El Parque del Retiro es uno de los lugares más frecuentados por turistas y locales tanto para hacer deporte, como para relajarse y evadirse del bullicio de la ciudad, pero Madrid es mucho más que su pulmón verde. En la capital existen otros jardines y parques con una belleza innegable y una dilatada historia en los que respirar aire puro, pasear y reconectar con la naturaleza. Estos son algunos de los más destacados.
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Parque del Capricho de la Alameda de Osuna
Ubicado en el distrito de Barajas, El Parque del Capricho de la Alameda de Osuna es uno de los grandes desconocidos de Madrid, así como uno de los más interesantes para visitar. Fue construido entre 1787 y 1839 bajo el encargo de la duquesa María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, protectora de artistas e intelectuales que deseaba crear un lugar de recreo para las personalidades más ilustres de la época. El jardín, que tiene una extensión de 14 hectáreas, cuyo interés viene determinado tanto por su extraordinaria calidad artística como por las numerosas obras arquitectónicas, escultóricas y pictóricas que lo embellecen, presenta tres estilos diferentes: el parterre o francés, ubicado frente a la fachada oeste del Palacio de los Duques de Osuna, el paisaje inglés y el giardino italiano, el espacio más antiguo de la finca que mezcla setos con árboles. En sus praderas y paseos se observan notables ejemplares de cipreses, tejos, cedros, robles, pinos y castaños de indias y entre sus edificaciones destacadas, conocidas como caprichos, llaman la atención, la ermita, construida como escenografía teatral, el embarcadero, construido al estilo chinesco, y la casa de la vieja, que representa el mundo rural.
Además, este parque esconde un gran secreto, el famoso búnker de la Posición de Jaca, un enclave de la Guerra Civil único en Europa por su estado de conservación que alojó el Cuartel General del ejército republicano del centro. El refugio construido alrededor de 1937 tiene 2.000 metros cuadrados, está situado a 15 metros bajo tierra y es capaz de resistir bombas de hasta 100 kilos.
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Jardines del Campo del Moro
Situados en un eje verde con más de 20 hectáreas, salvando un pronunciado desnivel que comunica el Palacio Real con las riberas del Río Manzanares, están los Jardines del Campo del Moro, declarados Monumento histórico-artístico en 1931. Su nombre se debe al intento de reconquista de Madrid por Alí Ben Yusuf en 1109 ya que su ejército acampó en este lugar, aunque no se documentó oficialmente dicho nombre hasta 1809.
La creación de este jardín histórico se le debe a Felipe II, quien compró los terrenos colindantes al Alcázar para convertirlos en la zona de ocio de la Corte en Madrid, pero fue en el reinado de Isabel II cuando se acometió la construcción de los jardines por parte de Narciso Pascual y Colomer, proyecto del que permanece el trazado de las principales avenidas rectilíneas y las fuentes de las Conchas, obra de Felipe de Castro y Manuel Álvarez trasladada desde el Palacio del Infante don Luis en Boadilla del Monte, y la de los Tritones, una obra italiana del siglo XVI procedente del jardín de la Isleta en Aranjuez. Debido al deterioro que sufrió tras la revolución de 1868 se reformó completamente, durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo, según el diseño del jardinero Ramón Oliva que seguía las corrientes paisajísticas y románticas de la época. Aquí se pueden ver ejemplares de árboles muy longevos, como el pinus halepensis del Paseo de Damas, con más de 30 metros de altura.
Estos jardines se pueden visitar de forma gratuita de 10 a 18 horas de octubre a marzo y de 10 a 20 horas de abril a septiembre.
