Rumanía ha igualado sus registros históricos en la Eurocopa. En las cinco participaciones anteriores solo había logrado una victoria en 16 partidos. Fue en la edición del 2000, ante Inglaterra (3-2). Ya ha obtenido la segunda con el 3-0 sobre Ucrania, mucho más rotunda, que la ha colocado en el umbral del acceso a las eliminatorias. Necesita otro impulso este miércoles frente a Eslovaquia, en Frankfurt para meterse en los octavos.
El regreso de Rumanía al torneo continental remite a los viejos y buenos tiempos de la selección amarilla. El nexo de unión son dos apellidos, Iordanescu y Hagi, que se repiten 30 años después.
Honor recuperado
Están en Alemania Edward Iordanescu y Ioanis Hagi, hijos de los míticos Anghel Iordanescu y Gheorghe Hagi, protagonistas de la mejor etapa futbolística de Rumanía cuando llevaron a la selección, uno como seleccionador y otro como capitán, hasta los cuartos de final del Mundial de 1994 tras haber sido primeros en la fase clasificatoria y en la liguilla. Sucumbieron por penaltis frente a Suecia.
“Hemos devuelto el honor a Rumanía, pero todavía tenemos mucho por hacer”, dijo Edward Iordanescu sobre el regreso de la selección a la Eurocopa. Por ahora, pesa más el legado de los padres. Anghel Iordanescu, 74 años, hoy político, conquistó varios títulos en Rumanía como jugador y entrenador; fue campeón de la Copa de Europa de 1986 con el Steaua Buscarest y finalista en 1989, y seleccionador en tres etapas distintas.
El mito Hagi
Gheorghe Hagi, 59 años, ha sido el futbolista más grande de todos los tiempos de su país. Disputó tres Mundiales (1990, 1994 y 1998) y tres Eurocopas (1984, 1986 y 2000), jugó en el Real Madrid (1990-92) y el Barcelona (1994-96) y culminó una carrera con 13 títulos y 293 goles en 703 partidos. Récord de internacionalidades con Rumanía, ha sido el más joven en una Eurocopa y seleccionador dos veces. Ha dedicado finalmente sus esfuerzos a la escuela de fútbol que creó en Constanta, su localidad natal.
De donde emergió Ianis, que nació en Estambul, en la etapa de Gica en el fútbol turco. A los 25 años, ha ido de acá para allá hasta detenerse en el Alavés la pasada campaña. Cedido por el Glasgow Rangers para que se recuperara de una grave lesión de rodilla, ha disputado 22 partidos pero solo 8 de titular. Con la selección tampoco es un fijo en el once inicial.
La mayor similitud entre padre e hijo se resume en que Gica anotó el gol definitivo de la clasificación para el Mundial-94 y Ianis, el del acceso a Alemania-2024. Los dos lucen el 10 a la espalda.
La mayor similitud entre los Hagi es que Gica anotó el gol de la clasificación para el Mundial-94 y Ianis, el del acceso a Alemania24. Y que los dos lucen el 10 a al espalda.
Retirada a los 26
“Echamos mucho de menos a Ianis durante la lesión, es un jugador con cualidades especiales”, asegura Iordanescu hijo, Edward, seleccionador como su padre y entrenador del segundo Hagi. “Yo quería ser futbolista y triunfar como jugador a un alto nivel, pero las cosas no salieron como planeaba y toda mi energía y ambición, además de lo que aprendí en casa, de mi padre, me dio el impulso para dedicarme a entrenar”, explicó en una entrevista a la UEFA.
Iordanescu dejó el fútbol a los 26 años y trató de labrarse una mejor carrera en los banquillos. Con el Cluj conquistó cuatro títulos entre 2018 y 2021, y obtuvo el crédito necesario para ser el seleccionador de Rumanía. Le nombraron en enero de 2022.
El 16 de junio cumplió 46 años, la víspera del primer triunfo sobre Ucrania. Su padre no ganó ningún partido de los seis (empató uno y perdió cinco) que dirigió en las ediciones de 1996 y 2016. Él ya lo tiene. Y acaricia el pase a octavos.
“Esperamos hacer un buen partido y hacer historia. Nos vale con un empate”, recordó este lunes sobre la situación del grupo, que lidera por la diferencia de goles ya que los otros tres componentes (Eslovaquia, su rival, Bélgica y Ucrania) cuentan con tres puntos.
Más hijos famosos
Los apellidos Iordanescu y Hagi no son los únicos que evocan a sus notables progenitores. Hay otros que resultan también familiares para el gran público. El portero de Dinamarca, Kasper Schmeichel, alarga la tradición del padre, Peter, campeón sorpresa de la edición de 1992. Hoy es comentarista en una cadena de televisión. Disputó cuatro Eurocopas, y Kasper ha jugado tres. Tiene ya 38 años.
En Italia es visible el apellido Chiesa. Federico es el hijo y participó el lunes en la milagrosa clasificación de la azzurra en el último minuto frente a Croacia. Aún no ha marcado en esta edición, sí lo hizo en la de 2020, cuando Italia salió campeona el Wembley. Su padre Enrico marcó un gol en Inglaterra-96.
No es tan visible en Portugal el apellido Conceiçao. Francisco, ese el nombre de la camiseta, vivió la noche de gloria al marcar en el tiempo añadido el triunfo sobre la República Checa. Sergio, el padre, el técnico del Opotro en las últimas campañas, le metió tres a Alemania en la edición de 2000. Portugal sucumbió en la semifinal ante Francia.
Liliam Thuram era el lateral derecho de los galos. Lo fue en cuatro Eurocopas, campeón en la de 2000 y campeón mundial en 1998. Su hijo Marcus juega en la otra esquina del campo: es extremo izquierdo. No tiene ningún título internacional. Ha sido campeón de la Serie A con el Inter.
Danny Blind, el central del Girona y pieza clave en la histórica clasificación del cuadro rojiblanco, no se ha estrenado en Alemania aunque participó asiduamente en el Mundial de Qatar-2022. El padre, Daley, fue títular con los Países Bajos en las dos Eurocopas que jugó.