“Yo sentía la necesidad de estar cerca del maestro, como cantaora y como amiga, y para mí fue una suerte poder meterme en Sevilla 1 y visitarle para compartir unos ratitos de cante y guitarra. Yo iba a querer hacer un bien y el regalo me lo llevé yo por poder juntarnos esos ratillos y terminar haciendo este disco”. Estrella Morente (Granada, 1980) presentó este jueves en Madrid su más reciente trabajo discográfico, Estrella y Rafael, grabado junto al guitarrista Rafael Riqueni (Sevilla, 1962). Es un disco en el que los dos artistas homenajean a dos grandes referentes del flamenco, la cantaora Pastora Pavón, más conocida como La Niña de los Peines, y el guitarrista Manuel Serrapí, Niño Ricardo y que se gestó de manera casi espontánea durante la estancia en prisión de Riqueni. Es la primera vez que Morente se pone a los mandos de la producción. “Ha salido natural, este disco no fue pensado, pero en aquellas visitas a Sevilla 1 pensé que quería grabar aquellos ratitos, así que tiré del técnico que siempre trabajaba con mi padre, me lo llevé a los cinco conciertos que hicimos en la cárcel, y de aquellas sesiones salió Estrella y Rafael“.
Aquellas grabaciones, de 2015, quedaron en un cajón. Hasta que un buen día, en una conversación con el promotor Pino Sagliocco (presidente de Live Nation en España), surgió la idea de publicarlo. Lo han hecho desde la discográfica que montase Enrique Morente, Discos Probeticos, de la mano de Oco Records, de Sagliocco, y con el apoyo de Universal Music. Aunque el disco está disponible en plataformas desde finales del año pasado, es este viernes 26 cuando se lanza la edición física, en CD y vinilo, con portada de la artista Lita Cabellut.
“Este disco va a servir para que la gente joven escuche lo bueno de los grandes maestros“, decía Riqueni en la presentación a los medios este jueves en el Teatro Albéniz de Madrid. Son diez cortes en los que Riqueni utiliza falsetas del que fuese su referente de juventud (y el de todos los guitarristas de su generación), Niño Ricardo, y se inspira en su toque para acompañar la voz de Morente, que desde sus inicios en la música siempre tuvo a la Niña de los Peines como absoluta referencia (junto a su padre, el maestro Enrique Morente).
“Son diez cantes pero hemos grabado 37 o 38 más, como la taranta y la soleá por bulería, que no han entrado en el disco”, explica Morente. La selección de cantes la fue dando el propio encuentro, dice. “Este repertorio ha surgido a partir de escuchar a Rafael. Yo le escuchaba tocar por alegrías y lo que me pedía el cuerpo era hacerle letras de Pastora”. Morente conoce a la perfección un repertorio que ha cantado desde sus inicios en el flamenco, el de Pastora Pavón, que fijó buena parte de los cantes tal y como se conocen hoy, además de ser una de las cantaoras más completas y prolíficas de su generación, con una larga carrera que transcurrió desde el mismo inicio del siglo XX hasta los años 60. “Para mí la clave fundamental en el disco es que están la soleá y la seguiriya, que son las madres del flamenco”, añade Riqueni. “Sin eso el disco no sería el que es”.
La radicalidad de mirar hacia el pasado
En su afán por mirar hacia los referentes del siglo XX, Estrella y Rafael incluye el sonido de los surcos de los discos de pizarra, como en las grabaciones que se conservan de la Niña de los Peines. Ha sido un laborioso trabajo de ingeniería, dice Morente, en manos de Fernando Vacas y El Negri, responsables junto a ella de la producción. “Ese sonido del disco de pizarra me parecía que era lo más vanguardista, lo más moderno”, dice Morente. “Me atrevo a decir que mi padre ha sido el máximo creador que ha tenido el cante flamenco, así que entiendo que la gente de alguna manera esperara de mí algo rompedor, pero para mí lo más moderno y lo más especial era volver a lo más antiguo, a las raíces”.
Esa ingeniería de sonido ha servido también, explica la cantaora, para limpiar unas grabaciones hechas en directo en la cárcel, en la que Riqueni pasó algo más de un año en 2015 por acumulación de delitos menores en un periodo en el que una profunda depresión, unida a excesos con el alcohol y las drogas, le desencadenó una bipolaridad que no fue tratada correctamente. Fue una época oscura en la que el guitarrista casi dejó de lado la música y en el que fue Enrique Morente justamente el impulsor de que el flamenco le siguiera apoyando, organizándole un homenaje y llamándole para tocar junto a él en algunas ocasiones. Su hija Estrella cuenta que, cuando Riqueni tuvo que ingresar en prisión, ella sintió la necesidad, como cantaora y como amiga, de ir a acompañarlo. “Si hubiera estado en Pekín o Singapur, también habría ido allí, pero estaba en Sevilla 1 y allí fui a estar cerca de él, algo que me recompensó con su arte”. Y añade: “Está grabado donde está, pero nosotros hicimos un trabajo muy especial, escuchas las palmas y piensas que estábamos en el teatro y no donde estábamos”.
El disco, que tuvo su primera presentación en los Grammy latinos celebrados en Sevilla, ha pasado ya por diversos escenarios, como la Suma Flamenca de Madrid. Ahora, después de presentar la edición física, volverán a los escenarios juntos para hacer nuevas presentaciones. Lo importante, dice Morente, es transmitir su admiración por los maestros. “Este disco tiene un camino de largo recorrido de aficionados muy buenos”, explica, “porque habrá otras que canten mejor que yo, pero más aficionada es muy difícil, porque vengo de una casa que siempre ha defendido, por encima del talento o de estar a la moda, la afición”.