Hellboy, el sarcástico y entrañable demonio de piel roja nacido de la imaginación de Mike Mignola, debutaba, en la historieta ‘Semilla de destrucción’, con colección propia de la mano de la entonces joven editorial Dark Horse. Era marzo de 1994, hace 30 años. El estadounidense lograba cumplir así su deseo de crear sus propias historias y de alejarse de los superhéroes (que le traen sin cuidado, ha afirmado) de Marvel y DC Comics en los que había trabajado desde 1987: entintó a Hulk y Dr. Extraño e ilustró a Superman y Batman, entre otros.
Acompañan la efeméride del gigantón y algo bruto diablo la publicación, el 23 de agosto en Norma, del volumen número 31 del que ya es uno de los clásicos del cómic independiente de Estados Unidos, y del estreno, el día 30, de la la cuarta adaptación al cine, ‘Hellboy: The crooked man’, dirigida por Brian Taylor y encarnada por el actor Jack Kesy.
Nacido de una bruja descendiente del rey Arturo y del demonio Azzael e invocado por el oscuro Rasputín en connivencia con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, Hellboy tiene una gran fuerza, una mano de piedra, cola y cuernos, y es capaz de recuperarse rápidamente de las heridas. Antes de convertirse en héroe grandullón, el pequeño fue rescatado del Infierno y criado como humano por el profesor estadounidense Trevor Bruttenholm, fundador de la Agencia de Investigación de Defensa Paranomal (AIDP), donde el demonio rojo se emplea a fondo para proteger a la humanidad de criaturas oscuras y seres fantásticos.
“La personalidad de Hellboy es mi personalidad, porque no sabría cómo dotarle de identidad de otra forma. Pero físicamente es mi padre. Él es un tío mucho más fuerte que yo. Era muy trabajador, hacía muebles de madera y acarreaba pesos de aquí para allá. Es un hombre duro curtido en la Segunda Guerra Mundial y yo quería que Hellboy fuera así, pero con mi personalidad”, explicaba Mignola (Berkeley, 1960) en entrevista a este diario.
La serie de cómic, que empezó con guion de John Byrne y que en España empezó a publicar Norma un año después, en 1995, está plagada de influencias de Lovecraft, de la mitología nórdica, rusa y griega, del terror ‘pulp’ y las historias de fantasmas victorianas. Mignola, sin embargo, antes de pensar en convertirlo en protagonista ya había esbozado a Hellboy en un dibujo en la Comic Con de San Diego de 1993, en una portada de una publicación italiana y en un cómic del propio Bryne.
La historia principal terminó hace unos años y está recopilada en cuatro integrales, pero Mignola sigue produciendo aventuras, ‘spin-offs’ y cómics paralelos en torno al universo de Hellboy y la AIDP (todas en Norma). En estos se enmarca ‘Hellboy enamorado’, publicado en mayo, o el próximo libro, el 31, que ahonda en el pasado en la agencia del gigante rojo en los años 50 a través de seis relatos.
Agente novato
Es también esa época, con el protagonista siendo aún un agente novato de la AIDP, que investiga a un demonio en una zona rural de los Apalaches, la que revisita la inminente película de Brian Taylor, ‘Hellboy: The crooked man’. Basada en la historieta homónima (la favorita de Mignola), es el filme más fiel al cómic original y da un giro hacia el terror oscuro.
El trabajo de Taylor deberá hacer frente al recuerdo de la buena acogida de las dos primeras adaptaciones al cine, ambas protagonizadas por un aclamado Ron Perlman y dirigidas por Guillermo del Toro. La primera, de 2004, basada en el primer cómic, ‘Semilla de destrucción’, y la segunda, de 2008, una historia original. En cambio, la tercera versión, de Neil Marshall y con el actor David Harbour, en 2019, fue vapuleada por la crítica por mostrar a un Hellboy violento y cruel, a años luz del encarnado por Perlman, un gigantón tierno y brutote que intenta dominar sus instintos demoniacos.
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