Las altas temperaturas que se alcanzan en verano, y más cuando estamos metidos ya en una tercera ola de calor con seis provincias en alerta naranja, afectan a nuestra salud.
Y no solo hablamos del riesgo de sufrir un golpe de calor, una emergencia médica que se produce cuando la temperatura corporal supera los 41 grados, sino que debemos tener presente que las altas temperaturas ya se ha cobrado la vida de más de 1.000 personas, según el Instituto de Salud Carlos III.
Pero también debemos tener presente cómo afectan estas olas de calor a nuestra salud mental.
Un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (Estados Unidos) señala que existe una correlación directa entre el incremento de las temperaturas y un aumento de las visitas médicas por trastornos psicológicos.
Así lo explica también a ‘Guías de Salud’ la psicóloga Eva Soto, profesora en Deusto Salud.
- “Si se tiene depresión, el estrés y la irritabilidad que producen las temperaturas extremas provocan un aumento de la sintomatología y, como consecuencia, más visitas a los especialistas”.
Además, por cada grado que aumentan las temperaturas (este fin de semana se superarán los 40 grados en varios puntos de la geografía española), crece más de un 2% la mortalidad relacionada con la salud mental.
Por eso, recalca Soto, es muy importante no descuidar el bienestar emocional pese a estar de vacaciones.
La complicada conciliación familiar, las dificultades para dormir (por las noches tropicales que se están viviendo en las últimas semanas) y el hecho de no desconectar del trabajo, pueden contribuir de forma negativa a nuestra salud.
Cómo cuidar la salud mental este verano
“Con el calor, los síntomas de los trastornos de salud mental se pueden ver agudizados”, resalta la especialista.
Sin embargo, estos pacientes no son los únicos que se ven afectados por la llegada del verano. Y es que, aunque parezca mentira, las vacaciones también pueden generar ansiedad.
Sin embargo, hay claves que comparte con este portal la psicóloga, que pueden ayudar para cuidar nuestra salud mental durante la época estival (y que se puede extrapolar a cualquier época del año).
¡Adiós a las pantallas!
Según una última encuesta, el 71% de la población revisa el teléfono móvil entre dos y cinco veces a la hora. Además, un importante porcentaje también le preocupa padecer ansiedad o estrés por el uso inadecuado de las tecnologías. Pero, la desconexión digital, y más en periodo vacacional, es uno de los temas más difíciles de gestionar.
“Lo importante es el equilibrio y la moderación y observar cómo estamos interactuando con las redes sociales: si nos están aportando o, por el contrario, son un factor perjudicial”.
- “No hace falta publicar todo lo que estamos viviendo, pero si vemos que es imposible y tenemos la necesidad de estar siempre conectados, significa que tenemos una dependencia con los dispositivos móviles”.
Una rutina, también en verano
“No se trata de marcar un horario y no llenar nuestra agenda cada día, porque estamos consiguiendo el efecto contrario: apenas se está descansando”, especifica.
En vacaciones es tan importante estar activo como tener tiempo para descansar en el tiempo libre.
- “Una sobreestimulación causada por el exceso de actividad durante las vacaciones no es recomendable, ya que en la etapa final de las mismas, la persona no ha tenido tiempo para relajarse y se siente estresada por la inminente vuelta a la rutina”.
Un “mínimo control”
Es muy habitual que durante las vacaciones todos los planes se dejen a la improvisación: sin horario para ir a la piscina o playa, para comer… Pero esta situación también repercute en nuestra salud negativamente.
La psicóloga Eva Soto recomienda “mantener las rutinas habituales” y controlar la ingesta de comidas y de alcohol así como intentar, en la medida de lo posible, seguir practicando deporte. Y, sobre todo, dormir bien. De esta forma, se reduce drásticamente la posibilidad de sufrir estrés.
Evitar las altas temperaturas
Es complicado, pero se debe permanecer en lugares frescos y estar bien hidratado cuando las temperaturas alcancen niveles más altos de los habituales. Porque, como ya se ha comentado, repercute sobre la salud física y mental: golpes de calor e irritabilidad.
Estrés posvacacional
Si se ha logrado llevar una “rutina agradable evitando, por ejemplo, comidas en exceso o una alta sociabilización”, la vuelta a la ‘realidad’ será menos dura y se esquivará el conocido como síndrome posvacacional.