El Valencia terminó la jornada 30 de la temporada 2022/23 en descenso a pesar de la victoria contra el Elche. El contexto era tan dramático que incluso con tres puntos en el bolsillo, el equipo apenas llegaba a los 30 y le tocaba esperar para salir de la zona de peligro. Un año después, también en abril, el equipo estaba pendiente de la Copa del Rey mirando de reojo a Europa. La Conference ha pasado de sueño a objetivo. Y evidentemente todo ello en el marco de un Valencia que en estos momentos no está para cotas mayores y que con Meriton se ha empequeñecido, pero la realidad es que visto lo visto cuando terminó el mercado de fichajes de verano, el curso está terminando con cierta ilusión. El responsable número uno está en el banquillo: Baraja.
El Pipo llegó sin hacer demasiado ruido. Incluso como segunda opción tras el adiós de Gattuso y ese corto periodo de Voro. Pero desde el inicio se vio lo que necesitaba ese nuevo Valencia y era no encajar con tanta facilidad. Por eso en los cuatro primeros partidos del técnico apenas se marcó un gol en cada choque y Mamardashvili fue capaz de dejar la portería a cero en dos ocasiones. No era casual sino causal. Y de ese arranque al fútbol actual de un equipo que no es excesivamente estético pero sí práctico. Sabe a lo que juega y lo que ejecuta con una confianza ciega incluso en días como el del Nuevo Los Cármenes. En Granada el equipo no salió bien y el partido fue ‘flojo’, pero este equipo sí sabe sacar rendimiento de esos días.
Ese cambio generado por Baraja ha llegado además provocado por multitud de futbolistas jóvenes y con una limpieza generada en verano en la que dijeron adiós nombres que no habían estado a la altura de las expectativas. Desde Cavani a Samu Castillejo pasando por Ilaix Moriba. El buen ambiente que se respira actualmente en el vestuario se percibe en cada victoria. En cada gol de un compañero que recibe multitud de mensajes de felicitación en redes. Y es que incluso este año el equipo se ha repuesto a situaciones como el KO de Almeida durante más tiempo del esperado, la salida de Paulista en invierno (más allá de que Mosquera ya estaba siendo el mejor central) y la grave lesión de Diakhaby que le deja fuera durante un largo tiempo. Pero el Pipo no entiende de problemas y si no llegan delanteros de dobles dígitos, él convierte a Hugo Duro en uno de los mejores ‘9’ de LaLiga. Si falta veteranía convierte a un chaval de 19 años como Mosquera en un jugador de peso y con liderazgo. Si llegan pocos fichajes le sobran para convertir a alguno de ellos, como el caso de Pepelu, en un jugador que vale por tres. En definitiva, Baraja es la piedra angular de un proyecto que no se entiende sin él.