Realmente hay pocos sitios en el mundo que puedan estar a la altura en todos los sentidos de un enclave como la ciudad andaluza de Córdoba. Y no se trata de una afirmación que se haga a la ligera, es una afirmación que se sustenta en datos, en la gran cantidad de lugares de interés con los que cuenta la ciudad cordobesa y en los diferentes reconocimientos por parte de la Unesco con los que cuenta.
Una ciudad que brilla en todas las épocas, pero que al igual que muchas ciudades andaluzas lo hace de una manera especial a lo largo de la primavera. Concretamente, el mes de mayo es único en Córdoba, momento en el que casi no cabe ni un alma en la ciudad y brotan las flores de las miles de macetas que se cuelgan en las paredes de sus patios.
Córdoba es uno de esos lugares a los que hay que volver constantemente para poder conocerlo en profundidad. Y hay que volver porque cuenta con un enorme patrimonio, cimentado a lo largo de varias épocas históricas, excepcionalmente conservado y de gran interés. Hay muchas ciudades en una, ya que se trata de un enclave que ha sido muy importante para diferentes civilizaciones que aquí se asentaron y han dejado destacadas huellas de su presencia.
El caso de Córdoba y la Unesco, la organización que depende de Naciones Unidas que se encarga de velar tanto por el patrimonio material como por el patrimonio inmaterial, es prácticamente único en el mundo. Y es que en Córdoba, en pocos kilómetros de extensión, podemos encontrar una de la lista más larga de patrimonios de la humanidad de la Unesco.
La Mezquita-Catedral, como no podía ser de otra manera, es uno de estos lugares que está señalado y protegido por la Unesco, una catalogación que en el año 1994 se extendió a todo el centro histórico que rodea este edificio. Una lista que siguió creciendo en el año 2012, cuando La Fiesta de los Patios fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial por parte de la Unesco. El broche de oro llegaba en el año 2018, cuando la Unesco decidió entregar también este distintivo a la ciudad califal de Medina Azahara, completando un cuarteto realmente complicado de encontrar en todo el mundo.
Corría el año 1984, justo hace ahora cuarenta años, cuando la Unesco decidió otorgar a la Mezquita Catedral de Córdoba la denominación de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se trata de un distintivo que busca principalmente proteger el monumento, porque realmente un edificio de estas características no necesitaba de un título de estas características para brillar con luz propia. Es uno de los monumentos más visitados de España, único en su especie y que comenzó a ser levantado en el siglo VIII. La Mezquita llegó a cubrir un área de más de 23.000 metros cuadrados, y junto a la Alhambra de Granada, es el máximo exponente del arte andalusí.
Una de las vistas más emblemáticas de la Mezquita-Catedral de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad desde el año 1984
Es todo un disfrute contemplar la Mezquita-Catedral, en la que se dan la mano diferentes estilos arquitectónicos, entre los que se pueden señalar el gótico, renacentista y el barroco. La imagen más icónica es sin lugar a dudas la del interior del edificio, con sus columnas y arcadas, pero no nos podemos dejar atrás el jardín y sus patios.
En Córdoba parece que se ha detenido el tiempo y desde siempre existe una sensibilidad muy especial con respecto a la historia de su propia ciudad y sus monumentos. Por ello, el casco histórico se ha considerado siempre un lugar muy importante, cuidando por parte de la administración local de una manera muy profunda la estética y la forma de construir. En Córdoba se ha respetado siempre el glorioso pasado de esta ciudad, razón por la cual, en el año 1994, la Unesco decidió también catalogar como Patrimonio Cultural de la Humanidad el casco histórico que rodea a la Mezquita-Catedral.
Nace así el Patrimonio Cultural de la Humanidad más extenso del mundo por el que supone un auténtico placer caminar por sus calles y perderse por el aroma de su heroica historia. Un camino en el que no pueden faltar paradas en lugares como el Alcázar de los Reyes Cristianos, el antiguo Hospital de San Sebastián, la sinagoga, la Casa de Sefarad, los Molinos del Guadalquivir o las Caballerizas Reales. Un paseo que no defraudará a los paladares más exigentes, y que nos dará la medida de esta espectacular ciudad. Por si fuera poco, aún nos quedarán otros elementos igualmente valiosos, como por el ejemplo el emblemático Puente Romano, construido en el siglo I a.C., o la Torre de la Calahorra.
La Fiesta de los Patios de Córdoba, que se celebra en el mes de mayo, es una de las fiestas más singulares de toda España
Para seguir componiendo el lienzo de una ciudad única, en 2012 la Unesco también decidió ponerse manos a la obra para proteger la emblemática y curiosa Fiesta de los Patios de Córdoba, que en este caso cuenta con la catalogación de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Cada año, a comienzos del mes de mayo, por espacio de más de diez años, los preciosos patios que se encuentran en esta ciudad, cobran vida gracias al esmerado mimo que muestran sus propietarios.
Una tradición que se articula a través de un concurso en el que se otorgan diferentes premios en función de diferentes categorías, en las que se valora la ornamentación vegetal y floral de los patios, rejas y balcones. Todos estos patios que participan en el concurso están abiertos al público para que puedan ser visitados.
El conjunto de estos elementos, a los que hay que unir por supuesto la Ciudad Califal de Medina Azahara, hacen que Córdoba sea el lugar en el que se puede visitar y sentir el Patrimonio Cultura más extenso del mundo, todo un lujo que hay que saborear y valorar en su justa medida.