Al Real Madrid se le están atragantando esta temporada los derbis madrileños. El Atlético es el único equipo que le ha puesto contra las cuerdas en todos los torneos en los que se han visto y hasta le provocó la eliminación copera. El Rayo es el otro hueso que se le ha atragantado en Liga. Si en la primera vuelta el equipo de la franja sacaba un punto del Bernabéu, en la vuelta retuvo otro en su estadio (1-1) ante un líder que terminó con diez por la expulsión de Carvajal.
Ese hogar celestial que Presa o Ayuso ven pequeño y hasta “insostenible”, cuando es la razón de ser de un equipo que se repuso al tanto tempranero de Joselu y que regaló un dulce debut a Iñigo Pérez. El Real Madrid, como ya le ha pasado esta temporada en todos sus tropiezos o amenazas de siniestro quiso ganar con el escudo y la inercia. Lo que le ha funcionado toda la vida. Pero a veces el mundo se atasca y gira en el sentido contrario.
Llevarse al Rayo de Vallecas es como pretender que un jugador se mueva sin sangre. Será una magnífica operación comercial y atenderá a todas las necesidades que se puedan creer, pero el equipo vallecano, fuera de su la atmosfera del barrio, corre un riesgo de muerte. En el estreno de Iñigo Pérez como primer entrenador y comandante franjirrojo, el público sostuvo a su equipo ante un inicio limpísimo del Real Madrid.
La resurrección de Raúl de Tomás
Entraron Lucas Vázquez, Fran García, Modric y Joselu en el once inicial. Cada uno, con su particular candidatura y problemática. El partido era una oportunidad magnífica, ante un rival convulsionado, perdido en su casa, de la que algunos quieren sacarle. Durante la primera media hora el Real Madrid ejerció de local con un 4-2-3-1 que acabó mutando con la suma de Vinicius en la presión.
El derbi parecía marchar viento en popa para los locales. Marcó Joselu muy pronto, demostrando que es un ‘9’ con convencimiento. La jugada del 0-1 fue un reflejo absoluto de lo que son los dos equipos. El tanto se inició con un mal saque de Lunin al que acompañó una peor decisión de Raúl de Tomás, titular por primera vez desde diciembre. El Real Madrid es el equipo que más penaliza los errores y convirtió una ocasión en contra en el tanto inaugural.
Joselu definió, pero la carrera y el pase de Valverde fueron fundamentales. El uruguayo es el jugador que mejor entiende un tipo de partidos donde las desconexiones se pagan caras. Como la que tuvo Camavinga poco antes de la media hora de juego. Muñiz Ruiz tuvo que ir al VAR para pitar una mano clara de Camavinga. RDT se reivindicó quitándole la pena máxima a Isi. No falló y recuperó parte de la confianza perdida. También su equipo.
Las desconexiones del Real Madrid
El Rayo, que hasta ese momento no había pisado prácticamente el campo rival, subió una marcha espoleado por los que reivindican ‘la vida pirata’ de su estadio. Ancelotti, que había arrancado muy convencido con el tramo inicial de dominio, terminó la primera parte arqueando de más sus cejas. El Real Madrid se vio superado en intensidad y rescató el mal recuerdo del partido de ida donde el Rayo sacó un punto del Bernabéu.
Lo hizo por la falta de acierto de los blancos. Esta vez, el problema era de concepto, porque los delanteros visitantes se desesperaban al ver cómo sus compañeros no encontraban la vía entre una defensa que optó por hacer más estrecho el campo. Vinicius era incapaz de hacer la guerra por su cuenta y se dedicaba a pedir calma al resto.
Mientras, Modric se miraba a las botas para saber qué le pasaba. Una pérdida suya estuvo a punto de costarle el segundo gol en contra al líder de la Liga. El Rayo se enfureció contra Muñiz Ruiz por decretar el descanso en un ataque franjirrojo. La inercia local era mucho más positiva en ese momento. Se mantuvo en el arranque de la segunda, con Tchouaméni confiándose más de la cuenta frente a Álvaro García, quien lanzó otra seria advertencia.
El punto y el Rayo se quedan en Vallecas
Se empeña Carletto en reclamar defensas pesimistas. Aquellos que siempre se ponen en lo peor. Es el único modo de evitar los fallos fáciles. La repetición de la acción de Tchouaméni con Álvaro García era clara. Un combate desigual donde el más concentrado saca partido ante un rival que es mejor y se lo cree de más.
Por eso cada vez es más importante la idea de juego y funcionan mejor los equipos de autor. El Real Madrid no lograba imponerse por el mecho de ser el Real Madrid, que es lo que sucede en la mayoría de partidos ligueros. Ancelotti decidió sacar a Kroos, el metrónomo esta temporada (tuvo una falta a su favor clarísima al poco de salir), y Rodrygo, a ver si como figura de revulsivo recuperaba la magia perdida.
El Rayo, a pesar de estrenar técnico, estaba muy bien posicionado. Había regenerado el espíritu de la resistencia. Para un entrenador debutante como Iñigo Pérez el botín de un punto contra el Real Madrid era un manjar. Entendió el navarro que el mejor modo de preservarlo era sin perderle la cara al partido, por lo que movió la flecha para arriba con los cambios. Nada de protegerse bajo el larguero. La fórmula funcionó y el punto, como Vallecas, se quedó en el barrio.
Ficha técnica:
1 – Rayo Vallecano: Dimitrievski; Balliu, Lejeune, Aridane, Espino; Óscar Valentín, Unai López (Kike Pérez, m.64); Isi (De Frutos, m.56), Trejo (Miguel Crespo, m.64), Álvaro (Camello, m.81) y Raúl de Tomás (Falcao, m.81).
1 – Real Madrid: Lunin; Lucas Vázquez (Carvajal, m.75), Tchouaméni, Nacho, Fran García; Camavinga (Kroos, m.70), Modric (Güler, m.87), Fede Valverde, Brahim (Rodrygo, m.70); Vinícius y Joselu.
Goles: 0-1, m.3: Joselu. 1-1, m.27: De Tomás de penalti.
Árbitro: Alejandro Muñiz Ruiz (Comité gallego). Amonestó a Isi (45), Balliu (45+3), De Tomás (81) y Álvaro (82) por el Rayo; y a Camavinga (61) por el Real Madrid. Expulsó a Carvajal por doble amonestación (92 y 95).
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésimo quinta jornada de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio de Vallecas ante 14.354 espectadores.