Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), alrededor de 500.000 personas en España padecen epilepsia, una enfermedad producida por una alteración en la actividad eléctrica de las neuronas de la corteza cerebral, lo que produce crisis espontáneas recurrentes.
Cada año, se diagnostican en nuestro país 20.000 nuevos casos.
Como nos explica el doctor Juan José Poza, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN, “según la localización de las neuronas en las que se produce esta alteración, podemos clasificar la epilepsia en focal, cuando afecta solo a un grupo delimitado de neuronas, o generalizada”.
Entre un 20 y un 30% de las crisis epilépticas se manifiestan en forma de:
- Convulsión con pérdida de conciencia (quizás la forma más reconocida)
- Presentar ausencias
- Falta de respuesta a estímulos
- Auras o problemas visuales
- Hormigueos o movimientos automáticos repetidos
La epilepsia es una enfermedad que no es fácilmente reconocible
Sin embargo, la heterogeneidad de los síntomas hace que, en muchas ocasiones, la epilepsia se convierta en una enfermedad que no sea fácilmente reconocible. De hecho, según estima la SEN, el retraso en el diagnóstico de esta patología puede alcanzar los 10 años. Y el número de falsos positivos escala hasta el 18%.
Las personas con epilepsia viven menos años
El primer paso para un correcto tratamiento de la epilepsia, resalta el especialista, es realizar pruebas diagnósticas a todos los pacientes sospechosos de padecer esta enfermedad, principalmente con una monitorización vídeo-EEG prolongada.
- “Solo con un correcto diagnóstico, seguimiento, y tratamiento de la enfermedad conseguiremos abordar las numerosas consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales de esta enfermedad”.
Según diversos estudios realizados en Europa, “se calcula que el 50% de los pacientes viven estigmatizados, que su expectativa de vida se ve reducida entre 2 y 10 años y que su tasa de mortalidad es 2-3 veces mayor que la de la población general”.
Y es que, “la epilepsia es una enfermedad con un alto impacto sociosanitario. Además, el 60% de los pacientes asocian otras comorbilidades como trastornos psiquiátricos, neurológicos o intelectuales”.
El 70% de los pacientes controlan sus crisis epilépticas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala además que la epilepsia es la segunda enfermedad neurológica en años de vida potencialmente perdidos o vividos con discapacidad.
No obstante, la calidad de vida de los pacientes con epilepsia está relacionada directamente con la gravedad y frecuencia de crisis, así como su respuesta al tratamiento.
En las últimas décadas, ha aumentado considerablemente el número de fármacos antiepilépticos disponibles y alrededor de un 70% de los pacientes pueden controlar sus crisis con los tratamientos disponibles. Además, aproximadamente un 5% de los pacientes con epilepsia también pueden beneficiarse del tratamiento quirúrgico.
Aún existe un alto porcentaje de pacientes farmacorresistentes que no responden adecuadamente a los tratamientos
Pero, aún existe un alto porcentaje de pacientes farmacorresistentes que no responden adecuadamente a los tratamientos.
Las crisis epilépticas son un motivo de ingreso frecuente en los servicios de Urgencias. Suponen entre el 1 y 3% del total de ingresos anuales y, de acuerdo a datos de la SEN, hasta el 20% de todas las atenciones neurológicas urgentes. Además, entre el 15% y el 35% de los pacientes que acuden a los servicios de urgencias hospitalarias por crisis epilépticas son pacientes con diagnóstico previo de epilepsia.
Epilepsia refractaria, cuando la enfermedad es resistente a los fármacos
Un 30% de los pacientes con epilepsia son resistentes a fármacos, o lo que es lo mismo, sufren epilepsia refractaria. “Eso supone que, ahora mismo, se enfrentan a una vida mucho más limitada”, señala a este portal el doctor Pablo Quiroga, neurólogo y neurofisiólogo del Hospital de Almería. Se considera epilepsia refractaria cuando no se ha conseguido un control prolongado de las crisis durante un año tras el fallo de dos medicamentos antiepilépticos.
La mayoría de estos pacientes tienen una dependencia total, con deterioro y retraso cognitivo. No obstante, aunque se pensaba que “no se podía hacer nada más por ello”, gracias a los tratamientos quirúrgicos son capaces de mejorar “notablemente” su calidad de vida, pese a que permitan controlar sus crisis epilépticas al cien por cien.
Cuándo aparece la epilepsia: también afecta a los mayores
Aunque la epilepsia puede debutar a cualquier edad, su incidencia es mayor en niños y en personas mayores de 65 años: es la enfermedad neurológica más frecuente en niños y la tercera más prevalente en adultos.
Diversos estudios realizados en Europa parecen haber evidenciado un descenso de los casos en edad infantil.
Actualmente, en España, unos 100.000 niños padecen esta enfermedad, el número de casos en personas mayores de 65 años con epilepsia va en aumento, debido al envejecimiento de la población.
La edad es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad. Entre el 25% y el 40% de los casos de epilepsia no se ha conseguido identificar la causa exacta detrás de esta enfermedad. Pero sí se han identificado otros diversos factores de riesgo, algunos de ellos modificables.
Traumatismos, tumores o problemas vasculares (como el ictus), también en aumento debido al envejecimiento poblacional, se encuentran detrás de muchos casos de epilepsia. En el caso de los niños, la aparición de esta enfermedad suele estar ligada a alteraciones del desarrollo cerebral y/o a causas genéticas.
¿Se puede evitar la epilepsia?
Las estimaciones de la Sociedad Española de Neurología indican que “un 3% de la población española padecerá epilepsia en algún momento de su vida y que al menos un 10% padecerá una crisis epiléptica”.
Pero, “alrededor de un 30% de estas cifras se podrían conseguir reducir con un control adecuado de los factores de riesgo modificables”, como subraya el doctor Juan José Poza.
- Protegerse contra los traumatismos craneales
- Controlar los factores de riesgo vascular: buena dieta, ejercicio, evitar el alcohol, tabaco…
- Seguir las pautas de vacunación
- Buena higiene para evitar infecciones cerebrales
- Llevar un correcto seguimiento del embarazo y del parto.