Revulsivo: “Que provoca una reacción brusca, generalmente con efectos beneficiosos”. Aplicado a todas las circunstancias vitales y, como no, al fútbol, y este año más que nunca, a LaLiga. Los equipos se ven temporada tras temporada inmersos en un calendario aún más demencial que en la anterior, entre parones de selecciones y competiciones con sus clubes.
Las jornadas pasan y los minutos pesan en las espaldas y sobre todo, en las piernas de los futbolistas. Es entonces cuando los entrenadores despliegan desde sus banquillos un rol primario en jugadores ‘a priori’ secundarios que saltan al campo para darle al partido un giro de 180 grados y que buscan crear esa reacción brusca que sirva de desatascador cuando sobre el campo la pólvora escasea. Lo peor o lo mejor de todo es que estos revulsivos superan la media de sus principales competidores. Pero, aun así, son suplentes.
Y no solo eso, también recae sobre ellos la que es probablemente la cualidad más apreciada pero costosa en un futbolista: la versatilidad, ser capaz de adaptarse a cualquier posición, en pocos minutos y, por supuesto, con efectividad de cara a portería. El extremo hecho ‘9’ y viceversa. Una ecuación que están sabiendo resolver futbolistas como Joselu, Abdón Prats, Morales, Memphis, Álex Berenguer o Vitor Roque.
Joselu y Memphis, los superhéroes de la capital
El delantero del Real Madrid aterrizó en Valdebebas siendo consciente del papel secundario que tendría que afrontar en el equipo de Carlo Ancelotti. Con la presión de la angustiosa espera de Mbappé y la salida de Benzema, el ex del Espanyol llegó dispuesto a demostrar por qué el año pasado fue el tercer máximo goleador de LaLiga, solo por detrás de Karim y Lewandowski. Así, el que fue canterano blanco ha dejado claro que no solo relucen plazas menores, pues acumula 12 goles en 1.445 minutos. Para poner en valor estos números, se trata de una media de 0,74 goles cada 90 minutos, muy por encima de indiscutibles como Rodrygo, con los mismos goles y 2.400 minutos (0,45 cada 90 minutos).
Y no solo es importante por mejorar la media de sus competidores, sino también por lo decisivos que han sido sus tantos. Para eso salió del banquillo para empatar el 2-1 en el derbi de octavos de Copa en el Metropolitano. De ahí a la Champions, porque también sabe cumplir en las citas europeas, obrando la remontada (2-3) ante el Unión Berlin o anotando en el 94 contra el Nápoles en el Bernabéu, que tomaba distancia tras el 3-2. No exento de méritos, Joselu no se cree su rol primario ni siendo titular. Quedó patente en el Coliseum frente al Getafe. Un gol era lo que le faltaba para conseguir su primer ‘hat-trick’ con el club blanco cuando, solo ante David Soria, prefirió asistir a Vinicius, que erró ante el guardameta azulón. Por si fuera poco, el delantero, madridista de cuna y autocrítico de nacimiento, nacido de aquel proceso regeneracional del que salieron Nacho, Carvajal y Lucas Vázquez, no duda en pedir perdón a la grada del Bernabéu cuando marca tras un error previo. Más no se puede pedir.
A pocos kilómetros, en el oeste de la capital, Memphis Depay ha vuelto a darle oxígeno a sus registros goleadores, tras unos meses en coma. El neerlandés arrancó la temporada marcando dos goles en sus tres primeros partidos, pero en septiembre sufrió una lesión muscular que lo apartó del césped. Sin embargo, como revulsivo que es, Memphis se ha convertido en la chispa que enciende la llama cuando el Atlético se reduce a ceniza. Siete goles en 702 minutos, cinco de ellos en los últimos siete partidos, dando lugar a una media de casi un gol (0,9) cada 90 minutos. Y todo gracias a esa resurrección que el jugador experimentó en Copa, con un doblete contra el Lugo y otro contra el Sevilla que cimentaron una reconstrucción consolidada en LaLiga. Así, el neerlandés supera la media de Álvaro Morata, que acumula 19 goles en 2.177 minutos (0,7 cada 90 minutos)
Vitor Roque, el rugido culé
No hay mejor manera de explicar por qué le bautizaron en Brasil ‘Tigrinho’ que anotando sus primeros goles con el Barça y que estos sirvan para sumar tres puntos, precisamente tras aterrizar en un equipo que naufraga en un mar de lágrimas. Ya en su debut en el Estadio de Gran Canaria entró a falta de 12 minutos y se quedó cerca de anotar su primer gol tras un pase de Joao Félix. Dos semanas después, tras el anuncio de la dimisión de Xavi, Vitor Roque le robó a su entrenador el papel de revulsivo, entrando desde el banquillo ante Osasuna y desnivelando un nuevo insulso partido de los azulgranas, que acabó con el 1-0 para los culés.
