“Ahora soy un psicópata, prepotente, chulo, cabrón y peligroso”. Lo avisa Chimo Bayo, tal vez el DJ más icónico de la historia de España. El símbolo de la Ruta del Bakalao valenciana de los 80-90, que ahora ha cambiado los platos por las cámaras. Debuta en el cine metiéndose en la piel de un narcotraficante descerebrado que es, según cuenta en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, la antítesis del Chimo Bayo real.
“Con lo entrañable que soy yo, ¿verdad?, que tengo fans hasta de 2 años de edad. Pues ahora me he convertido en un mafioso chungo y peligroso que, cuando te lo encuentras, no sabes si vas a salir vivo. Pero en realidad estoy muy contento, porque es la primera vez en mi vida que interpreto a un personaje que no es Chimo Bayo”, explica el valenciano, que se estrena en la gran pantalla a sus 62 años.
Lo hace con la película ‘Quan no acaba la nit’ (‘Cuando no acaba la noche’). Un largometraje con sello 100% levantino. Director valenciano, actores valencianos y ambientado en lugares emblemáticos de la época, como el barrio del Cabanyal o las discotecas Spook o Masia. Cuenta con el apoyo del Institut Valencià de Cultura y ya ha pasado por la sección oficial de varios festivales locales, como Alicante y Elche.
Los protagonistas del largometraje son Sergio Castillo, Roberto Hoyo, Álex Monterde, Álex Peral y Martín Doménech, jovencísimos actores que no habían nacido (o estaban en pañales) cuando la famosa Ruta del Bakalao estaba en auge. E interpretan a un grupo de amigos de la capital del Turia que se adentran en la denominada ‘Movida Valenciana’ y acaban metidos en líos con un delincuente llamado ‘El Holandés’, que interpreta Chimo Bayo. El único del elenco de actores que vivió aquella etapa.
Debutantes
“Mi novia ha acabado un poco hasta las narices de mí, porque me he metido mucho en el papel y he acabado yendo por casa haciendo de ‘El Holandés’ a todas horas”, confiesa un eufórico Chimo Bayo. Reconoce que “tenía tantas ganas de hacer la película, que cuando me la propusieron, me tuve que informar de lo que cobra un actor. Pero luego les dije que sí, que la iba a hacer aunque no me pagasen, porque me apetecía mucho”.
No es el único que debuta. Cuenta Martín Doménech que él y Sergio Castillo (que además son compañeros de piso) cuentan que acaban de terminar su formación de arte dramático y este es su primer largometraje profesional. Actores jovencísimos que han tenido que enfrentarse a elementos de otras épocas: “Lo que más le costó a Sergio fue conducir el Citröen 2CV de la época. Que en lugar de dirección asistida parece que tiene dirección resistida”, explica a este diario.
También será la primera incursión en el mundo de la ficción parta el director, Óscar Montón. Una de las personas que más ha documentado aquella Valencia de la fiesta perpetua. En 2008 dirigió el documental ‘72 Horas…Y València fue la ciudad’ (2008). Ahora se atreve con este largometraje de ficción, producido por Eme Eme Producciones y Dacsa Produccions que acaba de ser presentado en la librería Ocho y Medio de Madrid.
Coches reventando
“A mí me flipó que el director se llamase Óscar Montón. “¿Un montón de Óscars vamos a ganar? Con que ganemos uno ya es suficiente”, le dije cuando empezamos”, le vacila Chimo Bayo, para quien la experiencia le ha resultado tan gratificante, que “ahora busco manager para próximas películas, porque me gustaría seguir haciendo cine”.
La película se rodó en escenarios emblemáticos de Valencia. No solamente en las discotecas donde se desarrolla la acción, sino en lugares como el puerto de Valencia, donde “reventó el Volkswagen Golf GTI de 1987 que me compré para la película, que se desarrolla en 1986. Aguantó hasta la última escena en el puerto, cuando le reventó un manguito del motor y se lió una humareda importante“, recuerda el director Óscar Montón. El Citröen 2CV que conducen los protagonistas también dijo basta en las últimas escenas.
La película dibuja aquella Valencia de finales de los 80 y principios de los 90. Uno de los principales polos contraculturales de Europa, en la que se fijaban ciudades como Berlín o Londres. Una ciudad que no dormía, gracias a un vacío legal que les permitía abrir a cualquier hora del día o la noche, siempre y cuando dejasen media hora para limpiar la sala entre el cierre de una sesión y el inicio de otra. “Yo me acuerdo de haber hecho yo de personal de limpieza y haber barrido personalmente el suelo de la sala Spook para reabrir cuanto antes”, recuerda ahora Chimo Bayo.
Un movimiento que en el imaginario colectivo ha quedado unida a una serie de clichés (drogas sintéticas, música electrónica machacona, violencia), pero que, en su momento, fue referente de la escena musical europea. Y pionera en incorporar una serie de rasgos, como convertir al DJ en protagonista de la fiesta, o sesiones matinales de discoteca en las que la gente, en lugar de trasnochar, madrugaba para poder asistir.
Muy profesional
Respecto al rodaje, cuenta Chimo Bayo que se lo tomó tan en serio “que no quise saber los nombres reales de los protagonistas. Cuando nos conocimos, los chavales empezaron a hablar conmigo, a intimar. Y yo les dije que sólo quería saber los nombres de sus personajes, y que ya nos haríamos vídeos y fotos cuando acabásemos de rodar”.
Los protagonistas, por su parte, han tenido que hacer un encomiable esfuerzo de documentación y mutación para meterse en un papel que, generacionalmente, no les corresponde. Son chicos de la Generación Z interpretando a papeles de la Generación X o incluso de ‘boomers’.
“Yo la Ruta no la viví porque nací en el año 2000. Pero la conozco por mi padre que, además, montó alguna discoteca en aquella época y me explica que fue una época maravillosa. La Ruta se demonizó, pero aquel movimiento cultural, con la mezcalina como sustancia y con las principales ciudades mirando a Valencia porque se estaban hasciendo cosas que no se habían hecho antes en ninguna otra parte, fue algo único”, cuenta el actor Álex Peral.
Chimo Bayo, por su parte, regatea como siempre. A la pregunta de si reconoce en esa película a la Valencia que él vivió, o si conoció a algún ‘Holandés’ como el turbio personaje al que interpreta, recorta y sale: “Yo es que viví la Ruta, pero no me acuerdo. Yo me metía en la cabina y, como los auriculares iban aún con cables, no dejaba a nadie que entrase para que no me estropeasen la sesión”.
El largometraje se estrenará oficialmente el próximo 27 de octubre en Valencia, pero ya hay programadas proyecciones en varias ciudades del Levante español, como Castellón, Elche, Gandia, Sagunto o Burjassot. Y se está negociando le presentación en una sala de Madrid. Chimo Bayo aún no la ha visto. Quiere hacerlo acompañado de los suyos. Los que sí que la han visto adelantan que, por su originalidad y la frescura de este grupo de actores debutantes, tiene todos los números para convertirse en la sensación cinematográfica nacional de este año.