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Entrevista a Martí Perarnau: “Pep es menos guardiolista que los guardiolistas”

Martí Perarnau culmina una década como la sombra de Pep Guardiola con ‘Dios salve a Pep’. Este es el libro que recoge los siete años del entrenador de Santpedor al frente del Manchester City. Pero antes publicó un par dedicados a las tres temporadas en el Bayern de Múnich. Es un fin de ciclo para el periodista y escritor catalán afincado en Madrid que ha diseccionado como nadie la evolución de Guardiola como preparador.

En ‘Dios salve a Pep’ (ya a la venta), Perarnau repasa la trayectoria inglesa de una figura sumamente brillante que ha impuesto un dominio abrumador en la competitiva Premier (ha ganado 5 de las 7 ligas), coronado con el triplete de la temporada pasada, y que ha transformado la manera de jugar en Inglaterra a la vez que él ha ido modificando sin parar su pizarra, su forma de afrontar los partidos y hasta la actitud en la relación con sus jugadores. Si algo queda claro tras la lectura del libro es que Guardiola es un técnico en evolución permanente.

‘Dios salve a Pep’ es un libro muy futbolístico, muy táctico, con pocas incursiones a las polémicas del día a día o la esfera personal de Guardiola. ¿Por qué lo ha enfocado así?

He intentado no interferir el personaje futbolístico con la persona. Tengo autorización para el perfil futbolístico. No soy el biógrafo de Pep. Todo el mundo me dice que soy el biógrafo de Pep. No es verdad. No pretendo hacer de biógrafo. Sería otra perspectiva y no forma parte del pacto no escrito que tenemos él y yo. ¿Polémicas? Hay tantas al cabo de siete años, que si me meto en todas rellenaría el libro de asuntos que se apartan del retrato de la evolución de él como entrenador , que es el objetivo.

Hablemos de ello. Tras la lectura del libro se llega a la conclusión que Guardiola ha ido cambiando su forma de jugar más de lo que se tiende a pensar. Es muy dúctil, muy poco dogmático y que la experiencia le ha hecho evolucionar.

Es que él es menos guardiolista que los guardiolistas. Básicamente ha conseguido resumir la esencia de su ideología futbolística en pocos fundamentos, si acaso en uno: tengo la pelota, es mía, no me la pueden quitar, a través de ella me organizo, a través de ella someto al rival y si me la quitan trato de recuperarla lo antes posible. Ese sería a grandes rasgos su gran esencia. Todo lo demás es secundario, cambiable, aleatorio, modificable, año a año, partido a partido, incluso dentro de un mismo partido o cuando haga falta. Da igual tres que cinco defensas, un nueve puro o un falso nueve… El equipo se lo ha comprado y todo lo demás fluye mejor o peor en función del día.

Es evidente que tiene un talento inmenso, pero le pone muchas horas. ¿Diría que es un perfeccionista?

Él se ha definido como un ‘workaholic’. Mi teoría es que sabe que su gran maestro, Johan Cruyff, tenía un enorme talento intuitivo, que él no tiene esa cualidad y lo busca a través del trabajo. ‘Le pondré muchas horas y, a base de experimentar y de ensayo-error, llegaremos a donde llegaba Johan. Lo único que Johan lo lograba con las manos en los bolsillos’. 

Guardiola siempre se ha caracterizado por ser alguien muy intenso y exigente, pero explica que últimamente se ha serenado.

Ha sido una evolución gradual. Va tomando conciencia -aunque da algún paso atrás en ese proceso- en que percibe que a base de presionar y presionar al jugador, que era su metodología cuando estaba en el Barça, ya no puede extraer más y empieza a percatarse de que quizá con la metodología contraria puede obtener lo mismo o un poco más. Y de hecho en los últimos años se producen momentos importantes, como la última final de Champions, o el desenlace de la anterior Liga, en que su comportamiento en el vestuario con los jugadores es más tranquilo y sereno. Les dice más: ‘sois muy buenos, haced lo que sabéis, que cada uno saque lo mejor de sí mismo’. Pero no lo hace presionando sino facilitando el camino. De vez en cuando le sale la vena, como en enero-febrero que pega un puñetazo y se saca un discurso de que si seguimos así no ganaremos nada, pero en general es menos irritable y se fustiga menos.

¿Por eso dice que el peor enemigo de Pep es el propio Pep?

