Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 63.291 mujeres perdieron la vida en España en 2021 debido a una enfermedad cardiovascular. Esto significa que cada 8 minutos muere una mujer española por alguna de estas patologías.
Si se analizan los datos de estos fallecimientos por la misma causa en la población masculina, la diferencia es importante.
Y es que, en ese mismo año, fallecieron 55.905 hombres por causa cardiovascular, 7.386 fallecimientos menos que entre las mujeres.
- “En los últimos años venimos constatando que existe un sesgo de género en la atención cardiovascular en España: las mujeres se diagnostican menos y más tarde”.
- “En parte, se debe a la falta de conocimiento y a la baja percepción que tienen ellas mismas sobre el problema del riesgo cardiovascular y la interpretación de sus síntomas, especialmente a partir de la menopausia.”
Sin embargo, tal y como comenta el doctor Andrés Íñiguez, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC).debemos ser conscientes de que la salud cardiovascular de la mujer es cosa de todos:
- “De las propias mujeres
- De los profesionales sanitarios
- De la administración sanitaria
- De los medios de comunicació
- Y de toda la sociedad”.
Aumento del riesgo cardiovascular con la llegada de la menopausia
La evidencia científica ha demostrado que el riesgo cardiovascular en la mujer se incrementa a partir de los 50 años y la menopausia.
Este incremento está provocado en gran parte por los cambios hormonales que el organismo femenino experimenta, de forma que la mujer puede ver alterados muchos de los parámetros de salud que hasta ahora había tenido bajo control.
Uno de los efectos de la menopausia es que se produce una redistribución de la grasa corporal, que va a tender a acumularse en la zona abdominal.
- Y se sabe que el perímetro de la cintura elevado (que se puede medir con una cinta métrica a la altura del ombligo y en el caso de la mujer no debería exceder los 88 cm) es en sí mismo un factor de riesgo cardiovascular.
¿Qué problemas metabólicos provoca la menopausia?
El exceso de grasa en el abdomen que provoca la llegada de la menopausia se relaciona directamente con otros problemas metabólicos como:
- Aumentos del azúcar o glucosa en sangre
- Aumento de la presión arterial
- Alteraciones en los niveles del colesterol y los triglicéridos.
De esta forma, puede ocurrir que en la menopausia los niveles de colesterol LDL (el malo) y triglicéridos aumenten entre un 10% y un 15% y que, por el contrario, bajen levemente los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno).
Esto provoca un aumento del riesgo cardiovascular en la mujer de forma silenciosa. Y como nos explica el doctor Andrés Íñiguez, podremos prevenir un evento cardiovascular si ponemos estos medios:
- “Hay que sensibilizar sobre los cambios metabólicos que se producen en la menopausia y acerca de la necesidad de realizar un mayor seguimiento.”
- “Si conseguimos que la mujer sea más consciente de que hay momentos en su vida en los que es clave realizarse una revisión cardiovascular.”
- “Detectar, gracias a esa revisión, la existencia o no, de factores de riesgo cardiovascular, entre ellos, una anormal y elevada tasa de colesterol en sangre o un posible empeoramiento de sus cifras previas de colesterol. ”
Control del colesterol: diferencias de sexo
Detrás de gran parte de los problemas cardiovasculares que sufre la población están los altos niveles de colesterol.
Se sabe que el colesterol es corresponsable del 60% de las enfermedades del corazón, siendo estas la principal causa de muerte en nuestro país, especialmente en las mujeres.
Y es que los especialistas en cardiología llaman la atención sobre un asunto importante y es que las mujeres hacen menos seguimiento que los hombres de sus niveles de colesterol.
¿Por qué?
Pues en opinión de la doctora Mª Rosa Fernández Olmo, presidenta de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC): “Esto puede deberse a múltiples factores, desde que las mujeres nos tratamos menos, hasta que tenemos una menor respuesta al tratamiento”.
Y no se trata de una percepción, sino que hay varios estudios que constatan esta realidad:
- Una de estas investigaciones, publicada en la revista Circulation, revela que las mujeres tenían menos probabilidades que los hombres de que se les prescribiera algún tratamiento con estatinas (67% frente al 78,4% de los hombres) o de recibir una estatina a la intensidad recomendada por las guías de práctica clínica (36,7% frente al 45,2%).
- Además, las mujeres también eran más propensas a declarar que habían rechazado el tratamiento con estos fármacos (3,6% frente al 2% de los varones) o que lo habían interrumpido (10,9% frente al 6,1% de ellos).
- Asimismo, eran menos propensas que los hombres a creer en la seguridad o eficacia de este tratamiento.
Estos datos constatan el sesgo de género ya mencionado por los dos cardiólogos.
Otro aspecto es la menor eficacia de los tratamientos en ellas que en ellos. Así, las mujeres ven disminuir sus niveles de colesterol LDL o “malo” de media un 47,4% frente al 56,9% de los hombres.
Además, el porcentaje de pacientes que alcanzan una reducción del colesterol LDL igual o mayor al 50% es mayor (71,36%) en hombres que en mujeres (57,62%).
Hábitos de vida saludables
Con todos estos datos en la mano, los expertos en cardiología insisten en la necesidad de que la mujer vigile más intensamente su salud cardiovascular a partir de los 50 y la menopausia.
Y decimos más intensamente, porque a lo largo de toda la vida, Fundación Española del Corazón recuerda la importancia de llevar un estilo de vida saludable para controlar los factores de riesgo cardiovascular, en especial el colesterol.
Las recetas para hacerlo son bien conocidas:
- Hay que seguir una dieta equilibrada, basada en el consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas, y limitando la ingesta de grasas saturadas.
- Es recomendable el consumo de lácteos enriquecidos con esteroles vegetales que bloquean la absorción del colesterol a nivel intestinal, el aceite de oliva virgen extra o el pescado azul, ricos en grasas cardiosaludables.
- A la vez que cuidamos la alimentación debemos incorporar el ejercicio físico de intensidad moderada en nuestra rutina diaria. Caminar, realizar una carrera suave o practicar ciclismo o natación aumenta el HDL (colesterol bueno) y reduce el LDL (colesterol malo) y los niveles de triglicéridos. La práctica de ejercicios de fuerza para reforzar la masa muscular también es clave en este proceso.