En el Tour no hay balones, sólo bicis. Acérquese por la sala de prensa, una especie de Naciones Unidas con periodistas de todos los países, salvo los estadounidenses, que no volvieron desde que se tacharon las siete victorias de Lance Armstrong, y nadie hablará de fútbol. De hecho, en el pequeño universo de la ronda francesa, la Eurocopa no existe; ni está ni se la espera.