La intensiva explotación ‘post mortem’ del catálogo de Elvis Presley se anota un tanto con ‘Memphis’, colección que por lo pronto se beneficia de un concepto rotundo: reúne (casi) todas las grabaciones del rey del rock and roll en la ciudad donde nació artísticamente y donde murió. Además, ‘Memphis’ brinda un atrevimiento interesante: nuevas mezclas de las sesiones en American Sound (1969), Stax (1973) y Graceland (1976), de las que se han eliminado las capas extra de cuerdas, vientos y coros. También son nuevas y cortesía de Matt-Ross-Spang (ganador de premios Grammy por trabajos con Jason Isbell y Blind Boys of Alabama) las mezclas de la actuación en el Mid-South Coliseum el 20 de marzo de 1974. El lanzamiento, con 111 canciones, está disponible en digital y en un estuche de cinco CD. Un álbum de dos vinilos ofrece una versión reducida. Firma las notas el escritor y cineasta Robert Gordon, una eminencia en música de la ciudad del estado de Tenessee. La excusa de ‘Memphis’ es el 70º aniversario de las primeras grabaciones profesionales del cantante.
El primer CD incluye 23 canciones que Elvis (Tupelo, 8 de enero de 1935-Memphis, 16 de agosto de 1977) grabó en el estudio Sun de Sam Phillips, en Memphis. Elvis pagó 3,98 dólares para registrar como aficionado un acetato con ‘My happiness’ y ‘That’s when your heartaches begin’ en julio de 1953. Después diría que era un regalo para su madre, pero se sospecha que su intención era llamar la atención de Phillips. En enero de 1954 volvió a pagar para grabar ‘I’ll never stand in your way’ e ‘It wouldn’t be the same without you’. No pasan de curiosidades.
Las tablas de la ley
Finalmente, Elvis consiguió una sesión de prueba con Scotty Moore (guitarra eléctrica) y Bill Black (contrabajo) en Sun. Era el 5 de julio y la jornada produjo oro. Hasta agosto de 1955 Sun, también sello discográfico, publicó cinco ‘singles’ de Elvis que son lo más parecido que existe a las tablas de la ley del rock and roll. En noviembre RCA compró el contrato de grabación de Elvis por 40.000 dólares, una cifra entonces astronómica. Y utilizó cinco canciones grabadas en Sun y que permanecían inéditas en ‘Elvis Presley’ (1956), el primer elepé del artista, número uno, por supuesto. Completan el segmento cuatro piezas rescatadas como rarezas bastante después. Todo este material no ha sido remezclado porque no hay nada que eliminar: es sustancia primigenia registrada en vivo en estudio. En efecto, sin rastro de la espontánea sesión conocida como ‘Million Dollar Quartet’, que documenta la ‘jam’ de Elvis, Carl Perkins, Jerry Lee Lewis y Johnny Cash en Sun el 4 de diciembre de 1956.
De grabar en unas modestas instalaciones de Memphis (con batería solo ocasional) pasó Elvis a grabar en los estudios ‘top’ de RCA en Nashville, Nueva York y Los Ángeles. No puede decirse que Elvis ganduleara en los 60, al fin y al cabo hizo casi 30 películas y sus respectivas bandas sonoras en esa década. Pero sí puede decirse que se abandonó a la rutina de estrella, más del cine que de la música. Entretanto, la cultura juvenil que prácticamente había fundado en los 50 había adquirido velocidad supersónica. Resultado de la suma de ambas circunstancias: Elvis se convirtió pronto en una reliquia de otro tiempo.
El explorador apache
El artista fue el explorador apache del rock and roll, siempre avanzó solo descubriendo las posibilidades y las trampas de un territorio desconocido: la superfama pop. A los 33 años acuñó el concepto de renacimiento artístico, vía vuelta a las raíces, con el especial televisivo ’68 comeback special’, puñetazo en la mesa al que siguieron de inmediato las sesiones en el estudio American Sound de Memphis en enero y febrero de 1969.
“[Chips] Moman [amo y señor de American Sound] hizo que Elvis se arriesgara -escribe Robert Gordon-. No estaba ahí para contentar a RCA sino para producir a Elvis Presley, para afrontar el desafío. ¿Podría resucitar a la estrella que inspiró a toda una generación? Moman frenó cualquier interferencia del Complejo Industrial Elvis. Toda la fauna, guardaespaldas, vendedores de canciones, ideólogos, fue invitada a abandonar el estudio, dejando a Elvis expuesto y vulnerable como no lo había estado en años“.
