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Cada día, un nuevo lío en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Esta vez, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ha resuelto anular el proceso electoral para elegir un nuevo presidente, debido a decisión de la comisión electoral que entiende contraria a derecho. La admisión de esta reclamación, solicitada por el presidente de Cenafe, Miguel Galán, provoca que Pedro Rocha ya no sea el candidato único a la presidencia del órgano y que las elecciones deban repetirse desde su convocatoria.
La resolución del TAD, adelantada por el portal Iusport y a la que ha tenido acceso este periódico, considera que la comisión electoral de la RFEF no se ajustó a derecho al inadmitir un recurso de Galán sobre la composición del censo electoral. Un tecnicismo, pues el propio TAD dio validez al censo, al considerar que todos los asambleístas conservaban su derecho a voto, que era la queja de Galán.
Es decir, aunque el TAD está de acuerdo en el fondo, en que el censo electoral de la RFEF era correcto, considera en que la forma en que la comisión electoral despachó el asunto, sin ni siquiera admitirlo a trámite para analizarlo y posteriormente rechazarlo, invalida el proceso electoral que desembocó en que Pedro Rocha fuera el único candidato que reunió los requisitos para suceder a Luis Rubiales.
El proceso debe reiniciarse
¿Qué significa esto? Que el proceso electoral de la RFEF debe reiniciarse desde el día de su convocatoria formal, el 5 de mayo. En otras palabras, si Rocha quiere aspirar a ser presidente de la RFEF tiene que volver a recoger los al menos 21 avales necesarios para erigirse como candidato. Y que se abre la puerta a que otros potenciales candidatos sí consigan ahora esos avales y puedan pugnar por la presidencia.
Una pésima noticia para Rocha, que desde la recogida masiva de avales ha visto cómo ha sido expedientado por el propio TAD por una presunta extralimitación en sus funciones y, sobre todo, ha pasado de testigo a investigado en el caso Supercopa que investiga presuntas actuaciones irregulares en el seno de la RFEF.
Rocha se consideraba a sí mismo “presidente electo” de la RFEF, pese a que todavía no lo era porque su proclamación como tal estaba impugnada, también por Galán. Por si eso fuera poco, sobre el dirigente extemeño pesa la amenaza de una suspensión temporal por parte de la comisión directiva del Consejo Superior de Deportes, como le sucede a todos los miembros de la comisión gestora que, a día de hoy, sigue gobernando la RFEF.
La intervención de la FIFA
Y el lío puede ser todavía mayor, puesto que aunque está resolución es ya firme en la vía administrativa, contra ella cabe recurso frente a la Justicia ordinaria, durante un plazo de dos meses. Si alguno de los afectados, bien la RFEF, bien el propio Rocha, activara el recurso judicial, se incrementaría la parálisis en la que vive desde hace semanas el ente federativo.
Con todo este cóctel de recursos, posibles inhabilitaciones e imputaciones judiciales, la intervención de la RFEF por parte de la FIFA, pactada con el Gobierno, parece cada vez más probable, dado el desgobierno en el que está sumida la Federación. Sin embargo, la maraña es cada vez más tupida y no hay quien sea capaz de vislumbrar una salida cercana a la crisis institucional y reputacional que padece el fútbol español. Y que aumenta a cada día que pasa.
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