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Jardín del Museo de Ciencias Naturales
Construidos en 1887 y diseñados por Celedonio Rodrigáñez, director de Parques y Jardines del Ayuntamiento de aquella época, estos jardines rodeaban el Palacio de la Industria y Bellas Artes, edificio que actualmente acoge el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Hoy día, está dividido en dos espacios: el denominado por el Ayuntamiento como Jardín de las Bellas Artes, el cual alberga el monumento a la Constitución y otro en memoria de Isabel la Católica trasladado desde el centro del Paseo de la Castellana en 1959, y, por otro lado, el del MNCN, el cual fue remodelado en 2008 para dotarle de una amplia representación de la flora que podemos encontrar en la comunidad.
Los diferentes ecosistemas que integran el Bosque Mediterráneo están recreados en cinco módulos: el Jardín de las Rocas, que presenta rocas representativas de cada región, las Calizas, que alberga comunidades de plantas calcícolas de la parte este de la provincia, la Montaña, que ubicada en la parte alta acoge piornales y pinares albares, los Yesos, donde se pueden ver plantas del sureste como el pítano, la efedra o la nébeda, y La zona de transición donde están el arconocal, el quijar y las fresnedas. El visitante podrá adentrarse en estos núcleos que incluyen un amplio contenido educativo a través de las diferentes rutas establecidas.
Hay árboles no autóctonos que se conservan por razones botánicas, ornamentales o históricas, como el cedro del Atlas, el ginkgo, el pitósporo, la fortinia o la acacia del Japón.
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Jardines de los Palacios de la Finca Vista Alegre
En el corazón del barrio de Vista Alegre, en Carabanchel, están estos jardines declarados Bien de Interés Cultural en 2018. Esta finca conocida como ‘Los Carabancheles’ fue uno de los lugares de recreo favoritos de la alta burguesía y nobleza madrileña en el siglo XVIII, momento en el que María Cristina de Borbón adquirió el terreno y lo adecentó reformando los edificios existentes, construyendo otros nuevos y plantando 20.000 árboles y arbustos.
Este conjunto monumental se compone de diferentes construcciones, como el Baño de la Reina, una pieza circular con escalones concéntricos, el Palacio Viejo, en torno al cual se fundó la finca, o la Casa de Bella Vista, actual Centro de Educación de Personas Adultas Vista Alegre, así como de jardines de sombra, geométricos, de plantas exóticas y de propósito ornamental o rústico de carácter productivo, entre los que destaca el Jardín Plaza de las Estatuas, de estilo romántico con trazados sinuoso y esculturas realizadas en mármol que representaban varias deidades clásicas de las que solo se conservan sus pedestales. El jardín paisajista romántico se concibe como una serie de escenas de naturaleza casi pictórica enlazadas entre sí a través de itinerarios en los que se juega con los efectos de luces, sombras y colores que van variando a lo largo del ciclo anual.
Estos jardines, que acogen un impresionante cedro incluido en el catálogo regional de la Comunidad de Madrid como árbol singular por su tamaño y antigüedad, se pueden visitar desde mayo de 2021 y la entrada a es libre y gratuita.
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Parque Quinta de los Molinos
Considerado como uno de los parques más secretos de la ciudad, la Quinta de los Molinos se ubica en el barrio de El Salvador, en el distrito de San Blas, junto al metro de Suanzes. Con una extensión de 21,5 hectáreas, este espacio verde tiene su origen en una finca de recreo rústica urbana con zonas de explotación agrícola y un marcado carácter mediterráneo, propiedad del conde de Torre Arias.
En este parque dividido en dos zonas claramente diferenciadas: la norte con estilo romántico paisajista donde se encuentra un palacete de comienzos del siglo XX y la sur de carácter agrícola, existen una gran cantidad de especies de árboles como olivos, pinos o eucaliptos, pero los que más llaman la atención son sus almendros que florecen en febrero o marzo ofreciendo un fantástico espectáculo.
Aquí se encuentra el Espacio Abierto Quinta de los Molinos, un centro cultural dedicado exclusivamente a la infancia y la adolescencia que cuenta con una amplia programación de actividades que van desde la danza y el teatro, hasta talleres de artes plásticas, de lectura o de medio ambiente.