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El destino africano que compite en playas y exotismo con el Caribe


Cabo Verde es un destino turístico que sorprende positivamente. Sigue siendo bastante desconocido para la mayoría de los españoles y su oferta pasa por playas, naturaleza, cultura, gastronomía, música, deporte y la simpatía y hospitalidad de sus gentes. Diez islas, una de ellas una reserva natural deshabitada, con una oferta turística que se adapta a los distintos tipos de viajeros, desde los que van en pareja, con amigos o en familia pasando por los mochileros o jubilados. Antigua colonia portuguesa, es probablemente el país más europeo de toda África y representa el nexo entre ambos continentes.

La isla de Sal es una de las más populares y visitadas por sus kilómetros de playas de arena blanca, buen tiempo y una temperatura del agua del mar que oscila entre los 22 y los 28 grados. Compite como destino con el Caribe una vez que además de tener aguas cristalinas se ha generalizado en los resorts la oferta de todo incluido. A su alrededor, calles tranquilas y seguras y una apuesta turística que integra las zonas locales. Sal es también un lugar idóneo para practicar deportes como surf, windsurf, kitesurf, buceo y pesca. Entre las playas más conocidas de esta isla se encuentra la de Santa María por el color azul turquesa intenso de sus aguas y por ser la menos ventosa ya que la ciudad actúa de barrera.

En esta misma isla, pero al norte, se encuentra Buracona, un parque natural de origen volcánico junto al mar con piscinas naturales y su conocida gruta, Olho Azul. Cuando el sol se refleja en el agua, parece un ojo de azul intenso. Al suroeste, la Bahía de Parda es un verdadero tesoro submarino conocido por su rica biodiversidad donde te espera un emocionante encuentro con tiburones limón. Son una especie que se desenvuelve en las aguas poco profundas de los océanos. En esta bahía tendrás a los tiburones bebés nadando alrededor de tus pies y puede que a lo lejos logres visualizar alguno ya adulto. Y otra parada recomendable antes de abandonar esta isla es en las Salinas de Pedro Lume, para flotar como si estuviésemos en el Mar Muerto. Las salinas dieron nombre a la isla ya que tuvieron un importante papel en la economía local. La zona se ha ido dotando de más infraestructuras y en sus inmediaciones es posible tomar una ducha de agua dulce.

Sal, junto con Santo Antão, São Vicente, Santa Luzia (deshabitada), São Nicolau y Boavista, son las islas de Barlovento mientras que Maio, Santiago, Fogo y Brava conforman el grupo de las islas de Sotavento. Resulta difícil decidir cuáles visitar si la estancia no es muy larga porque cada una de ellas tiene su peculiaridad. Si entre los objetivos del viaje está el de caminar o tener un contacto directo con la naturaleza, Santo Antão no deja indiferente. Es un terreno entre volcánico y tropical que cuenta con valles de incluso más de mil metros de profundidad. Entre las actividades que se pueden realizar están el senderismo, descendiendo cañones por este entorno único, y la pesca. Y sus diversas playas, recomendadas sobre todo para estos meses de verano.


Parque Natural Monte Verde, en la isla de San Vicente


B.R.

Cultura criolla

Santiago es la mayor de las islas y donde vive la mitad de la población del país. Es testigo de una larga y tumultuosa historia que ha estado marcada por periodos de colonización, rebeliones y movimientos de independencia. Además de Praia, su capital, otras zonas de interés son Tarrafal, donde hay un antiguo campo de concentración, y Cidade Velha (hasta el siglo XVIII, Ribeira Grande). En esta última, la primera capital del archipiélago, surgió el mestizaje de poblaciones de distintos continentes y de diferentes culturas. En ella nació la cultura criolla. En 2009 entró a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. En esta ciudad se encuentra la Posada de San Felipe, restaurada gracias a la Cooperación Española.


Tarrafal, antiguo campo de concentración, en la isla de Santiago


B. R.

Mindelo, capital de São Vicente, es una ciudad llena de vida cultural, de estilo colonial, con un importante número de museos y buenos lugares para escuchar música en vivo. Acoge anualmente el famoso carnaval en febrero y el festival de música en la playa en agosto. La isla tiene una zona protegida, el Parque Natural Monte Verde, desde el que se pueden contemplar maravillosas vistas de la zona costera.

Un paisaje muy singular es el que ofrece Fogo, donde se encuentra el volcán que da nombre a la isla, y que está todavía en activo. Además de los ríos de lava, las playas negras de agua azul y los valles boscosos sorprende descubrir que en estas tierras los caboverdianos han sido capaces de cultivar fruta, café e incluso vino.

La gastronomía caboverdiana tiene como plato nacional la cachupa (maíz, verdura, alubias, carne o pescado). La langosta o el filete de atún son otras de sus especialidades.



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