Apuesta ganadora
La apuesta de Moman, apodado Chips (Fichas) por su afición al juego, resultó ganadora. También, porque consiguió canciones de primera y porque la banda de la casa, conocida como The Memphis Boys, hablaba el idioma musical que Elvis había hablado: ‘memphiano’ de superclases. Las 33 canciones resultantes dieron lugar al elepé ‘From Elvis in Memphis’ (1969) y al doble ‘From Memphis to Vegas / From Vegas to Memphis’ (1969), con el primer plástico dedicado a una actuación en el International Hotel de Las Vegas. Una jugada difícil de comprender, habida cuenta de la calidad del lote procedente de American Sound. Pero es que la discografía de Elvis es un galimatías. La toma de ‘Suspicious minds’ grabada en las mismas sesiones, el último número uno del intérprete en la lista de éxitos pop estadounidense, solo salió como ‘single’ y en recopilaciones. En cualquier caso, ‘From Elvis in Memphis’ alcanzó estatus instantáneo de obra maestra y la rodaja hermana de ‘From Memphis to Vegas / From Vegas to Memphis’ no le anda a la zaga.
El segundo CD de ‘Memphis’ presenta 24 registros con el sello de Moman que, despojados de los excelentes añadidos de cuerdas, vientos y voces con los que los conocemos, realzan a un Elvis que va “de lo serio a lo juguetón, siempre él mismo”, en palabras de Gordon.
Oportunidad perdida
El paso de Elvis por Stax en dos periodos de 1973 fue otro cantar. No hubo un Chips Moman, ni una remesa de canciones de primera, ni una banda de la casa con personalidad. El “Complejo Industrial Elvis” hizo su trabajo en Stax como podía haberlo hecho en cualquier otro estudio. Para más inri, el artista atravesaba el proceso de divorcio de Priscilla. En estas sesiones participaron de manera nuclear la tira de voces, femeninas y masculinas. “A pesar de que habría sido más barato añadirlas, Elvis eligió gastar dinero y tenerlas allí porque así la música sería mejor”, señala Gordon. Las remezclas de los 23 números del tercer CD de ‘Memphis’ subrayan la interacción de Elvis con sus coristas, a los que otorgaba un papel “esencial” en su propia manera de cantar.
Directo apabullante
El cuarto CD recoge la actuación de Elvis en el Mid-South Coliseum de Memphis el 20 de marzo de 1974. A falta de revelaciones, es un testimonio de que su directo en esa época era arrollador. Por mucho que ya fuera un lugar común de la cultura rock decir que era un artista trasnochado y por mucho que ya circularan bromas sobre su físico, su indumentaria, sus hábitos ‘médicos’, su ideología… Más de 20 instrumentistas y vocalistas le acompañaban en la tarima. Elvis el explorador apache inventó las superproducciones escénicas basadas en clásicos que después consolidarían los Rolling Stones y que actualmente son moneda común en la gran industria de la música en directo.
Arriba y abajo
Individuo tan único como Copito de Nieve, prototipo de la estirpe de los semidioses del rock, Elvis decidió que no saldría de la mansión Graceland para sus grabaciones de 1976, sino que llevaría un estudio a su refugio. A RCA le encantó la idea, no en balde el artista había dado plantón a unas cuantas sesiones en los últimos tiempos. La compañía supuso que tendría a un “cliente cautivo”, observa Gordon. “Pero RCA -prosigue- no tuvo en cuenta una distancia: la que suponía bajar las escaleras de la segunda planta a la primera”.
La segunda planta de Graceland era el reino privado de Elvis, mientras que en la primera desarrollaba vida social, ya más bien poca. En el salón llamado la Jungle Room, muestra del inefable gusto estético del cantante, se instaló el estudio en el que Elvis era reluctante a presentarse. Gordon especula con el peso de la “creciente responsabilidad” de ser Elvis. Hasta entonces, cada lanzamiento habría supuesto para él “humillación potencial” ante “millones de personas” porque, como todos los artistas, debía preguntarse: “¿Puedo hacerlo de nuevo?”. Lo había soportado. Quizá ya no. En ese momento, aventura Gordon, Elvis sabría que cada vez que entraba en el estudio de la Jungle Room estaba “extendiendo, no aliviando, la presión bajo la que había vivido su vida”.
Hasta el último aliento
Con todo, Elvis sacó adelante material suficiente para dos elepés, ‘From Elvis Presley Boulevard, Memphis, Tennessee’ (1976) y ‘Moody blue’ (1977), de los que el quinto CD ofrece 16 cortes. Fueron las de Graceland las últimas grabaciones en estudio de Elvis antes de morir en un lavabo del segundo piso de su residencia el 16 de agosto de 1977. Pero no la última grabación de Elvis. Sus conciertos en Omaha y Rapid City el 19 y el 21 de junio de 1977 fueron registrados con la intención de hacer un especial televisivo y un disco en directo. Ambos proyectos fueron aparcados debido a las bajas prestaciones del artista. Pero un mes y medio después de su fallecimiento, el 3 de octubre, vieron la luz con el título común de ‘Elvis in concert’. No era fácil ser Elvis. Tampoco una vez muerto.
Suscríbete para seguir leyendo