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El Ayuntamiento y la Comunidad siembran de incertidumbre y desconcierto el teatro madrileño

No entendemos nada” y “es una decisión rarísima” fueron los comentarios que este jueves monopolizaron la mayor parte de las conversaciones de los corrillos en la puerta de los Teatros de Canal minutos antes de que se inaugurara la 41ª edición del Festival de Otoño, que levantó el telón con Liebestod, de Angélica Liddell. Comentarios que reflejaban el desconcierto de la profesión teatral tras la decisión de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid de elegir para la dirección del festival, en 2024, a su fundadora, Pilar de Yzaguirre, de 87 años, anunciada por el consejero de Cultura, Mariano de Paco, a través de un comunicado, el pasado lunes, tres días antes de la inauguración del certamen.

En esos corrillos también estaba su actual director, Alberto Conejero, quien sin querer entrar en valoraciones sobre su relevo sí dejó claro, a preguntas de El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, que nunca comunicó a la consejería que no quisiera continuar al frente del festival, como se ha publicado en algunos medios, y que ha pedido a la Comunidad de Madrid que se mantengan los nueve proyectos que ya están en marcha para la próxima edición. El desconcierto por la decisión de Mariano de Paco aumentó, además, al comprobar que el consejero no asistió a la inauguración del festival, como viene siendo habitual en cada edición por parte del responsable de Cultura de la Comunidad. Junto a Conejero, en las butacas de protocolo de la Sala Roja de los Teatros del Canal, tan solo se sentó Elena Ramos, directora gerente de Madrid, Cultura y Turismo.

A este movimiento de la Comunidad de Madrid, que aún no ha hecho público quién relevará a Blanca Li al frente de los Teatros del Canal, pero tampoco en qué consiste “la renovación” del teatro ni la “ampliación de sus contenidos artísticos” que De Paco anunció el mes pasado, se ha sumado esta semana la decisión de Natalia Menéndez de no renovar su contrato como directora del Teatro Español, dependiente del área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid que dirige Marta Rivera de la Cruz.

¿Las razones? Su discrepancia con el nuevo modelo que ha diseñado la delegada de Cultura, que pretende desligar del Español las Naves 11 y 10 de Matadero para crear, respectivamente, un nuevo centro de danza y otro de teatro de texto contemporáneo, cada uno de ellos con una dirección artística propia. La decisión de Menéndez se hizo pública el pasado miércoles en la presentación de la exposición con la que el Teatro Español conmemora sus 440 años de historia y a preguntas de la agencia Efe sobre si el Ayuntamiento tenía reemplazo para la directora, Rivera de la Cruz contestó que no.

Ambos movimientos en el Ayuntamiento y en la Comunidad, gobernados por el PP, dan pistas ya de una estrategia política en el ámbito teatral que sugiere más interrogantes que certezas y que ninguna de las dos administraciones ha querido explicar con detalle a este diario.

El Festival de Otoño mira al pasado y no al futuro

El pasado lunes, tres días antes del inicio del Festival de Otoño, la Comunidad de Madrid comunicó que Pilar de Yzaguirre sustituiría en 2024 a Alberto Conejero al frente de la dirección artística. El anuncio, realizado en un comunicado por el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco, explicaba que la Comunidad de Madrid celebrará el próximo año una edición especial dedicada a De Yzaguirre, cofundadora del festival en 1984, con la que conmemorar los 40 años del certamen. En declaraciones a los medios, De Paco aseguró que De Yzaguirre, que fundó el festival en 1984, representa “el prestigio y el conocimiento” logrado en todo este tiempo de “trabajo incesante e investigación” y subrayó que la Comunidad de Madrid “apuesta en todo por las vanguardias y la innovación, pero también por la necesaria importancia” de la tradición cultural y patrimonial, porque “unas no pueden entenderse sin las otras”.

Alberto Conejero, actual director del Festival de Otoño. PEDRO PUENTE HOYOS


Alberto Conejero, dramaturgo, poeta y director de escena, fue nombrado en 2020 director del certamen, por designación directa y sin concurso público, por parte de la entonces consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, actual delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. Su contrato, que expiraba cada 31 de diciembre, era renovado anualmente, de ahí que su salida no suponga ni un cese ni una destitución. El pasado mes de julio, el ayuntamiento burgalés de Briviesca, gobernado por el PP, canceló su obra El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, escrita y dirigida junto a Xavier Bobés, en torno a la figura del maestro republicano Antoni Benaiges. El dramaturgo se pronunció en redes sobre la anomalía que implicaba que le hubiera cancelado el mismo partido que le había nombrado director del Festival de Otoño: “Nadie me ha pedido claudicar de mis principios, nadie me ha exigido ningún carnet y nunca tuve injerencia alguna en mi trabajo creativo o como director artístico”.

Si en 2024 el Festival de Otoño celebrará sus 40 años, en 2023 ya celebró sus 40 ediciones. Lo hizo con “un homenaje a los hombres y mujeres que me han precedido en este cargo”, explicó Conejero en este diario, de ahí que Robert Lepage viniera en esa ocasión: “Lo trajo Pilar de Yzaguirre por primera vez, y todos recordamos su Trilogía de los Dragones en 2003, en El Álamo”.

