Una de las particularidades que ofrece Málaga es la gran variedad de balcones y miradores que permiten disfrutar de vistas panorámicas de la bahía y el centro de la capital al estar rodeada de pequeños montes y colinas. Entre los lugares más icónicos para disfrutar de una vista incomparable de la ciudad y su costa se encuentra el conocido mirador de Gibralfaro. Sin embargo, hay un rincón que pasa más desapercibido y ofrece una experiencia visual con el mismo encanto pero lejos de la masificación.
Situado a escasos metros del castillo, el Parador de Málaga Gibralfaro es un refugio tranquilo para sus huéspedes, pero también para quienes buscan una perspectiva de la ciudad y el mar a vista de pájaro. Una vista que abarca desde la Sierra de Mijas, al Puerto y el barrio de La Malagueta con su emblemática plaza de toros.
La accesibilidad y un ambiente tranquilo es lo que hacen especial este mirador. Mientras que el de Gibralfaro a menudo se llena de visitantes, el Parador ofrece una experiencia más íntima y relajada. Desde este punto, uno puede tomarse su tiempo para admirar el paisaje, capturar la belleza de Málaga con la cámara e incluso disfrutar de algún refresco en la terraza con vistas del hotel.
El edificio posee una arquitectura integrada con el paisaje del monte y las zonas comunes están abiertas al público, permitiendo a quienes no se alojan en él disfrutar de las vistas sin necesidad de pagar por una habitación.
La ruta hacia el Parador es en sí misma una buena experiencia en una escapada a Málaga. Se puede acceder a pie desde el centro de la ciudad, lo que permite a los visitantes disfrutar de un paseo agradable. Ya sea por el camino que conecta desde las murallas de la Alcazaba, o a través del monte por la calle Mundo Nuevo.
El esfuerzo para subir la cuesta merecerá la pena, pues una vez en el mirador, la recompensa será una imagen de postal al casco antiguo de Málaga, la Catedral, el cubo de colores del Centre Pompidou, el Paseo del Parque y el Mediterráneo.