Dificultades en la visión.
Estas molestias se padecen a lo largo de todo el día, aunque su intensidad suele aumentar a última hora del día.
Las lágrimas artificiales son el tratamiento más utilizado. / Adobe Stock.
Luz pulsada para tratar el ojo seco
Hasta el momento, el ojo seco no tiene cura, aunque especialistas y pacientes si disponen de varias terapias para aliviar los síntomas. La más usada son las llamadas lágrimas artificiales para sustituir la falta o la mala calidad de las lágrimas del paciente. Están disponibles en el mercado muchos tipos de este fármaco, que es inocuo y no genera dependencia, explican desde la SEO.
Esta técnica, utilizada de forma frecuente en tratamientos de dermatología estética, consiste en que, mediante suaves pulsos de luz, elimina la sequedad, el picor o la sensación de tener cuerpos extraños
Ahora, en la Clínica Universidad de Navarra se está comenzando a usar un nuevo tratamiento a base de luz pulsada intensa (IPL, por sus siglas en inglés).
Esta técnica, utilizada de forma frecuente en tratamientos de dermatología estética, consiste en que, mediante suaves pulsos de luz, elimina la sequedad, el picor o la sensación de tener cuerpos extraños causada por un trastorno denominado “ojo seco evaporativo”.
Según la doctora Cristina Abascal, “el tratamiento es eficaz y cómodo para este problema que se asocia con una disfunción de las glándulas de Meibomio, cuyo funcionamiento es esencial porque generan un componente oleoso que es crucial para mantener la estabilidad de la película lagrimal y evitar su evaporación”.
Y no solo avalan la eficacia del nuevo tratamiento los sanitarios, sino también los pacientes, ya que un 82% de los que se han sometido a esta técnica, están satisfechos al terminar la terapia de su eficacia.
El tratamiento con luz pulsada intensa se realiza de forma ambulatoria. / Clínica Universidad de Navarra.
Una técnica rápida y ambulatoria
El tratamiento con luz pulsada intensa se realiza de forma ambulatoria por enfermeras especializadas.
Consiste en emitir pulsos de luz sobre los párpados del paciente en cuatro sesiones espaciadas cada 2 semanas. Para ello, y con el fin de extremar las medidas de seguridad, se emplean protectores oculares que evitan cualquier contratiempo.
María Mendoza, enfermera del Departamento de Oftalmología de la Clínica, destaca que “el proceso es muy llevadero para el paciente y no suele superar los 15 minutos por sesión. Alguno menciona una ligera sensación de quemazón que, en cualquier caso, es tolerable. Además, no se requieren cuidados especiales posteriores, más allá de evitar la exposición al sol”.
El aparato adquirido por la Clínica Universidad de Navarra para realizar esta intervención es el único certificado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para el abordaje de esta patología.