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Charly López, único fotógrafo oficial del Dakar: “Los pilotos están hechos de otra pasta”

La jornada ha sido dura y, una vez más, a Charly López, el único fotógrafo oficial del Rally Dakar, que viaja en el helicóptero del director de carrera, el francés David Castera, se le ha hecho muy tarde. Lleva un par de horas editando las más de 800 fotografías que ha tomado solamente en un día y ya ha dado la media noche. Apenas cinco horas de sueño le separan de una nueva sesión de trabajo que comienza con el amanecer y que finaliza unas 14 horas después durante un total de dos semanas seguidas. “Intento mantenerme en forma para vivir esta aventura y para poder aguantar el ritmo de trabajo que llevo durante todo el año”, confiesa. “Es agotador estar casi continuamente de viaje y este es el evento más duro de la temporada, así que procuro desconectar lo más posible durante las semanas previas y así llegar lo más fresco y motivado posible para realizar el trabajo”.

Este asturiano de Pola de Siero acaba de cumplir 30 años y es uno de los fotógrafos deportivos más cotizados y reconocidos del panorama internacional. Además del Dakar también cubre eventos de la talla del Tour de Francia, la Vuelta Ciclista a España y el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Recién aterrizado del país saudita narra su emocionante aventura. “Este año he vivido el Dakar de una manera muy intensa ya que, además de mi habitual trabajo fotográfico, he tenido que entregar trabajos de vídeo destinados a redes sociales”, confiesa Charly, sonriente, pero exhausto.

Esta vez ha podido comerse las uvas en casa después de seis años sin hacerlo, ya que el rally ha comenzado algunos días más tarde de lo habitual. Además, ha constatado cómo la carrera está definitivamente asentada en Arabia Saudí y “cada año se puede ver a más y más gente local que se acerca a presenciar la prueba”. Afortunadamente, cada vez existe una mayor afición al deporte del motor en el país e incluso en esta edición se produjo un momento tan curioso como extravagante: “Estábamos en la salida de la séptima etapa y un grupo de mujeres árabes se acercaron a ver qué ocurría. Cuando se percataron de que se trataba del Dakar no pararon de hacer fotos e ¡incluso se tomaron selfis con muchos de los pilotos!”.

Una fotografia de Charly López en el rally Dakar. Charly López


Pero a Charly López lo que no deja de sorprenderle es la capacidad de los profesionales de seguir adelante, aunque tengan cualquier problema durante las pruebas. “Están hechos de otra pasta”, enfatiza el fotógrafo. El calor, los problemas mecánicos, las enfermedades, todo es susceptible de convertirse en un tremendo contratiempo que termine por desembocar en abandono. Y después de meses de preparación es siempre lo más terrible de afrontar para los participantes e incluso para el propio poleso. “Lo más complicado para mí es fotografiar a algún participante que tiene que abandonar la prueba (normalmente por motivos mecánicos). Especialmente cuando conozco a esa persona y sé lo difícil que es llegar a competir en esta carrera. Este año me tocó ver cómo el piloto y amigo Lorenzo Santolino tuvo que abandonar por un problema con la moto en la segunda etapa y eso se hace muy duro”.

Son seis años los que López lleva trabajando para el Dakar junto a más de 60 compañeros acreditados. Seis años de constantes idas y venidas y de miles de fotos realizadas. Pero todo este tiempo también le ha servido para entablar amistades, compartir sueños y enfrentarse a dificultades de modo conjunto pues todos, confiesa, “somos una gran familia que se mueve durante casi tres semanas junta” y eso es lo que de verdad le tiene enganchado a esta locura. “Guardo muy buena relación con muchos de los pilotos. Especialmente, con todos los españoles que repetimos cada año. El ambiente es extraordinario, muy muy limpio y de una gran solidaridad en general”.

Charly López, cámara en mano, sobrevuela desde el helicóptero Delta durante horas la inmensidad de los parajes desérticos que cubren las distintas etapas de una carrera tan dura como emocionante. Cientos de kilómetros que pueden resultar trampas mortales entre los que ha de buscar la mejor y más impresionante perspectiva. “Precisamente lo que más me llama la atención son los contratiempos que sufren los participantes. Son momentos emotivos, llenos de adrenalina que me gusta fotografiar. Pilotos intentando arreglar su moto, coches atascados en las dunas… y, por supuesto, la increíble naturaleza que se abre inmensa ante nosotros”, cuenta mientras sonríe recordando lo vivido hace apenas unos pocos días. Y ya espera con ilusión volver a Arabia Saudí el próximo año y poder seguir narrando la historia de esta singular carrera a través de sus fotografías, con la emoción de quien mantiene intactas sus ansias de aventura. 



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