Ni tres años lleva en Girona. Ni tres años, pero ha construido Míchel, el ‘nieto de la María’, nacido en Vallecas, ídolo de Vallecas, una obra futbolística descomunal al transformar a su equipo en una de las sensaciones del fútbol europeo. Lucha por el segundo puesto y por alcanzar la Champions, hito jamás visto en el club, cuando todavía quedan cinco jornadas para el final de la Liga.
Llega al despacho de La Vinya, la ciudad deportiva del Girona, todavía con la ropa de entrenamiento y se recuesta en un sofá para charlar con El Periódico de Cataluña, del mismo grupo editorial. No ha pasado por la ducha, y no tiene ninguna prisa. Habla de fútbol, de su integración en el tejido catalán y se emociona al recordar la noche de Tenerife en que todo cambió. Del paro a la Champions, el prodigioso viaje de un entrenador moderno que recibe este sábado al Barça en Montilivi peleando por el segundo puesto.
“Yo estaba en el paro. Cuando me llamó el Girona, no dudé. Ví que aquí se podía crecer” (julio 2021)
“Aquel verano yo estaba en el paro. En enero me habían echado del Huesca. Estaba en Ibiza de vacaciones con toda mi familia sin billete de vuelta a Madrid, mientras veía que todos los equipos de Primera y Segunda División ya tenían entrenador. Y quedaba, entre otros, pendiente el Girona-Rayo del play-off de ascenso.
Solo regresaría a Madrid cuando mis hijos, que son futbolistas los dos, volvieran a los entrenamientos. Dos o tres días después de que el Rayo suba a Primera, recibo la llamada del Girona. Primero fue de Juan Carlos Moreno, miembro de la comisión deportiva, al que conocía de Ibiza porque yo estaba allí con Bolo y Pablo Sanz que habían sido compañeros suyos en en el Numancia. Me llama y me pregunta: ‘¿Puedo tomar un café contigo en Ibiza?’ Y se viene a la isla para comentarme que Quique [Quique Cárcel, director deportivo del Girona], quiere hablar conmigo de este proyecto.
Luego, viajo yo a Barcelona para una comida en el hotel Vela, ya con Quique, Juan Carlos, Iván Hammouch y Santi Pou. Yo voy con mi agente. Ahí Quique habla con mucha claridad del proyecto. ‘La figura que queremos de entrenador eres tú’. Ahí me convence. Antes habíamos hecho una vídeoconferencia con gente del City Group, donde hablamos del trabajo con los jóvenes valores y les traslado mi idea de juego.
“Me acuerdo de la frase que me dijo Quique Cárcel antes de fichar: ‘Míchel, vamos a comenzar sufriendo, pero vamos a ser un equipo que tenga que crecer poco a poco’”
Mi sensación con Quique fue de feeling casi inmediato. Me habló muy claro y muy concreto. Me acuerdo de la frase que me dijo: ‘Míchel, vamos a comenzar sufriendo, pero vamos a ser un equipo que tenga que crecer poco a poco’. No me vendió una historia rara.
Me explicó: ‘Venimos de dos golpes muy duros y económicamente el club no va a estar al nivel de los dos últimos años. Y vamos a apostar por gente muy joven, pero tenemos una base sólida de gente que es del Girona y estarán siempre al pie del cañón’. No dudé en ningún momento. Vi algo que podía crecer.
“Estábamos en descenso y Quique me dijo: ¡Te queremos renovar’ ¿Qué pensé? Que me estaba vacilando” (octubre 2021)
No fue nada fácil el inicio. El equipo estuvo algunas jornadas en zona de descenso. Debía ser mediados de octubre. Habíamos hecho solo 8 puntos en las 10 primeras jornadas. Eran seis derrotas. Claro que yo confío siempre en mi trabajo. Pero también sé cómo se mueve este mundo, por lo que sabía que la inmediatez del resultado condiciona a cualquier club.
Recuerdo la derrota en casa con el Huesca (1-3). Vino a verme Quique y me dijo: ‘No sé cómo hemos perdido porque les hemos dado un repaso. Míchel, solo quiero decirte una cosa. ‘¡Quédate tranquilo! Yo quiero renovarte y es algo que voy a venderle a la propiedad porque veo cómo trabajas en el día y quiero que sepan que hemos acertado contigo’.
