A Dinamarca le sentó de maravilla ese empate con Serbia. Pasa como segundo clasificado del grupo metiéndose en octavos de final mientras una generación brillante de jugadores serbios se quedaban frustrados, incapaces de generar peligro. Y de hacer daño. Así terminaron de abatidos, conscientes de que no hay sitio para ellos en la elite de Europa. Ya se irán de vuelta a su casa.
Pasaban pocas cosas en Múnich. El miedo dominaba el partido. Y a los dos equipos. Había demasiada prudencia. Ni Dinamarca, que tenía un cierto control en la noche alemana, ni tampoco Serbia. Era un encuentro secuestrado y cohibido donde ningún jugador se salía del guión, tal si estuvieran encadenados a la pizarra táctica de cada seleccionador. Eriksen (m. 21) y Hojlund (m. 32) amenazaron con un par de disparos, bien repelidos por las manos seguras de Rajkovic, el experto portero serbio del Mallorca.
De nuevo, el encuentro tomó ese aire gris y plano porque el balón corría con lentitud por los pies de los futbolistas daneses. Serbia, entretanto, se limitaba a defenderse, sin pisar apenas el área rival. Terminada la primera parte con el mismo resultado con el que empezó (0-0), ni un solo disparo del equipo de Stojkovic. Tuvo Kasper Schmeichel, el meta de Dinamarca, unos 45 minutos de sosiego. Ni se manchó los guantes.
Intervinieron los técnicos en el descanso con un par de cambios en Serbia y otro en Dinamarca. Buscaban agitar el calmado paisaje del partido. Pero era más de lo mismo. Curiosamente, Tadic y Jovic, los nuevos que aparecieron en la segunda mitad, participaron en el gol anulado por fuera de juego salvando a Joachim Andersen, que se lo había marcado en propia puerta (m. 53), de un buen lío. Algo similar ocurrió en la primera parte cuando se anuló otro gol a Dinamarca, concretamente a Jonas Wind (m. 24).
Agonizaba el partido, manteniéndose el triste empate, cuando Serbia, ya eliminada, apostó por reunir todo el talento ofensivo con la aparición de Vlahovic, el delantero de la Juventus, unido a Milinkovic-Savic, quien firmó el único disparo a puerta en el tiempo añadido. Con eso queda dicho todo.