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David Jiménez: ‘España está repitiendo los mismos errores que nos llevaron a la crisis’

David Jiménez ha sido corresponsal en Asia durante dos décadas y ha trabajado como reportero en más de 30 países. Sus libros han sido traducidos a diez idiomas e incluyen el superventas ‘El director’, sus memorias sobre el año que dirigió El Mundo. Ahora, David presenta una nueva y trepidante novela titulada ‘Días salvajes’, que cuenta la historia del joven millonario Bosco Zabala, un conductor kamikaze que se lleva dos vidas por delante al provocar un accidente. El periodista y escritor vuelve a la ficción con esta historia vertiginosa que retrata las luces y las sombras de la España de inicios del siglo XXI, que desafía además a las élites con una narración desgarradora y muy humana. Hablamos con David Jiménez sobre su nueva publicación.

¿Ha conocido a algún Bosco Zabala, el protagonista deDías salvajes’, en su vida?

Claro que sí, cachorros de la élite de Madrid, hijos de dinastías del dinero que viven a toda velocidad y sin límites creyendo que no tienen que pagar las consecuencias de sus actos. Me gustaba esa idea de situar a alguien que vive entre algodones, que tiene resuelta la vida y que, en un instante, todo eso cambia, tanto para él como para sus víctimas.

Cuando preparaba ‘Días salvajes’ acudió a terapias de grupo para superar el duelo. ¿La ficción siempre necesita de la realidad para que le des más peso o, en realidad, usted necesita sentirse cerca de la realidad para poder escribir sobre ella?

Creo que es una cosa muy mía al haber sido reportero durante tantos años. Una parte que me divierte al escribir novelas es la documentación, el hacer que la realidad que cuento se ajuste lo máximo posible a la verdad. De hecho, investigué accidentes kamikazes y me leí las sentencias. Me fui a un caso real muy conocido de 2013, en el que se condenó a un conductor a 13 años de cárcel y luego se le indultó. Aquello fue un escándalo en España y me inspiré en ello a la hora de tocar el tema de la impunidad de la élite de Madrid.

‘Días salvajes’, el título, alude a España de principios del siglo XXI, que fue una fiesta eufórica hasta que la crisis del 2008 nos frenó en seco. ¿Qué secuelas seguimos sufriendo de aquellos días?

Lo primero que me sorprende es que estemos repitiendo exactamente los mismos errores que en aquellos años: endeudarnos, el consumismo salvaje, pedir créditos para todo… Se parece demasiado a lo que está pasando ahora. Creo que todavía hoy una parte de la población española está pagando las consecuencias de aquellas fiestas de la época de los 2000. No hemos acabado de curarnos de la resaca de aquello y ya estamos otra vez en una nueva fiesta que terminará igual de mal. Además, los que provocaron la crisis del 2008 nunca pagaron las consecuencias, las pagaron quienes no habían hecho nada por provocarla.

¿Qué le preocupa especialmente de la España de hoy día?

La desigualdad creciente y la brecha social. Existen dos Españas que están viviendo dos realidades diferentes. Mucha gente, mientras está escuchando en las noticias que la economía va bien, que todo va estupendamente, no llegan a fin de mes o no se pueden permitir pagar una vivienda porque los precios están disparatados. Creo que esa desigualdad provoca resentimiento y es parte del motivo de la crispación política y de la polarización, además de que mucha gente busque soluciones en opciones radicales.

Invierte mucho personalmente a la hora de contar una historia. ¿Qué tiene que tener dicha historia para que te despierte esa necesidad de contarla?

Utilizo las historias para intentar descubrir los misterios de la naturaleza humana: nuestras contradicciones, nuestros miedos, qué nos hace felices… Me gusta explorar la maldad y qué nos hace cruzar esa línea para convertirnos en personas que no reconocemos. Por eso, en ‘Días salvajes’, una de las cosas que he intentado es situar a los lectores ante dilemas morales que a lo mejor nunca se han planteado; si mi hijo cometiera un terrible accidente y matara a dos personas, ¿qué haría para protegerlo? O si me hubieran quitado a mi hija en ese accidente y la justicia no reparara esa ausencia, ¿hasta qué punto estaría dispuesto a cometer un acto de venganza?

¿Importa más una exclusiva o una historia bien contada que llega al lector?

Me gusta pensar que al final, escriba lo que escriba, siempre cuento verdades: sobre las personas, el sistema, las injusticias… Por ejemplo, no me veo capaz de escribir un libro de ciencia ficción o realismo mágico porque no me despego mucho de la realidad para que el lector pueda meterse dentro de la novela y creerse que eso está pasando.

Dice que el periodismo está más corrompido hoy que la política. ¿Le da la razón entonces a Pedro Sánchez sobre el control a los medios de comunicación?

Yo estoy en contra de que el gobierno regule a los medios de comunicación. Creo que los propios periodistas tenemos que hacer un esfuerzo mayor por expulsar a aquellos que desinforman, manipulan y hacen propaganda, e intentar recuperar la confianza de nuestras audiencias demostrándoles que estamos para servir al ciudadano contando la verdad. Hay muchos periodistas que trabajan para unos intereses económicos y políticos y tenemos que evitarlo, porque eso no es periodismo.

Han pasado ya unos años de la publicación de ‘El director’, el libro con el que se enemistó con media profesión. ¿Ha recuperado ya a algunos de los amigos que perdiste o todavía hay mucho rencor?

Todavía hay muchos compañeros que no me perdonan ese libro. Para presentar y promocionar una novela que no tiene nada que ver con el periodismo como ‘Días salvajes’ me encuentro con medios que me vetan y que se niegan a que aparezca el libro en ningún sitio; todavía no me han perdonado que contara o destapara las verdades y secretos de la profesión en ‘El director’. Pero las alegrías que me ha dado son mucho mayores que los disgustos. Volvería a escribirlo una y otra vez porque sigo creyendo que ese libro es necesario. Además, después de cinco años sigue siendo un bestseller.



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