Es una de las frases más repetidas del verano. Después de comer hay que esperar dos horas para bañarse porque te puede dar un corte de digestión. Los más pequeños tienen que aguardar resignados para continuar con los chapuzones en la playa o en la piscina, mientras los padres se preguntan si es verdad o es un mito que ha sido pasando de generación en generación.
El verano, una época “dañina” para la salud digestiva
El aparato digestivo es una parte fundamental de nuestro organismo, encargado de procesar alimentos y absorber los diferentes nutrientes que necesita el cuerpo para su correcto funcionamiento.
Dicho aparato sufre más enfermedades e infecciones con la llegada del calor por los siguientes motivos (entre otros):
- Cambios en la alimentación: ello aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias y enfermedades como la salmonelosis o gastroenteritis viral.
- Mayor ingesta de alimentos grasos y pescados: en verano, al igual que en Navidad, nos permitimos mayores excesos y esto puede provocar diferentes trastornos digestivos como la acidez estomacal o diarrea.
- Cambios de rutina: en verano se suelen cambiar los horarios, incluso el de la hora de comer, lo que afecta también al aparato digestivo.
- Exposición al calor: las temperaturas en España son muy cálidas y esto puede conllevar a problemas como la deshidratación o estreñimiento. La exposición al calor de los alimentos también supone un riesgo adicional, ya que puede producir diferentes intoxicaciones.
- Consumo excesivo de alcohol: puede irritar la mucosa gástrica y causar trastornos digestivos como la gastritis o la pancreatitis.
Por todos estos riesgos, es necesario estar informado por un experto para afrontar el verano con la seguridad y conocimientos que se deben tener para no dañar la salud digestiva.
Este diario ha contado con la colaboración de la doctora Dolores Gurrea, pediatra especializada en Salud Digestiva, del Hospital Valencia 9 de Octubre, para conocer de primera mano los mitos y realidades a la hora de realizar la digestión en verano.
Dos horas de digestión: ¿Qué tiene de cierto?
¿Quién no ha escuchado alguna vez a su madre decir que no te puedes bañar porque tienes que esperar dos horas para hacer la digestión? Sin duda, todo un clásico. Ahora bien, ¿es necesario tanto tiempo?
Todo ello es para evitar un posible corte de digestión, que no es más que la interrupción del proceso digestivo y que se puede dar en el agua, pero también fuera de ella.
La experta en salud digestiva explica: “es un poco mito, pero sí hay que tener precauciones. Depende de lo que se haya comido, de lo pesado que haya sido, también de la temperatura del agua… no es lo mismo que te bañes en una playa del Mediterráneo, donde el contraste será menor porque el agua estará más caliente, que si lo vas a hacer en una playa del Cantábrico. El contraste de temperaturas es muy importante“.
Dicho corte de digestión, como decíamos, también se puede dar fuera del agua, por ejemplo, con la práctica de ejercicios bruscos después de haber comido, ya que, como explica Gurrea, “si estás haciendo la digestión, hay mucho más flujo de sangre a nivel digestivo, por lo que si haces ejercicio o sufres un cambio de temperatura importante, esto puede provocar que el riego sanguíneo se vaya a otra parte de tu cuerpo para calentar la zona y, todo ello, puede derivar en un corte de digestión”.
Respetar la digestión es fundamental para todas las edades, con especial atención en las edades más tempranas y adultas, más sensibles a cualquier riesgo.
Consecuencias de un corte de digestión
- Mareos, náuseas.
- Calambres.
- Visión borrosa.
- Pitidos en los oídos.
- La más grave puede ser un desvanecimiento, que si ocurre en el agua, puede tener mayor riesgo aún.
Cómo actuar ante un corte de digestión
- Salir del agua o dejar el ejercicio físico.
- Secar y tumbar con las piernas en alto al afectado. Intentar mantener el calor corporal.
- Dieta líquida y beber mucha agua, ya que es probable que la víctima vomite o sufra diarreas.
- Reposo hasta la recuperación total.
Consejos para evitar una digestión pesada en verano
La pediatra especializada en Salud Digestiva aconseja lo siguiente para favorecer a una digestión ligera y rápida:
- Constante hidratación, sobre todo en personas de temprana y mayor edad.
- Comidas completas con proteínas e hidratos de carbono.
- No abusar de las grasas, que son más pesadas de digerir.
- Evitar comidas pesadas como los guisos.
- Comidas ligeras como frutas y verduras.
En realidad, si te apetece comerte un plato de lentejas en pleno agosto no supone ningún riesgo, pero, como la propia experta indica, debes de respetar los tiempos de la digestión, evitar ejercicios bruscos después de comer y, si te vas a bañar, debes hacerlo después de un tiempo y de forma gradual para evitar cualquier cambio de temperatura repentino.