Posible conflicto de intereses

“Me llamó Mariano de Paco hace un mes”, explicaba Pilar de Yzaguirre a este diario en una conversación telefónica el pasado martes, “y me ha dicho que haga el festival que yo quiera”. De Yzaguirre, que desde 1990 está al frente de Ysarca, su propia productora —fue la artífice del estreno en España de Incendies, de Wajdi Mouawad, y distribuye a Lepage y Wilson—, explica que no ve inconveniente alguno en programarles el año que viene en la edición del Festival de Otoño que ella va a dirigir: “No tiene nada que ver. No estaré en Ysarca, sino dirigiendo el festival. ¿Cómo no voy a llevar yo a mis tres mejores? Claro que sí”.

La empresaria teatral y una de las creadoras del Festival de Otoño, Pliar de Yzaguirre. ARCHIVO


¿No considera incompatible programar a los artistas que usted misma distribuye? “Hay una cosa clara. Lo que sé es que llevo muchísimos años trabajando con Robert (Lepage) y ya nos hemos hecho amigos y sabemos cómo trabajamos y cómo responder a los deseos del director o del ambiente que haya en la ciudad”. A preguntas de este diario sobre este posible conflicto de intereses, una portavoz de la consejería que dirige Mariano de Paco explica que “la Comunidad de Madrid, como ha hecho siempre, es la que realiza las contrataciones con las compañías de forma directa, por lo que no hay conflicto de intereses ya que no se contrata a nadie a través de ella o de su productora”.

Es cierto que ningún director del Festival de Otoño firma contratos con las compañías a título individual y que estos se formalizan a través de Madrid, Cultura y Turismo, pero también es verdad que muchos de esos contratos se gestionan con los distribuidores de los artistas, que reciben una comisión de sus clientes. Según fuentes consultadas por este diario, dentro del equipo del festival también han saltado las alarmas sobre este posible conflicto de intereses.

Matadero, de nuevo en disputa

Hasta el pasado lunes estuvieron negociando Marta Rivera de la Cruz y Natalia Menéndez la renovación de su contrato al frente de la dirección del Teatro Español. Sobre la mesa, el proyecto de la delegada de Cultura para desligar del Español las Naves 10 y 11 de Matadero y convertirlas en centros independientes de producción y exhibición dedicados, respectivamente, al teatro de texto contemporáneo —español y europeo— y a la danza. Cada uno de los centros, con direcciones artísticas propias pero, y aquí está el motivo de la discrepancia de Menéndez, con un equipo (técnicos, producción, etc) compartido para el Español y la Nave 10. El hecho de que el Español no tuviera equipo propio e independiente en este nuevo proyecto ha sido, según fuentes consultadas por este diario, la razón por la que Menéndez ha decidido renunciar a seguir dirigiendo el teatro, motivo que ni ella ni Rivera de la Cruz quisieron explicar el pasado miércoles y que escondieron tras el eufemismo “problemas de índole administrativo y burocrático”.

Natalia Menéndez (centro), con Marta Rivera de la Cruz (dcha.) en la inaguaración este miércoles de la exposición “440 Teatro Español. El más antiguo de Europa (1583-2023)”. EFE


En tiempos de Manuela Carmena en el Ayuntamiento, un sector del teatro madrileño se opuso frontalmente al proyecto de artes vivas de Mateo Feijóo en Matadero porque denunció que les estaban quitando un espacio para el teatro de texto, algo similar a lo que se plantea ahora con la propuesta de dedicar la Nave 11 a la danza. Pero no es lo único que está en el aire. Pero no es lo único que está en el aire. A Marta Rivera de la Cruz, que ha admitido no tener reemplazo para Natalia Menéndez, le queda bastante tarea pendiente las próximas semanas. Además de nombrar a los responsables de cada espacio (nadie espera que haya concurso público) y de informar del presupuesto con el que va a contar este nuevo proyecto –datos que ha solicitado este diario y que la concejalía de Cultura se ha negado a facilitar– tendrá que hacer frente a la renovación en las direcciones del resto de espacios escénicos que dependen del Ayuntamiento, muchas de las cuales finalizan en breve. El área de Cultura del Ayuntamiento tampoco ha querido facilitar información al respecto a este diario, pero he aquí la situación actual, contrastada con cada uno de los responsables de cada teatro y festival.

Laila Ripoll, directora del Teatro Fernán Gómez, cuyo contrato finaliza en diciembre, ya ha sido informada de que no continuará al frente del teatro porque Rivera de la Cruz busca “otro perfil”. Ángel Murcia, director de los Veranos de la Villa, está pendiente de la renovación de su contrato, aunque todo parece indicar que seguirá al frente del certamen. También sigue Beatriz de Torres, directora del Espacio Abierto Quinta de los Molinos, que firmó un nuevo contrato por dos años el pasado marzo, antes de las elecciones municipales y autonómicas. A Natalia Álvarez Simó, directora de Conde Duque, la concejalía le ha comunicado verbalmente su intención de que continué en la dirección, pero está a la espera de firmar dicha renovación. Y, por último, a María Folguera, directora de Teatro Circo Price, se le acaba el contrato el 31 de diciembre y desconoce, a día de hoy, si Rivera de la Cruz querrá seguir contando con ella.  



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