Un tanto de Carlos Fernández firmó el pase de la Real Sociedad a la segunda ronda de la Copa y acabó con más de una hora de incertidumbre del equipo donostiarra, que hasta entonces había sido incapaz de batir al aguerrido Buñol.
El equipo valenciano, de sexta categoría, rozó el gol en la primera parte al estrellarse en el larguero un despeje de la zaga visitante y, pese a la derrota, disfrutó del sueño de poner contra las cuerdas a un rival de Liga de Campeones.
En un repleto Tomás Berlanga de Requena, más de tres mil seguidores del Buñol desplazados desde esta localidad hicieron sentir como en casa al equipo de Luis Navarro pese al exilio de algo más de treinta kilómetros que tuvieron que afrontar por no cumplir su estadio los requisitos para esta primera ronda copera. Con todas las entradas vendidas, hubo hinchas que siguieron el encuentro desde un cercana colina e incluso subidos a pequeñas grúas.
La Real salió con solo dos de los titulares del choque del pasado fin de semana ante el Rayo, Jon Pacheco y Bernat Turrientes, y la defensa de cinco local controló sin apuros los primeros compases. La grada cantaba ‘sí se puede’ y, viéndose fuerte, el Buñol se atrevió a tener el balón y generó las primeras oportunidades. En un centro de Sabater el despeje de Urko González de Zárate se estrelló en el larguero de Marrero. La Real entendió el aviso y se hizo con el control del encuentro. No tuvo el equipo donostiarra grandes oportunidades más allá de un remate de cabeza de Sadiq que obligó al veterano Paco, de 44 años y trabajador de una empresa cárnica, a su primera parada.
Trató Imanol de agitar a su equipo tras el parón con la entrada de Carlos Fernández y Alberto Dadie, que se estrenaba en el primer equipo. El hijo del exjugador de la Real en los años ochenta Luis Fernando Dadie por la derecha y Momo Cho por la izquierda empezaron a abrir brechas en las dos líneas defensiva y acabó por llegar el tanto visitante. Tras un autopase de Cho por la banda, Dadie conectó un duro disparo desde la frontal que repelió Paco pero que remachó un atento Carlos Fernández.