Cuando el árbitro inglés Anthony Taylor pitó el final, Rodri se derrumbó sobre el césped. Quedó con los brazos y piernas abiertas. Y se tomó un tiempo para levantarse. Estaba agotado. El partido había sido una agonía con final feliz.
El gol de Mikel Merino contra Alemania entra a formar parte de una categoría histórica de tantos, los anotados en las segundas partes de las prórrogas por España. El primero lo anotó en la Eurocopa de 1964 Amancio en el minuto 115 de la semifinal ante Hungría y sirvió para meter a la selección española en una final que acabó ganando a la Unión Soviética. El segundo lo marcó Andrés en el legendario minuto 116 de la final del Mundial de 2010 de Sudáfrica y dio el título a España. Y el tercero lo marcaba en Stuttgart Merino en el minuto 119 para clasificar a la selección para la semifinal, derrotando a una anfitriona por primera vez en la historia de un gran torneo.
No extraña que Álvaro Morata bromeará con él al celebrarlo tras el partido parafraseando aquella celebración de Camacho del gol de Iniesta. «¡Mikel, de mi vida!», le gritaba al oído al pamplonica el delantero del Atlético. La euforia se desató en el vestuario mientras Pablo García, el fotógrafo de la Federación, hacía la foto de grupo como ganadores. Eran momentos para sacar toda la adrenalina después de lo mal que lo habían pasado los jugadores en el campo. Pero una euforia contenida, porque como advirtió el héroe Mikel Merino en zona mixta: «Somos humildes, pero aquí hemos venido a ganar la Eurocopa».
«Los peores momentos que vivimos fueron la lesión de Pedri y el gol de Alemania en el minuto 89. Fue un golpe muy duro para los jugadores y tuvimos que levantar el ánimo antes de arrancar la prórroga», confesaba Luis de la Fuente. La tensión había dejado al seleccionador agotado. Su rictus delataba lo mal que lo había pasado y toda la adrenalina que había liberado tras el pitido final. Segundos después, Dani Olmo daba más pistas: «Luis es un motivador nato y nos tiene a tope a todos».
¿Pero qué les dijo en el corro antes de iniciarse la prórroga? Según revelan a este diario testigos que estaban en el corro, el técnico soltó que el partido empezaba de cero y les pidió que olvidasen lo ocurrido. «Queremos la pelota y somos mejores. Y por encima de todo, vamos a ayudar al compañero». Esa fue su última orden. Como le gusta decir al técnico, ser equipo, de la «e» a la «o».
Los ‘soldados’ del técnico
El seleccionador cambió su ataque más exuberante con Rodri, Fabián, Pedri, Lamine, Nico y Morata, por otro en el que se alineaban los soldados de De la Fuente. España terminó con Rodri, Merino, Dani Olmo, Ferran, Oyarzabal y Joselu. El plan B al completo. Y con él ganó el partido.
«He recordado el Europeo de 2015 que ganamos con la Sub-19 con Rodri, Mikel Merino o Unai, y el título de la Sub-21 con Fabián, Olmo o Ferran… Llevamos casi diez años juntos y ellos nunca fallan y quieren seguir ganando», recalcaba.
Antes del gol, el banquillo de la selección era un manojo de nervios. Nacho había recibido un golpe y estaba tieso. Laporte se pasó toda la prórroga llevándose las manos a los riñones, y Rodri, que cuajó un partido épico, jugó la prórroga en reserva porque ante Italia sobrepasó los 5.000 minutos esta temporada. Otro de los protagonistas fue Unai Simón, que segundos antes del gol de Merino sacó una mano prodigiosa.
Cuando Merino cazó el centro, más de uno ya se estaba haciendo el cuerpo a la tanda de penaltis en el banquillo de la selección. Pero el de la Real Sociedad se quiso sumar a la lista de ilustres verdugos de la Mannschaft, junto a Maceda, Puyol o Fernando Torres. Camino de Der Öschberghof, el imponente campo de golf que sirve de campamento a los españoles en la Selva Negra, vieron la tanda de penaltis del Portugal-Francia. «¡Después de Kroos, a por Mbappé!», apuntó un jugador desde las últimas filas del autobús.
España puede ser la primera selección en ganar cuatro Eurocopas de fútbol, que, parafraseando a Gary Lineker, «es ese deporte en el que juegan once contra once y los españoles siempre ganan a los alemanes». Final feliz a un día histórico