“El jugador nota cuando tú estás débil, lo huelen, intuyen el cambio. Pero aquí el club me defendió y protegió, por lo que detectó que esa confianza en mí no se había roto”
¿Qué pensé yo? Este me está vacilando. Esto es un ultimátum, ¡seguro!, Encubierto, pero ultimátum. A la semana siguiente, fuimos a Miranda y ganamos 1-2 al Mirandés. A partir de ahí, todo cambió. Pero nunca he olvidado esas palabras de Quique. Con la presión de la gente y de los malos resultados, pueden existir dudas. Él no las tuvo.
El jugador nota cuando tú estás débil, lo huelen, lo intuyen. Pero aquí el club me defendió y protegió, por lo que el futbolista detectó que esa confianza en mí no se había roto. En ningún momento me vieron en una situación de debilidad y eso se debe a Quique y a toda la gente que trabaja con él.
“He caído bien en Girona. ¿Qué he hecho? Nada en especial. Comportarme como soy” (junio 2022)
“Soy de Vallecas y estoy orgulloso de ser de mi barrio. Cuando fui esta temporada al estadio con el Girona y vi esa pancarta me emocioné mucho. Ponía ‘El nieto de la María’ y los ‘Bukaneros’ lo explicaron muy bien. Mi abuela fue muy querida en Vallecas porque tenía huertas y cuando hubo racionamiento de pan y de comida ella y mi abuelo abrían sus puertas para que la gente comiera. Era la durísima época de la posguerra.
En el barrio, todos somos ‘los nietos de la María’. Creo que yo tengo su carácter y el de Candelas, mi madre. Ellas son personas muy, muy humildes. Y también muy, muy valientes. Hasta que falleció mi abuela, era ella la que cuidaba de nosotros. Somos cuatro hermanos (una chica y tres chicos), yo soy el pequeño.
Vengo de un barrio obrero, abierto y de la calle. Por eso, cuando llegué aquí intenté conocer la cultura catalana y la de mi ciudad, que es ahora Girona. Desde el primer día me sentí bien. He caído bien. ¿Qué he hecho? Nada especial. Comportarme cómo soy.
Yo estaba solo aquí porque Lara, mi mujer, se quedó en Madrid con nuestros hijos. Siempre me sentí protegido por el club y por el entorno. Caía bien a mis vecinos, en el barrio donde vivía al principio. Además, Quique me presenta a tres o cuatro personas para jugar a pádel y escapar, aunque fuera por poco tiempo, de fútbol.
“Fue duro ese comienzo, pero siempre me sentí protegido por el club y por el entorno. Caía bien a mis vecinos, en el barrio donde vivía al principio. Me quisé integrar en la cultura catalana”
Empecé a conocer gente, pero ese primer año cerraba La Vinya de noche. Pensaba: ‘¿Qué hago en casa? Si me voy a poner con el ordenador a ver fútbol ya lo hago aquí’. Recuerdo un día en que Lara, mi mujer, salía en Madrid de los entrenamientos de Miguel y Álex, mis hijos, y me preguntaba que dónde estaba. “Pues aquí, en La Vinya!”, le decía.
“El 2-4 de Montjuïc fue entrar en una nueva dimensión para todos” (diciembre 2023)
“Ufff! Lo dije en la rueda de prensa previa al partido para meter más presión al equipo. Quería saber si mis jugadores eran capaces de cruzar esa puerta. Todo lo que ha venido después es consecuencia de aquel partido. Hubo mucha presión luego sobre si seríamos capaces de seguir ahí arriba. Muchos nos miraban así: ‘Caerán, seguro. No aguantarán más tiempo arriba’.
Estamos mucho más proyectados al mundo. Es una nueva dimensión para los jugadores, para mí, para el club, para todos… Sé que no es fácil asimilar todo lo que estamos viviendo.
Pero me quiero quedar con la celebración de aquella noche en el vestuario de Montjuïc y el sentimiento de orgullo que noté a partir de ahí en la ciudad y en la provincia. Como club de fútbol se había vivido a la sombra de Barça y Espanyol, pero ese día aparecemos definitivamente.
“Aquí, como club de fútbol, siempre se ha vivido a la sombra de Barça y Espanyol, pero ese día aparecemos definitivamente. Es como si dijéramos. ‘¡Eh, estamos aquí! ¡Somos el Girona!’”
Es como si dijéramos. ‘¡Eh, estamos aquí! ¡Somos el Girona!’ Y todos los gironins lo llevan con un orgullo tremendo. A partir de ahí, el niño pequeño o la niña pequeña que nace aquí ya no puede ser solo del Barça sino también del Girona. Antes era muy difícil que te pidieran una camiseta de nuestro equipo equipo nada más nacer. Ahora, ya no.
