El precio del aceite de oliva se mantiene al alza en los supermercados españoles. Aún hoy podemos ver garrafas de aceite con alarmas. Y es que, se trata de un producto que se ha encarecido un 176% en comparación con los dos últimos años, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Esta situación económica ha llevado que muchas familias hayan prescindido del ‘oro’ líquido por otros aceites (que también son saludables), pero que tienen un precio inferior en los lineales de los hipermercados.
Otras medidas que se han tomado es la de reusar más veces el aceite para freír, lo que tiene consecuencias directas sobre nuestra salud.
Un nuevo estudio, que fue presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular, y que se publicará en la revista Journal of Biological Chemistry, ha demostrado que el consumo frecuente de aceite reusado aumenta el riesgo de daño cerebral. Los científicos explican que puede incrementar la neurodegeneración.
Mayor estrés oxidativo e inflamación en el hígado
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron cinco grupos diferentes de ratas, a los que se alimentó con aceite de girasol y sésamo sin reusar o recalentado.
Este patrón alimenticio, en el que también incluyó ratas a las que no se les modificó su dieta, se mantuvo durante 30 días. Y los resultados fueron los siguientes:
Aquellas ratas que fueron alimentadas con aceites vegetales reusados tenían un mayor estrés oxidativo y también una mayor inflamación en los tejidos hepáticos. Los científicos también comprobaron cómo se había producido un daño en el colon, con niveles alterados de endotoxinas y lipopolisacáridos.
Kathiseran Shanmugam, profesora asociada de la Universidad Central de Tamil Nadu en Thiruvarus (India) y directora del equipo de investigación, explica que “freír a altas temperaturas se ha relacionado con varios trastornos metabólicos, pero no se han realizado investigaciones a largo plazo sobre la influencia de su consumo y los efectos perjudiciales para la salud”.
Esta práctica, que es tan común en los hogares como en los restaurantes, elimina mucho de los antioxidantes naturales y los beneficios que tienen los aceites en nuestra salud. Además, el aceite recalentado puede contener componentes nocivos como la acrilamida, grasas trans, peróxidos y compuestos polares.
¿Qué es la acrilamida?
La Acrilamida se puede formar espontáneamente al calentar determinados alimentos (patatas y otros alimentos ricos en hidratos de carbono) durante ciertas prácticas culinarias como la fritura, el tostado y el horneado a temperaturas superiores a los 120 °C. Factores claves en su formación son el tipo y cantidad de hidratos de carbono presentes (azúcares reductores), los niveles de asparagina, las altas temperaturas, etc. La acrilamida está clasificada por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de Lyon (IARC) en el grupo 2 A: Agente probablemente cancerígeno para humanos.
¿Reusar aceite puede provocar alzhéimer o párkinson?
No obstante, aún se necesitan más estudios para saber el papel que juega el aceite reusado en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson, que afectan a millones de españoles. Y también en otras afecciones como la ansiedad, la depresión y la neuroinflamación.
Los científicos también quieren explorar más vías: cómo la suplementación con ácidos grasos omega-3 y nutracéuticos como la curcumina y el orizanol podría ser útil para reducir la inflamación del hígado y la neurodegeneración.