Xavi vuelve a estar en peligro. Apenas 25 días después de seducir a Joan Laporta en su domicilio particular, con la intervención decisiva de Alejandro Echevarría, que no tiene cargo alguno en el club, pero sí una enorme influencia sobre el presidente, corre serio peligro de perder su puesto una vez acabe la temporada. El dirigente está dolido con la actitud y el mensaje conformista del técnico.
Pero también, como anunció este viernes Jordi Basté en RAC-1, porque el equipo no solo no ha ganado ni un título de los cuatro por los que peleaba sino que ha entrado en una peligrosa involución en su juego, empequeñeciéndose ante el Madrid.
La vieja desconfianza -aquella puesta en escena del acuerdo de continuidad del pasado 24 de abril fue forzada- se ha reabierto con tal crudeza, que ha situado a Xavi al borde del despido, a pesar de que todavía le queda un año más de contrato. Pero Laporta ha tomado la decisión de echarlo.
¿Cuál ha sido el detonante del cambio?
El mensaje contradictorio de Xavi ha enervado al presidente. En privado, cuando Laporta aceptó que continuara, le dijo que se veía con energía para sacar un mejor rendimiento de la plantilla actual. Pero en la conferencia de prensa previa al duelo con el Almería, el técnico dijo que el Barça estaba en una situación económica tan difícil, que no podría competir contra el Madrid, cada vez más rico, en lo deportivo y en la caja, ni tampoco con los grandes clubs europeos. Eso provocó que el dirigente, alegando motivos de agenda, decidiera no viajar con el equipo hasta Andalucía, algo inusual. Y más aún porque Deco, el director deportivo que estaba de viaje, tampoco acompañó a los jugadores. Ni al técnico.
Estaba la cúpula profundamente decepcionada con la actitud exhibida por el entrenador, mientras este, tras el 0-2, admitía el “ruido” y el “revuelo” que se vivía a su alrededor, asumiendo, eso sí, que «a mí, personalmente, nadie me ha dicho nada». Era consciente Xavi de que el panorama había cambiado de tal manera en apenas unas horas que su futuro estaba bajo sospecha. La derrota en Montilivi (4-2 contra el Girona) fue el primer deseencuentro serio con el presidente, a quien no vale ni siquiera tener el segundo puesto de la Liga en la mano.
¿Por qué no se ha producido un cara a cara?
Porque Laporta no ha querido. Ya no quiso acudir a Almería en un gesto que delataba su enfado y, sobre todo, la distancia que le separa del técnico. Éste, sin embargo, quiso ayer hablar con el presidente. Pidió un cara a cara para aclarar el envenenado paisaje que se dibuja en torno a su figura. Pero Laporta eludió cualquier cita, refugiado en una conversación telefónica que mantuvieron, desvelada por Ramon Salmurri en Catalunya Ràdio.
Quería Xavi mantener lo antes posible esa conversación, pero fue emplazado a la semana que viene. O cuando acabe la Liga. Topó el entrenador con una negativa que no esperaba, sorprendido como se han ido desarrollando los acontecimientos que le acercan cada vez más a la puerta de salida. Quería atenuar el enfado del presidente o, al menos, saber exactamente las causas del mismo.
Pero halló una (no) respuesta que todavía le sorprende mucho más, convencido como estaba hasta estas últimas horas Xavi de que seguiría siendo el entrenador del Barça. Eso le deja en una situación delicada porque hoy deberá comparecer en rueda de prensa en la previa del duelo contra el Rayo en Montjuïc. Queda, por lo tanto, Xavi como la única voz, mientras las ausencias y los silencios del presidente resultan cada vez más estruendosos.
¿Qué desea ahora el entrenador?
Xavi quiere seguir. Lo dijo en abril. Y lo repitió en mayo tras ganar al Almería. «Entiendo el ruido, pero tengo mucha ilusión y muchas ganas por competir y ganar títulos con el Barça», proclamó el técnico, quien cree que una vez cambió de opinión ya no tiene sentido volver atrás. En enero dijo que se iría en junio y Laporta se lo aceptó entonces por ser quien es: “Una leyenda del club”. Aceptó el presidente esa formula inusual de una dimisión en diferido, que, en realidad, no fue tal.
No fue tal porque cuatro meses después, Xavi, a pesar de que un sector de la junta estaba en su contra, selló su continuidad en aquella cena en casa de Laporta. Horas antes de esa cita, el técnico estaba fuera del banquillo. Pero la intervención de Echevarría modificó el plan inicial. Ahora, el entrenador no se quiere mover. «No cambia nada, entiendo el revuelo. Siempre hay ruido en el entorno, pero estoy tranquilo y se lo transmito al presidente y a Deco, estamos planificando la próxima temporada», sostuvo Xavi en Almería ,aunque tal vez ni siquiera la empiece.
¿Cómo se resolvería el aspecto económico?
En enero, Xavi anunció su marcha y dejó claro que renunciaba al año de contrato que le quedaba. “El presidente y Deco sabían que si yo no continuaba no iba a cobrar un euro. Lo he dicho públicamente, creo que es muy injusto y es para dañar a mi persona”, reveló dolido el técnico el pasado 25 de abril en torno a una idea que ahora queda totalmente desfasada.
El escenario es radicalmente distinto porque si es destituido, el Barça tendría que asumir el coste de Xavi y de su numeroso ‘staff’. Se trata de unos 20 millones de euros brutos por esa temporada que tenía firmada desde que en septiembre pasado se oficializar su renovación hasta 2025. Aquellas palabras (“sabe el presidente que el dinero de mi contrato sería para el nuevo entrenador, no es un tema de dinero”, dijo entonces Xavi) perderían, tal vez, vigencia.
¿Por qué influye tanto Alejandro Echevarría?
Es la persona clave en la llegada de Xavi al Camp Nou. Sin él, no se habría podido cerrar su traslado desde Catar para suplir a Koeman, a quien Laporta despidió en un avión de vuelta de Madrid tras perder en Vallecas con el Rayo (octubre 2021).
Fue Echevarría quien desengrasó las reticiencias de la campaña electoral porque Xavi era el póster electoral de Víctor Font, el candidato derrotado por Laporta. Y es Echevarría quien tiene ahora el contacto directo con el entrenador porque el presidente ha eludido verlo, emplazándolo a la próxima semana. Intenta el excuñado de Laporta hallar un acuerdo para que el cisma no sea aún mayor.
¿Qué papel juega Deco?
De momento guarda silencio el director deportivo, la persona que debería elegir al técnico. Sea apostando por Xavi o encontrando a un entrenador que encaje en las dificultades del proyecto. Está Deco ahora mismo en Portugal por asuntos personales. De ahí, que Laporta haya citado a Xavi para la próxima semana, a la espera del retorno del ejecutivo.