Tenía el Atlético completada la primera parte del trato hasta el 81. No era otra que lograr una ventaja suficiente para viajar a Alemania sin el miedo a viajar que le persigue esta temporada. Lo tenía al alcance de la mano tras un partido casi perfecto, en el que aplicó la receta de la presión para superar al Dortmund. Lo logró con dos tantos, el primero de Rodrigo de Paul y el segundo de Lino, que acabaron machacados por la réplica de Haller.
El 2-1 pero pudo ser peor de no ser por el larguero. O mejor con el aprovechamiento de las múltiples opciones locales. El caso es que lo que empezó y prosiguió como una novela de amor entre el Metropolitano terminó con un nudo en la garganta. El Atlético ganó un micropartido, el que se jugó en la primera media hora, pero perdió el del desenlace. Terminó desconcertado. Con sentimientos encontrados y un poema inacabado sin rima final.
Se tomó al pie de la letra cada palabra de la charla previa de Simeone. Discursos que valdrían para la autoayuda de cualquier ser humano con sensibilidad. El Metropolitano fue un circo romano, espadas en alto ante una bestia que salió a devorar al rival. No hizo falta llegar al segundo minuto de juego para que Griezmann pusiera en una contra majestuosa un centro para Morata de los que no se olvidan.
Lino, el torpedo de un Atlético al abordaje
Por desgracia para los rojiblancos -y para la selección española-, el ariete madrileño sufre amnesia de cara a puerta. Aunque su aporte al juego colectivo no admite debate. Lo pone todo de su parte, pero sus piernas y su cabeza van segundos por detrás del rival. Quien sí tuvo la anticipación necesaria fue Rodrigo de Paul pocos minutos después. El argentino aprovechó una mala salida de balón del Dortmund para poner el primero de una noche que pedía sangre a borbotones.
Terzic apostó por iniciar el encuentro con Emre Can incrustado entre los centrales para facilitar la salida de balón. El conjunto alemán se dedicó a vomitar el esférico. Le quemaba, le pesaba y lo que es peor, se lo regalaba a un Atlético que no paraba de sumar intentos a su favor. Lo hacía gracias a la presión efectiva y al despliegue de hombres como Lino. Cuando el carrilero se enfunda el traje de los partidos grandes es imparable.
Por eso le dolió tanto ver la amarilla en el 26 de juego después de que se le fuera largo un balón. Esto le impedirá estar en el encuentro de vuelta. Recibió la cartulina como si fuera una expulsión. El ‘Tomahawk’ del Atlético se recuperó pronto con una definición de libro tras un pase de película de Griezmann. Es increíble cómo el francés destila dulzura en un deporte que se presupone de contacto, pero donde la calidad sigue siendo frontera entre un buen jugador y una estrella como él.
El Dortmund despertó antes del descanso
El Atlético estaba ante el escenario perfecto. En media hora había construido una ventaja sobre la que sostener el encuentro. Lo numérico no era todo. Simeone estaba viendo un equipo a su imagen y semejanza, al que no le pesaba el favoritismo que ninguno de los contendientes quería llevar en uno de los cruces más igualados. El Borussia echaba de menos a Brandt (entró al inicio de la segunda parte) en la creación y las únicas grietas que encontraba era por la precipitación del Atlético, que empezó a asomar a partir de los dos de ventaja.
Se presentaba el escenario más complicado, el de la relajación posterior a las dentelladas. Para eso estaba Oblak, héroe de los octavos, quien sacó una mano dura antes del descanso para evitar la relajación. La senda por este torneo solo se construye a través de la eficacia y la dureza en la jaula. Al Atlético le vino bien parar antes de que el resplandor que asomaba por su puerta se convirtiese en un tanto para azuzar el titubeo. Simeone quería templanza, regulación y sobre todo concentración. Solo había ganado uno de los micropartidos de la serie.
Haller deja abierta la eliminatoria para el Dortmund
Tras la pausa publicitaria pasó lo esperado. El Dortmund salió contra de los vestuarios. Con Brandt en el campo, las articulaciones del cuerpo alemán mejoraron. Ya no sufría esa trombosis que le impedía pasar del centro del campo con un mínimo de sentido común. Cuando el ‘tanque’ Füllkrug empezó a percutir en la defensa rojiblanca fue sustituido por Haller. Más movilidad que obligó al Atlético a extremar las vigilancias.
El 2-0 era un resultado tan dulce como peligroso para un equipo que se hundió demasiado pronto, con media hora más el añadido por jugar. Era el momento del ‘Cholo’. Ir a por más o asegurar. Decidió retirar a Morata en lugar de Barrios. Llorente pasó a formar pareja con Griezmann en la dupla atacante, aunque en defensa el galo era el único que se descolgaba. Resistir para vivir. Esta película se la saben bien en el Metropolitano.
Con el tapiado rojiblanco no terminaron los problemas, porque el Borussia, ante la falta de efectividad de los rojiblancos, terminó golpeando al Atlético. Lo hizo con un gol de Haller que emborronó un notable partido de los ‘colchoneros’. Más allá de lo que supuso el 2-1 numéricamente, el tanto puso en evidencia la vulnerabilidad de la zaga rojiblanca. Nervios para no perder la costumbre. Sufrimiento para luchar por un pase a semifinales que se ve, pero no se toca.
Ficha técnica:
2 – Atlético de Madrid: Oblak; Molina (Saúl Ñíguez, m. 90), Witsel (Savic, m. 90), Giménez, Azpilicueta, Lino (Riquelme, m. 90); Llorente, Koke, De Paul (Correa, m. 79); Griezmann y Morata (Barrios, m. 63).
1 – Borussia Dortmund: Kobel; Ryerson, Hummels, Schlotterbeck, Maatsen; Sabitzer (Reus, m. 84), Emre Can (Ozcan, m. 84); Jadon Sancho, Nmecha (Brandt, m. 46), Adeyemi (Byone Gittens, m. 73); y Fullkrug (Haller, m. 60).
Goles: 1-0, m. 5: De Paul. 2-0, m. 32: Lino. 2-1, m. 81: Haller.
Árbitro: Marco Guida (Italia). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Lino (m. 26), Llorente (m. 28) y Giménez (m. 77) y a los visitantes Emre Can (m. 24) y Maatsen (m. 54).
Incidencias: Partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones disutado en el estadio Cívitas Metropolitano ante 68.641 espectadores.