Pep era el jugador más expulsado de la historia del Barça. Y todas por protestar [en realidad es el tercero detrás de Piqué y Stoichkov]. Él es muy sanguíneo, es irritable. Fíjate cómo se pone en la banda cuando hay una decisión arbitral que le disgusta. Es el carácter impulsivo que tiene y esto se combina con este esfuerzo que hace de que desde la serenidad conseguirá más. Conviven estas dos caras. Poco a poco va saliendo el perfil más calmado.

Martí Perarnau. Ferran Nadeu


¿Y la autocrítica?

Él es muy autocrítico. Pero con el tiempo he ido viendo que quizá esta autoexigencia constante le acaba haciendo más bien que mal. Porque aunque lo pasa mal, aunque conlleve el disgusto por no alcanzar la excelencia que esperaba, al final es el alimento que le hace modificar, progresar y mejorar. Voy viendo que a corto plazo es su enemigo pero en perspectiva amplia es lo que le ayuda a mejorar. Si se conformase quizá no habría progresado tanto.

¿Esa innata intensidad ha quemado a algún jugador?

No me atrevería a decir tanto, pero ha portado a jugadores al límite de la exigencia y eso no puedes hacerlo con todos. Kyle Walker, por ejemplo, ofrece ahora un gran rendimiento porque Pep se lo llevó a cenar y le dijo que le apreciaba mucho y quería que fuera el capitán. Walker se siente realizado con el brazalete en el brazo y da todo de sí. Si lo hubiera presionado más quizá se habría ido al Bayern.

¿Cuánto influye todo su carisma a su éxito como entrenador?

Lo tiene y hace que jugadores que podrían ser escépticos sigan con él a muerte, porque este carisma es atractivo. Pero preguntaría otra cosa: ¿puede un entrenador ser grande sin esta capacidad carismática? Y repasando la historia del fútbol no encuentro ni uno que no hubiera tenido un carisma brutal que casi tapa sus otras cualidades: Chapman, Cruyff, Michels, Ferguson… Tácticamente, ¿qué ha aportado Ferguson? No tiene historias tácticas maravillosas, pero la personalidad es indiscutible. Todo eso que tiene Guardiola -artesano, trabajador, capacidad táctica…- ponlo en un tipo sin carisma y seguramente dejaría de ser de los mejores.

Él considera que su gran aportación en cuanto a innovación táctica es el lateral interiorizado. ¿Está de acuerdo?

Si hablamos de innovación, sí. Todos recordamos el falso 9 de Messi en el 2009, pero en realidad hubo 50 antes. Simplemente, volvió a utilizar algo que ya se había empleado. Su principal movimiento es ese, sí, aunque ha ido creando versiones nuevas de sus equipos constantemente.

En Inglaterra se han escrito muchos artículos sobre la transformación experimentada por el fútbol inglés con la llegada de Guardiola, pero usted no habla apenas de ello. ¿Por qué?

En el libro ‘La metamorfosis’ intenté explayarme en eso. La influencia de Pep en el fútbol alemán, que todo el mundo decía que era muy fuerte, y yo decía: ‘sí, quizá es muy fuerte, pero hay que dejar pasar los años para ver si se consolida’. Y ahora que han pasado siete años desde que se ha ido, esa influencia no es tan vigente, porque no hay quien haya tomado el relevo. Es indiscutible: el fútbol inglés ha hecho un cambio tremendo que yo trato poco. ¿Pero habrá herederos? ¿O cuando Pep se vaya, habrá una vuelta atrás a los clásicos? No lo sé, no tengo respuesta. Para mi esta influencia es aún provisional.

A menudo se acusa a Guardiola de beneficiarse de la potencia económica del Manchester City.

Al final del libro ofrezco unos números que son indiscutibles sobre el gasto de todos los clubs de la Premier en los últimos años. ¿Que se han gastado mucho dinero? Cierto. ¿Que han ingresado muchos? Cierto también. Txiki Begiristain es un genio oculto. Lo que ha hecho es una barbaridad. Claro, si Pep no hubiera estado en Barça, Bayern y City, clubs potentes y con grandes jugadores, no habría conseguido todos sus éxitos, habría logrado otras cosas. Seguiría siendo muy buen entrenador, pero no esto.

Podría hacer un Girona, ¿no?

Si, pero no le haría ganar un triplete. Le haría jugar muy bien y quizá ganar la Liga, pero el triplete ya no lo veo. Ya necesitas una solidez mucho más grandes.

