Se ha desencadenado una revuelta en los Museos Vaticanos. Textual. Cuarenta y nueve empleados de la célebre pinacoteca de los Papas han presentado una demanda colectiva contra el Gobierno del diminuto Estado. Francisco “habla de derechos, pero aquí nos tratan como mercancía”, han escrito. La razón de la rabia: quieren que se les pague más, y también reclaman mejores condiciones de trabajo. Es la primera vez.
La denuncia, hecha pública en estos días por los diarios italianos, lleva fecha del pasado 23 de abril. En ella, los trabajadores se quejan por los recortes de los últimos años. Un ejemplo, dicen, es la decisión de reducir el número de guardias de seguridad encargados de vigilar a los turistas. Por ello, añaden, quieren mejores condiciones de antigüedad, bajas por enfermedad y compensaciones por las horas extra.
La demanda ha sido redactada por una conocida abogada. Se trata de Laura Sgrò, ya involucrada en otros casos importantes que atañen al Vaticano, como el de Emanuela Orlandi, la hija de un empleado vaticano desaparecida en 1983 y cuyo crimen es uno de los mayores misterios de la Santa Sede en las últimas décadas. “Las [actuales] condiciones de trabajo atentan contra la dignidad y la salud de los trabajadores”, ha escrito la letrada.
Mala gestión
Según Sgrò, es “evidente la mala gestión, que sería aún más grave [si se probase] que es el resultado de la única lógica de obtener mayores ganancias”. Sgrò ha escrito esto en relación con las quejas de los 49 (de 700 trabajadores totales de la pinacoteca), de los cuales 47 son guardianes, uno es un restaurador del museo y otro es un trabajador de la pequeña tienda de souvenirs del recinto.
Sus quejas son diversas. Una de ellas se refiere a la supuesta ausencia de franjas horarias para las visitas de inspección que se realizan a los trabajadores cuando estos piden bajas por enfermedad. “Cuando un trabajador está enfermo […] Es necesario permanecer en casa durante todo el día”, se lee en el documento. Además de ello, “aquellos que se ocupan de sus familiares enfermos son castigados”, y “no hay ERTEs”, es decir, “no existen medidas de apoyo (a los trabajadores) en caso de crisis o períodos de desempleo total”.
Seguridad
No sería todo. “En los Museos Vaticanos pasan diariamente entre 25.000 y 30.000 personas, a pesar de que el límite máximo de ingresos está establecido en 24.000 al día”, han escrito los inconformes. De igual forma, también han expresado inquietud por el mal estado en el que estarían algunas salas (“sin aire acondicionado”), la escasez de salidas de emergencia (“apenas dos accesibles”) e incluso los detectores de metales que se estarían usando sin seguir los protocolos.
El caso ya habría llegado al despacho del cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente del gobierno estatal del Vaticano y responsable de los museos. Sin embargo, tanto Vérgez Alzaga como la oficina de prensa de la Santa Sede evitaron el lunes responder a peticiones realizadas por periodistas sobre el asunto.