Ya amistado con el gol, tocaba asaltar Mendizorroza e intentar dinamitar otro escueto partido que se iba con empate a uno al descanso. 18 años, 10 minutos y ganas de dejarse la piel es lo único que le faltaba a un Barça en el que a algunos les cuesta entender que Fermín, Lamine Yamal y Vitor Roque sean los únicos capaces de devolver la sonrisa a la grada en un partido en el que el brasileño anotó su primer doblete en el FC Barcelona, para reafirmar que la conducción y energía de los ‘chavales’ de Xavi son los únicos que, a día de hoy, reviven los partidos en Montjuïc. Ya son dos goles en 127 minutos. Más de un gol cada 90 minutos, frente a los 0,38 de Joao Félix, 0,53 de Lewandowski o 0,36 de Raphinha.
Berenguer ‘comanda’ al más puro estilo Morales
Cuando Iñaki Williams se marchó a la Copa África con Ghana, su hermano Nico, Sancet y Guruzeta se despidieron de su fiel aliado de contrastada jerarquía. En segunda fila, asomaba Álex Berenguer, relegado a un segundo plano desde la irrupción de Nico Williams, que se convertía en el héroe del derbi vasco, anotando los dos goles que decidían el encuentro en San Mamés. Ya había demostrado en aquel inicio de enero en Copa que su olfato goleador no se había disipado en los banquillos, anotando otro doblete en 24 minutos ante el Eldense en un encuentro en el que los alicantinos quisieron dar la campanada, pero se toparon con la robustez del revulsivo rojiblanco, ya acostumbrado a anotar de dos en dos.
Su última gran obra fue el partido del pasado miércoles en la ida de las semifinales de Copa del Rey en el Metropolitano, en el que marcó un gol de penalti e hizo olvidar la ausencia de Nico. El jugador demostró ser un sustituto de garantías de cualquiera de los Williams, por la izquierda, por la derecha y hasta de ‘9’ si Guruzeta se despistaba. La media de Berenguer arroja cinco goles en 1.059 minutos. O, lo que es lo mismo 0,42 tantos cada 90 minutos. Dos décimas por debajo, los 0,34 de Iñaki Williams, que tiene un bagaje de nueve goles en 1.904 minutos.
Al igual que su compatriota Joselu se despedía del Espanyol, Morales hacía lo propio un año antes con en el Levante. Enterrado en el banquillo durante los primeros meses de la temporada, el delantero del Villarreal se transformó tras el aterrizaje forzoso de Marcelino. ‘El Comandante’ acumula un bagaje de nueve goles esta temporada. Morales ha disparado en 19 ocasiones en el campeonato liguero, donde ha anotado en seis ocasiones, generando un promedio de 0,32 goles por cada disparo.
Nada tiene que envidiar el ‘9’ del submarino amarillo a sus compañeros titulares, pues marca casi un gol cada 90 minutos, mientras que Gerard Moreno tiene una media de 0,64 por partido. Hat-trick ante Osasuna, gol de la remontada frente al Barça en el descuento o ante el Sevilla tras el 1-0 inicial rojiblanco. Todo resumido en tres palabras: velocidad, precisión y mucha sangre fría para atender siempre a la llamada del gol.
Abdón Prats, el rey de copas
Llegaba el Mallorca a los cuartos de la Copa del Rey coqueteando con el descenso ante un Girona que también flirteaba con el liderato. Aficionado del equipo balear desde pequeño, Abdón Prats metió a su equipo en las semifinales de Copa tras un doblete que, tal y como reconocía en la previa “siempre había soñado”. Así, el delantero cuenta con una de las mejores medias de esta temporada, con 11 goles en apenas 1.344 minutos, una media de 0,7 goles cada 90 minutos.
Con Muriqi ausente por lesión en los últimos ocho partidos entre Liga y Copa, Abdón Prats se ha convertido en el máximo artillero del equipo con nueve goles, cinco en liga y cuatro en Copa, a pesar de ser suplente en LaLiga, pues solo ha sido titular en ocho partidos.
Con todo y con eso, lo más probable es que, salvo los casos de lesión de sus principales competidores, los seis sean suplentes en los próximos partidos en sus equipos, cediéndole el protagonismo a sus compañeros. No saltarán al campo en el once inicial, pero lo harán con la medalla colgada de superhéroes y, lo que es más importante, con mejor media que los titulares indiscutibles. Eternos suplentes, acaparadores de los llamados minutos basura, pero que si sabes aprovechar, se pueden convertir en minutos de gloria. Que se lo digan ellos.