En el libro da detalles de una reunión en Barcelona, en casa de Guardiola, con Messi, por iniciativa del jugador, durante el verano del burofax, el del 2020.

Sí, fue una reunión de seis horas en la que habló más el jugador después de la frustración por el 2-8 de uno y por la eliminación en Lisboa a cargo del Lyon, del otro. Quedaron en que si Messi conseguía arreglar su situación con el Barça, sería bienvenido al City. Después, que yo sepa, en días posteriores, se enviaron mensajes y ya está. 

Guardiola aplaude a Messi en su etapa en el Barça. Jordi Cotrina


Cuenta que Guardiola se quedó abatido cuando la operación no se culminó.

De alguna manera era un reencuentro de padre e hijo futbolístico, si puede decirse así. Era estimulante. Pep venía de un golpe fuerte en Lisboa en la Champions y debía encontrar nuevos alicientes para sí mismo y para los jugadores. Se había hecho a la idea y por eso la decepción. No pasó lo mismo con Cristino Ronaldo, que se lo ofrecieron y dijo que no y ya está. 

Después del triplete de la temporada pasada, el segundo de su carrera, él y su staff tendrán una sensación de plenitud.

Hay esta ambivalencia. Hay la sensación de: ‘ya está’, que parece plenitud, pero él es el primero que en julio dice que ahora viene algo muy chulo, que es volver a empezar y no quedarse con la barriga llena. No quiere después del triplete hacer el tonto y perder la liga por 20 puntos. La quiere ganar. Cuando las vacaciones hizo un bajón fuerte porque había vivido un estrés muy grande. En vacaciones respiró hondo pero en cuanto llegó a Manchester se volvió a poner las pilas y él está muy contento de ver que el equipo ha reaccionado con la misma hambre. Habría podido producirse un desplome.

Las heridas europeas debían pesar lo suyo.

Sí, daba la sensación que cuando no era por una cosa era por otra. El club no tenía la exigencia de ganar la Champions pero él sí que decía que había que acabarla, había que conseguirla. No soñaba con el triplete. Es como la guinda. Había la sensación de que la Champions ya tocaba. Y curiosamente no viene por Haaland. Se gana porque el equipo llega a una maduración que le permite superar los buenos y los malos momentos. La final estuvo mal jugada, pero el equipo tuvo el cuerpo para aguantar.

Inversión neta del periodo 2018-2023 en fichajes (gasto – ingresos por ventas)

Chelsea: 716 millones

Manchester United: 613 millones

Arsenal: 549 millones

Tottenham: 378 millones

Liverpool: 284 millones

Manchester City: 259 millones

¿Cree que a Guardiola le importa su legado?

Creo que sí. No creo que esté en el fútbol solo por ganar títulos. Le importan muchos los títulos, faltaría, pero le importa mucho la identidad, la forma de jugar, las emociones que genera en la gente, y todo eso es legado. No diría que le importe a nivel de que se le considere de una determinada forma en la historia.

Su contrato con el City acaba en el 2025. ¿Cree que realmente acabará entonces?

Creo que sí. Con Pep no se puede saber nunca. Pero creo que sí. Quiere cumplir el contrato. Está contento, está cómodo. Cuando mira a los ojos de los jugadores, no ve pasotismo. Querrá acabar.

A todo ello, hay un sacrificio personal potente por su parte poco comentado que es la dispersión familiar.

Como lo explica, lo reproduzco. Él quería renovar hasta el 2025 pero dice que debe decidir la familia. Hay un sacrificio familiar personal indiscutible, de todos los miembros, y de él, que al fin y al cabo se queda allí en Manchester. Al final te vas a dormir en una casa muy grande pero estás tú solo. 

¿Y después del City?

Jugará al golf y estaría bien, como ha dicho en alguna ocasión, coger una selección.

¿La inglesa?

Tiene muchos elementos atractivos. A ver: Rico Lewis, Kyle Walker, John Stones, Jack Grealish, Phil Foden… Es tentador. Tiene medio equipo suyo y los conoce perfectamente. Y como lleva siete años, a los demás también. Da la sensación que el inglés es un entorno que, siendo muy crítico, no es feroz. Y Pep, si bien el primer año era un personaje extraño, ahora ya es uno de ellos. Sería razonable. Yo lo veo.



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