Si no fuera porque lo ideal sería relajarse con la clasificación asegurada, se diría que están en la situación que más les gusta: Italia viviendo en el dramatismo y Croacia preparándose para un desafío. No caben las dos en los octavos de final. En Leipzig se empieza a cavar una tumba.
Italia acostumbra a solazarse en las situaciones críticas. En la agonía parece expresar su mejor versión competitiva. La transformación que pretender realizar Luciano Spalletti requiere su tiempo. Dejó claro el técnico cuál es su modelo. “Todos queremos copiar a España”, dijo tras la derrota de Gelsenkirchen, mucho más contundente en el césped que en el marcador.
Ahora, en la víspera del duelo crucial ante Croacia, el técnico da por recuperado al equipo. “El nuestro es un grupo en el que se puede confiar: he visto sus caras en el entrenamiento, hemos hablado, me ha gustado su comportamiento”, relató Spalletti. “Espero que el partido con España nos haya enseñado muchas cosas, a pesar de haberlo hecho mal y del dolor que sentimos”, confesó.
Croacia nunca aparece en los pronósticos, desestimada por la falta de palmarés y la carencia de una cualidad determinante, única. Despreciada de la terna de favoritos, se siente emplazada a batirse contra todo el mundo en contra. El reto de contravenir las previsiones es el motor que la ha conducido hasta la final y la semifinal de los dos últimos Mundiales.
Zlatko Dalic ni levanta la ceja ante el compromiso. “Hemos conseguido el resultado en otras ocasiones”, dijo, efectuando una lectura muy simple de la situación: “Es un partido decisivo, no habrá prórroga y se trata de ganar los tres puntos. Otro resultado nos envía a casa y no queremos volver a casa”.
A Italia le basta el empate para meterse como segunda, ya que siempre dejaría a Croacia por detrás. Será tercera perdiendo y tendría mínimas opciones si Albania empata o pierde con España, ya que solo conservaría esos tres puntos para optar a ser una de las cuatro mejores terceras. Las cuentas de los balcánicos son más sencillas: la victoria o la eliminación. Si empatara, sus dos raquíticos puntos carecerían de ninguna fuerza para pasar.
“No me gusta usar la palabra miedo cuando hablamos de fútbol”, terció el central Alessandro Bastoni, “puedes sentir miedo en otras situaciones distintas del fútbol”, de una hipotética eliminación. Spalletti se ha esforzado en reforzar el ánimo de grupo, emplazándolo a emplearse con energía y determinación. “Hay partidos que hacen que tu historia sea pequeña o grande y es a partir de estos desafíos que obtienes resultados importantes para tus historias”, enfatizó el técnico en los sótanos del estadio de Leipzig.
Spalletti efectuará cambios, obligado por la mala imagen de varios jugadores. “No haberlos hecho entre el primer y el segundo partido fue un error mío”, asumió. Federico Dimarco pasará una prueba por la mañana. El también interista Matteo Darmian es un gran candidato a la titularidad, sea en la izquierda o en la derecha, donde relevaría a un Di Lorenzo que las pasó canutas con Nico Williams. “Es como un hijo para mí”, aseguró del lateral. Jorginho corre peligro. “No estuvo a su nivel, pero en parte es culpa mía”.
El declive de Croacia
A Dalic le preguntaron por el declive de Croacia respecto a Qatar, donde terminó tercera. No fue tan cariñoso como su colega: “Hemos concedido más goles que entonces (cinco en Alemania, solo uno en aquella fase de grupos) y los jugadores son dos años mayores”.
Croacia, de momento tiene más multas que puntos. Dos multas por el mal comportamiento de sus aficionados y el punto del empate con Albania (2-2). La UEFA le impuso 28.000 euros por el encendido de bengalas (17.500 euros) y el lanzamiento de objetos (10.500 euros). Al menos, ha sido un tercio menor que la primera (88.000) por el lanzamiento de vasos de plástico y encender artefactos de pirotecnia.