Cuando el Barça abre el estadio grande para el femenino, este año el Lluís Companys y no el Spotify Camp Nou, hay fiesta asegurada. Por el ambiente de Clásico, por la emoción, por el juego y por los goles. No es casualidad que, contra el Madrid, el conjunto azulgrana disputase el mejor partido de la temporada hasta ahora. Jugadoras y técnico advirtieron que iban a estar a la altura de la cita, y respondieron al gesto del club sacando el champán a la hora del vermut, con una exhibición de fútbol, individual y colectiva, y una manita.
Con las bajas de Alexia y Paredes, que se sumaban a las de Rolfö, Jana y Bruna, no tenía muchas opciones Giráldez para el once, que volvió a ser de gala dadas las circunstancias. Salma jugaba en punta sustituyendo a la capitana y Engen formaba pareja en el eje central de la zaga junto a Mapi, una combinación habitual en los últimos partidos.
Ritmo, fluidez y estilo Barça
No tardó el Barça en enseñar sus cartas y se encontró con un Madrid más activo que defensivo que buscaba dar la sorpresa por la banda de Olga, Caicedo y Athenea, como en los dos últimos clásicos. Allí estaba Lucy Bronze para frenarlas.
Lo había estudiado el Barça y se adaptó rápidamente al planteamiento, cociendo a fuego medio la que iba a ser una exhibición coral e individual, con un ‘fútbol champagne’ al más puro estilo azulgrana. Mapi iniciaba la jugada, Engen se quedaba detrás como seguro, y en la zona ancha Walsh dirigía la orquesta y Patri y Mariona, que arrancó de extremo pero fue verso libre, repartían balones a los pies de sus compañeras. Ritmo y facilidad para generar espacios.
Aitana, Caro y Mariona
La primera en descorchar la botella fue Aitana, en la primera ocasión que tuvo. Se acomodó con la zurda un balón de Graham y, con un disparo ajustado que llegó a tocar Misa con los dedos, perforó con potencia la red. Lo celebró con dedicatoria al equipo Genuine. Perdonó el Barça unos cuantos goles -Salma tuvo las más claras- y hasta tres balones se estrellaron contra la madera en el primer tiempo, de Aitana, de Graham y de Salma.
Fue ese palo de la zaragozana que originó el segundo. Recogió ‘Caro’ el rebote y, tras un quiebro exquisito, mandó el balón a la escuadra de Misa para hacer honor a su brillante partido. “Juega a otra cosa”, se escuchaba en la grada. Y, justo antes del descanso, Mariona hizo el tercero, con un balón enroscado al palo largo que fue directo dentro.
Pina y Vicky, para hacer la manita
Cantaba Montjuïc ‘Un dia de partit’, se lo pasaba bien la gente y disfrutaba el Barça de la fiesta que había preparado al club en la montaña mágica, con actuación de Alizzz, mucha música, regalos y coreografía de un grupo de abuelas al ritmo de Beyoncé. También se llevó una ovación de la grada Jenni Hermoso, que se estrenaba como comentarista en DAZN.
Pero no hay fiesta sin su estrella. Y no hay Clásico sin Claudia Pina. La canterana, que entró por Mariona para jugar veinte minutos, marcó el cuarto tras pase de Aitana. Lo celebró con un beso al escudo, enésima demostración de amoro por los colores. Y Vicky López, en el añadido, puso la guinda para confirmar la manita. Se cayó Montjuïc.