“Europa es un sueño, pero queremos alcanzar el más grande: la Champions” (abril 2024)
“Esto es un sueño, sin duda. Ya lo hemos cumplido y ahora debemos seguir creciendo para alcanzar el más grande: meternos en la Champions. Esto habla muy bien del proyecto que se ha construido. Es un proyecto de club, imposible de lograr si no estamos todos alineados en la misma dirección.
Llegar a Europa después de tres años en Primera y habiendo estado en Segunda, viviendo momentos tan duros, es de locos. Y es de locos, sobre todo, por cómo se ha logrado. Es más: el otro día dije a mis jugadores que de lo más orgulloso estoy es que, cuando paseo por Madrid, se me acerca la gente y me dice: ‘No me pierdo un partido vuestro. ¡Qué manera de jugar! ¡Disfruto viendo cómo jugáis!’ Además, no paran de pedirme camisetas de jugadores míos.
Eso es un legado que hemos dejado ahí para siempre y para mucha gente. Se valora mucho, y es normal, el resultado. Pero como dijo Cruyff en su día, lo más importante es el ‘cómo’. Cruyff y la ‘Naranja Mecánica’ no ganaron ningún Mundial. Perdieron dos finales, las de 1974 y 1978, pero se les recuerda por su hermosa forma de jugar.
“Yo creo que jugamos siempre para la gente y por algo más que un resultado. Lo hacemos para que los gironins se sientan orgullosos al vernos y digan: ‘Mira mi equipo, ¡cómo juega!’”
Hay que callar mucho la boca a todos esos que reducen el fútbol a una frase: ‘Si no ganas, no sirve de nada, no vales’. Pues yo creo que jugamos siempre para la gente y por algo más que un resultado. Como entrenador pretendo que los gironins se sientan orgullosos al vernos y digan: ‘Mira mi equipo, ¡cómo juega!’.
A mí no me vale ganar de cualquier forma. Sé que en algún momento me van a echar por intentar jugar a algo que no voy a poder conseguir. Pero prefiero que sea así y no por otras cosas en las que no creo.
“¿Mi mejor momento? El de más plenitud fue el ascenso, en Tenerife” (Junio 2022)
“¿Uno solo? Hay muchos. El día del Barça, el día del Villarreal que luchábamos por primera vez vez por ser líderes de la Liga. ¡Aquella segunda parte allí fue increíble! El día del Atlético de Madrid, con el gol de Iván Martín. O el del Betis, con el Stuani…
Pero el momento de plenitud, plenitud es el de Tenerife. Era el partido de vuelta del playoff de ascenso a Primera. Habíamos empatado 0-0 en Montilivi. Antes de llegar al estadio vimos el ambiente que había. La gente ya se veía en Primera…
Jugar allí con la personalidad y la valentía que mostró el equipo… Ufff. Solo de pensarlo se me pone la piel de gallina. [¡Mira, mira!’, dice tocándose las piernas con la piel erizada]. Tú veías a Baena, Arnau, Aleix, Valery, Pol Lozano… Gente súper joven, pero con una personalidad enorme. Los tres de atrás eran Santi Bueno, Bernardo y Juanpe. Y Stuani era el delantero.
Empezó el partido y el equipo comenzó a pasarse la pelota. Pam, pam, pam… Y el estadio entero se dio cuenta de que íbamos a ganar nosotros. Se lo he dicho muchísimas veces a los jugadores. Se me pone otra vez la piel de gallina solo de recordarlo. Veía al equipo y sentía que todo fluía.
“Se me pone la piel de gallina al recordar Tenerife. Se jugaban el ascenso, quien sabe si hasta el futuro inmediato del club, que venía de dos traumas en tan poco tiempo. Y ahí estaban ellos jugando de maravilla como si nada”
En un partido te lo juegas todo. El ascenso y quién sabe si hasta el futuro inmediato del club, que venía de dos traumas en tan poco tiempo. Y ahí estaban ellos jugando de maravilla como si nada. Dar tu mejor versión en un momento tan díficil es, para mí, alcanzar la plenitud.
Y me dije: ‘Me siento realizado como entrenador porque estos jugadores han hecho lo qué estamos entrenando’. Aquella noche en Tenerife es mi momento top como entrenador del Girona.