La celiaquía es una enfermedad que afecta a personas predispuestas genéticamente. En ellas, el gluten presente en ciertas harinas desencadena una reacción inmunológica alterada que daña la mucosa del intestino delgado, causando la malabsorción de nutrientes.
Como nos explica la doctora Marta Tejedor, jefa del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Infanta Elena de Madrid y miembro de la FEAD, con motivo del Día Internacional del Celíaco:
- “Afecta a 1 de 100 personas en nuestro país y, aparte de que puede aparecer en cualquier momento de la vida, es crónica”.
- “Podemos decir que no es muy frecuente siempre que hablemos de los casos diagnosticados, razón por la que se la conoce como la enfermedad del iceberg”.
Cuáles son los síntomas de la celiaquía
Los síntomas de esta enfermedad son inespecíficos, siendo variables e, incluso, a veces inexistentes. La sintomatología más común es:
- Distensión abdominal
- Dolor abdominal
- Retraso del crecimiento en el caso de los niños
- Diarrea crónica
En el caso de que el daño a la mucosa intestinal sea significativo, la enfermedad cursará con déficits nutricionales. También “puede haber síntomas atípicos, como una depresión o irritabilidad y cambios en el comportamiento”, subraya la doctora.
En otros casos, en las personas que no presentan síntomas claros y evidentes sí pueden presentar un déficit de vitaminas y minerales, “entre los que la anemia ferropénica es el más común” junto con “problemas relacionados con la absorción de calcio” y, en los casos más graves, “puede haber una alteración del perfil hepático, incluso”.
La celiaquía se puede confundir con otras enfermedades
Todo esto hace que sus síntomas sean fácilmente confundibles y puedan solaparse con otras patologías entre las que se encuentran:
- Síndrome del Intestino Irritable (SII). Se trata de una patología crónica, pero benigna. Aunque los que la sufren, entre el 10 y el 15% de la población, ven muy afectada su calidad de vida. Esta patología es la segunda causa del absentismo laboral. Los especialistas en aparato digestivo dejan claro que actualmente, “no existe un tratamiento único, idóneo ni curativo para el síndrome del intestino irritable”. Tampoco productos ni terapias milagrosas.
- Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). La principal característica de esta enfermedad es la inflamación intestinal, que está “originada por factores inmunológicos, genéticos y ambientales”.
Diagnóstico de la celiaquía
El diagnóstico de la enfermedad celíaca es “relativamente sencillo” porque, en un primer momento, se basa en la realización de una prueba serológica de anticuerpos anti-transglutaminasa. Además, cabe resaltar que “estas pruebas presentan una tasa de sensibilidad y especificidad del 98%”.
Por lo que, en caso de resultar negativa “podemos descartar razonablemente padecer la enfermedad” y no se suelen realizar más pruebas porque “no es lo habitual dar negativo en el test serológico y positivo en enfermedad celíaca en otras pruebas”, no obstante, “siempre dependerá de las consideraciones del médico”, resalta la doctora Tejedor.
Por el contrario, si la prueba serológica es positiva se realizan más pruebas para su confirmación, “como es el caso de la biopsia intestinal”, aunque “con la prueba serológica ya obtenemos una primera información muy fiable”.
Además, “las ventajas que presenta es que es simple, sencilla de practicar y se puede realizar independientemente de la edad del paciente” indica.
Tratamiento: alimentos a evitar si eres celíaco
”El único tratamiento definitivo para la enfermedad celíaca es la dieta estricta exenta de gluten de por vida”. Además, aparte de esto, “es importante equilibrar la dieta con todos esos alimentos de por sí exentos de gluten como la verdura, frutas, carnes, etc.”.
Y “en el caso de alimentos procesados debemos fijarnos siempre en que el envoltorio lleve el símbolo de la espiga barrada”, ya que son los alimentos sin gluten certificados por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).
En este sentido, “debemos tener cuidado con la contaminación cruzada” y no compartir utensilios como la tostadora o las sartenes que se hayan utilizado para cocinar productos con gluten, siempre lavar los utensilios de cocina y almacenar los productos libres de gluten separados del resto.
Tanto la adherencia a la dieta como el cuidado con la contaminación cruzada “son muy importantes porque no hacer esto bien a largo plazo puede llevar a inflamaciones mantenidas del intestino y provocar consecuencias muy negativas”.